Servindi, 26 de diciembre, 2022.- El poema “Salutación” de Juan Gonzalo Rose Gros no podría ser más oportuno para interpretar el momento actual.
Para las nuevas generaciones, que quizás no lo conozcan, Gonzalo Rose es un entrañable poeta, compositor y periodista peruano que le cantó a la justicia social y al amor.
Nació en Barrios Altos, en Lima, pero vivió su niñez y adolescencia en Tacna, con la cual siempre se identificó y solía decir que era tacneño.
Considerado uno de los máximos exponentes de la generación del 50 también escribió obras de teatro y tuvo éxito escribiendo las letras de valses criollo interpretadas por diversos cantantes como Manuel Acosta Ojeda, Tania Libertad y Lucha Reyes.
Entre sus temas se encuentran los valses criollos «Pescador de luz», «Si un rosal se muere» y «Tu voz».
En 1945 ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y empezó su militancia política en el aprismo, pero se alejó de este partido y decidió entonces ingresar a la Juventud Comunista.
Por su oposición a la dictadura de Manuel A. Odría, en 1950 fue desterrado a México, donde colaboró en Humanismo y otras publicaciones literarias.
Retornó al Perú en noviembre de 1956, beneficiado por una amnistía facilitada por el cambio de gobierno. Se dedicó entonces al periodismo y colaborar en la revista Caretas.
De espíritu inquieto, recorrió varios países de América y Europa entre 1963 y 1965, impulsado por su interés de observar las realidades humanas y culturales.
De vuelta al Perú, se consagró a la promoción publicitaria y a componer letras de canciones, que ganaron varios concursos nacionales y se convirtieron en temas populares a través de la voz de reconocidos intérpretes.
En sus últimos años, pasó por fuertes depresiones anímicas y se entregó a la bebida y a la vida bohemia. El alcoholismo le provocó una cirrosis que a su vez le acarreó una bronconeumonía, que fue finalmente la causa de su fallecimiento, en 1983.
“Solitario, escéptico, marginal, Rose fue hasta 1983, año de su muerte, la imagen que el pueblo tenía del poeta, como Martín Adán en otros años” escribe el crítico literario Marco Martos..
Salutación
Por Juan Gonzalo Rose
Año nuevo en la sangre de los asesinados.
Año nuevo en la sala de torturas
y en el ojo del hombre prisionero
donde un tiempo sin sol hace su nido.
Año nuevo en la mesa del tirano
y en la percha vacía del destierro.
Año nuevo en la madre y en el hijo
separados tan sólo por un puente.
No tienen año nuevo los pueblos como el mío:
será nuevo paisaje, pero la misma ausencia;
será pañuelo nuevo, pero la misma lágrima;
será nueva mortaja, pero distinta muerte.
Pero violo el contrato con mi alma
y créceme en el pecho un abrazo tremendo:
feliz año, arbolito de mi calle,
feliz año, baúles de mi casa...
Que tenga feliz año
la sombra ya sentada de papá,
los sueños nacionales,
las gaviotas y el mar.
Feliz año, dolor,
rabia del pueblo,
odio del justo,
cólera del santo;
feliz año, fusil:
enséñame a cantar los años nuevos.
Del libro: “Canto desde lejos”, México, 1957.
Gastronomía
Para comerse un hombre en el Perú
hay que sacarle antes las espinas,
las visceras heridas,
los residuos de llanto y de tabaco.
Purificarlo a fuego lento,
cortarlo a pedacitos
y servirlo en la mesa con los ojos cerrados,
mientras se va pensando
que nuestro buen gobierno nos protege.
Luego:
afirmar que los poetas exageran.
Y como buen final:
tomarse un trago.
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