Por Roger Tunque
MIRevista Cultural, 24 de enero, 2020.- Bikut Toribio Sanchium, joven escritor awajún, acaba de presentar su poemario “Retorno a la nada”. Se trata de una obra poética que reúne pasajes de la vida personal del autor a través de dos grandes episodios: “Del amor de algún tiempo” y “El silencio a gritos”. Consciente de los problemas que enfrenta la humanidad, a través de sus escritos, Toribio también pone en debate el tema de la deforestación, el machismo, los prejuicios sociales y la batalla de un pueblo por buscar sacudirse de la opresión que pretende apoderarse de la vida natural desde una visión occidental.
El poemario fue presentado el 9 de abril en la Casa de la Literatura Peruana y contó con los comentarios del escritor, poeta y periodista especialista en la Amazonía peruana, Roger Rumrrill, y del crítico cultural y literario, investigador interdisciplinario y docente universitario, Arturo Sulca Muñoz.
“Yo me imagino que un reto para cualquier joven awajún presentar un libro”, resaltó Rumrrill. Asimismo, el especialista amazónico hizo referencia al origen mitológico del nombre del joven autor. Así, Rumrrill sostiene que Bikut, de acuerdo con la cosmología awajún, significa “sabio”. “Es un pensador que ha elaborado las normas, las leyes que gobiernan nuestra cultura. Es un reto llamarse Bikut”, reflexiona.
Sobre el libro, Rumrrill afirma que, en un primer momento pensó que, por el título, se trataba de un texto nihilista, que “negaba todo”. “Es un título realmente provocador. ¿A dónde conduce? A nada. Sin embargo, es un libro que inaugura una poesía de la interculturalidad”, refiere. Del mismo modo, el especialista agrega que “Retorno a la nada” es un retorno al pasado, pero un “un pasado doloroso. Al pasado de la infancia, al pasado del olvido, al racismo, al círculo vicioso”.
“Es un poemario que es reflejo de la desculturización de los pueblos indígenas en la actualidad. Para escribir este libro, el autor se ha ‘desnudado’. En el poemario está su alma”, acota.
Roger Rumrrill afirma que aunque en el poemario no hay ninguna alusión a la lengua awajún o wampis, salvo a algunos dioses portadores de las buenas noticias como el picaflor (jempue) o la paloma (Yámpits), la interculturalidad está presente en el dolor, la exasperación ya que, Bikut escribe es español, pero “su pensamiento, su sentir, su secreto está hurgando en una realidad absolutamente dolorosa”.
“Es un libro muy crítico, es un poemario desgarrador que busca una respuesta a la crisis de los pueblos indígenas, a la crisis de la cultura peruana, la crisis que vive este país”, sostiene.
Por su parte, Arturo Sulca resaltó que “los poemas de la primera parte del libro, antes que con un sentimiento de amor, tienen que ver con el lazo con el otro. Con un intento de sostener algún tipo de vínculo con el otro. Eso que denominamos amor es, en el fondo, una suerte de relación posible e imposible con el otro”.
“En la segunda parte, en ‘El silencio a gritos’, viene un poco más de lo relativo al título del libro porque de manera insistente aparece la muerte, evidentemente como una marca del tiempo. Hay una tensión con respecto al tiempo. Por un lado, el tiempo haciéndonos recordar a los humanos siempre que somos mortales”, resalta Sulca.
Asimismo, el crítico literario sostiene que el poemario finaliza con una interpelación a los lectores en un intento de encausar los caminos para alcanzar los ideales utópicos que fundan la Modernidad: libertad, igualdad, fraternidad.
Por su parte, el joven poeta dedicó el momento para recordar y agradecer a las personas que le ayudaron a lograr su sueño de escritor.
“Ha sido un camino largo, arduo, duro y lleno de sacrificio y perseverancia. Ha sido el más hermoso mundo que he vivido. Y claro, lo hermoso también está lleno de lágrimas”, contó emocionado.
Dato:
De acuerdo con el Censo Nacional 2017 del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 25 por ciento de la población peruana se autoidentificó como Quechua, Aimara, Shawi, Ashaninka, Awajun, Shipibo Konibo, indígena de la Amazonía o parte de otro pueblo indígena u originario. De ellos, el 0,2 por ciento (cerca de 38000 personas) se identificó como awajún.
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