Servindi, 22 de enero, 2016.- El súper ciclo de la minería llegó a su fin y el Perú dejó pasar la oportunidad de obtener mayores beneficios de la renta minera, sostuvo el economista José De Echave luego de analizar el escenario de la producción minera en el país.
"Lo cierto es que los recursos que pudieron generarse vía el Impuesto a las Sobre Ganancias Mineras se perdieron de manera definitiva debido a que las decisiones de gobierno buscaron evitar colisionar con los grupos económicos vinculados a la minería", afirmó.
"Si bien la producción de minerales crecerá de manera importante con el megaproyecto Las Bambas, este escenario de mayor producción seguirá enmarcado en un contexto de precios deprimidos, menor ingreso por exportaciones y una drástica caída de la recaudación" puntualiza el especialista de la asociación Cooperacción.
Aclara, además, que son varios los elementos que configuran el nuevo escenario de la minería a nivel global y que ejercen una influencia decisiva en la situación por la que atraviesa este sector en el país.
A continuación el artículo completo de José De Echave:
La minería en un año electoral
Por José De Echave C.
En este primer mes del año la cotización del cobre ha descendido por debajo de los US$ 2 la libra y la tendencia a la baja parece continuar. El oro anda por los US$1,088 la onza y los futuros del metal amarillo para el mes de febrero ya anuncian un precio de US$1,073.60 la onza.
Uno de los aspectos que llama la atención en el debate económico de los últimos años en el país es el intento de no reconocer el momento por el que atraviesa el sector minero a nivel global. La subestimación del contexto internacional, la caída de las cotizaciones y la reducción de los flujos de inversión, han pretendido ser ignorados por más de un analista y por diferentes grupos de interés, como la propia Confiep y la Sociedad Nacional de Minería. Por supuesto, no es un simple error de apreciación: la intención ha sido -y sigue siendo- desviar toda la atención hacia el frente interno y ver qué más se puede sacar en materia de desregulación en temas ambientales, sociales, tributarios, entre otros. El argumento de la tramitología ha apuntado a ello.
Lo cierto es que varios elementos que configuran el nuevo escenario de la minería a nivel global ejercen una influencia decisiva en la situación por la que atraviesa este sector en el país. Por ejemplo, luego del pico alcanzado del año 2012, las inversiones mineras a nivel global han venido cayendo de manera sostenida. Las cifras del informe del SNL Metals&Mining confirman el retroceso de los montos de inversión minera a nivel mundial: los presupuestos se contrajeron un 25.6% en 2014 y Las cifras preliminares muestran que la misma tendencia se ha mantenido en 2015, lo que significa un tercer año consecutivo de caída.
La caída de la inversión viene afectando de manera considerable a los principales países productores de minerales. En el siguiente cuadro se observa que entre 2012 y 2014 la inversión en exploración se redujo -57% en Canadá, -51% en Australia, -56% en Estados Unidos y -45% en México, mientras que en el Perú la caída registró -46%.
¿Cuáles son las principales conclusiones de este nuevo momento? En primer lugar, que estamos totalmente inmersos en un escenario de fin del súper ciclo de los precios de los commodities y contracción de los flujos de inversión para proyectos mineros. Además, las fuentes de financiamiento para un sector como el minero no solo se han reducido drásticamente, sino que el costo de ese financiamiento se ha encarecido.
¿Cuánto puede durar la caída? Es difícil de predecir, pero todo indica que no estamos en un escenario como el del período 2008-2009, en el que la drástica caída provocada por la crisis financiera internacional del año 2008 se revirtió en menos de un año. Estamos en un momento en el que la reducción de los flujos de inversión se explica por el lado de los fundamentos del propio sector minero a nivel global y en el mejor de los casos, podría tener similitudes con el periodo 1998-2003, luego de la crisis rusa y asiática.
Por lo tanto, la caída de la inversión minera en todo el mundo va a continuar varios años más y en tiempos políticos está claro que el próximo gobierno en el Perú tendrá que enfrentar un período de precios deprimidos. Las proyecciones de los precios de los minerales de organismos internacionales como el Banco Mundial no avizoran una recuperación en el corto plazo. Incluso algunas empresas trasnacionales -como Glencore-Xstrata y Barrick Gold-, están vendiendo importantes activos para poder cubrir las enormes deudas que arrastran del ciclo expansivo anterior.
¿Y qué pasa en el Perú?
Como en los demás países, en el Perú la inversión minera el año 2015 mostró una caída de -13.9% respecto al mismo período de 2014. Este resultado corrobora la reducción de la inversión minera tal como sucedió en 2014, luego de crecer de manera sostenida en los años precedentes: 78% en 2011; 17% en 2012 y 14% en 2013. La inversión total del sector minero el año 2015 se ubicará en un rango entre los US$7000 y US$8000 millones y el 2016 seguirá cayendo.
Las cifras del año 2015, muestran que la caída de la inversión minera afectó a casi todos los rubros. Entre enero y noviembre, la inversión en equipamiento de planta cayó -42.2%, en exploración -27.9%, en explotación -13.9% y en el sector infraestructura -16.3%. El único rubro que muestra crecimiento es el de equipamiento minero con 3.1%.
La participación de la inversión en exploración -que es la actividad que define el futuro de la minería-, ha venido cayendo durante los últimos cinco años: 15% en 2010, 8% en 2013, 7.2% en 2014 y apenas 6.3% de las inversión total en las cifras preliminares de 2015.
El salto de la producción del cobre y los impactos en el período post boom de precios
Sin embargo, pese a la tendencia de retroceso de los precios internacionales y de la inversión, el año 2015 encuentra a la minería peruana en un momento de reactivación de la producción. Desde marzo del año pasado se registra un crecimiento promedio mensual del PBI minero de dos dígitos: 14.26%, muy superior al modesto crecimiento de 2.98% del PBI minero.
Esta notable recuperación de la producción minera se explica principalmente por el mayor volumen extraído de las nuevas unidades mineras, sobre todo de cobre, aunque también ha influido el rebote estadístico luego de un período de tasas negativas. Entre los proyectos que iniciaron o consolidaron sus actividades de producción, destacan Toromocho de Chinalco y Constancia de Hudbay. Si bien Toromocho inició operaciones en enero 2014, alcanzó plena capacidad en junio de 2015; mientras que las operaciones de la mina Constancia de Hudbay comenzaron en diciembre de 2014 y la producción comercial se inició en abril de 2015. En ambos casos se trata de proyectos cupríferos, lo que explica el alto crecimiento de la producción de cobre durante 2015.
Según el índice del PBI minero que mide los cambios del volumen extraído (no las variaciones en el precio de los minerales), entre julio y octubre de 2015 la producción minera habría alcanzado un record histórico, que superó en 42.9% el mineral extraído en 2003 (inicio del súper ciclo de precios de los minerales); 28.2% más respecto a 2006 y 25.1% por encima de lo extraído en 2011.
Sin embargo, la disminución de los precios internacionales de los minerales trae consecuencias negativas en relación a otros indicadores, como por ejemplo las exportaciones. Si bien las exportaciones mineras alcanzan el 55% del total exportado, la caída sistemática de los precios de casi todos los minerales hizo que el valor exportado se reduzca en 9.8% de acuerdo a las cifras disponibles del año 2015. De manera que el récord de producción minera no alcanza a compensar la caída de los precios.
Igualmente, menores precios vislumbran menor rentabilidad empresarial para los próximos años, con la consecuente disminución de la recaudación. El Impuesto General a la Renta (IGR) de tercera categoría -comprendida la regularización- presentó el año 2015 una considerable caída de 12.8%, que se explica por la reducción de los pagos principalmente de sectores como hidrocarburos (-57.2%), minería (-35.7%), manufactura (-18.7%) y comercio (-15.5%).
Al analizar la estructura porcentual del IGR de tercera categoría se observa que el sector minero aportó apenas el 6.7% de lo recaudado por este concepto. El aporte por IGR del sector ha ido disminuyendo durante los últimos ocho años: el año 2007 representó el 50.9%, en 2010 el 32.1%, en 2012 el 25.7%, hasta reducirse al 10.1% durante 2014. Lo mismo sucede con la transferencia de canon minero a las regiones, que se ha reducido un 55.8% desde 2012. De hecho, regiones con importante producción minera han recibido menos canon con respecto a 2014: Ancash (-43.2%), Arequipa (-6.9%), Cajamarca (-40.3%), La Libertad (-19.4%), Moquegua (-6.4%) y Tacna (-9.3%).
En términos agregados, el aporte del sector minero al total de tributos internos también se ha ido reduciendo en los últimos años. Luego de un pico de 24.7% en 2007, debido a la alta cotización de los precios internacionales de los minerales, cayó al 9.2% en 2014 y 6% durante el año 2015.
Lo cierto es que el súper ciclo llegó a su fin y el país dejó pasar la oportunidad de obtener mayores beneficios de la renta minera. Queda claro que las decisiones fiscales tomadas por los distintos gobiernos, tuvieron como principal auto-restricción la necesidad de evitar un enfrentamiento con los grupos económicos vinculados a la minería. El mejor ejemplo es el -tantas veces debatido y ofrecido- Impuesto a las Sobre Ganancias Mineras. Lo cierto es que los recursos que pudieron generarse vía este impuesto se perdieron de manera definitiva.
A futuro, se espera una suerte de escenario mixto. Por un lado, la producción de minerales seguirá creciendo de manera importante, con la puesta en producción del megaproyecto Las Bambas durante el primer trimestre de 2016, a partir del cual posiblemente se alcanzarán nuevos picos históricos de producción en el país. De hecho, se espera que el “efecto Las Bambas” ayude a un mayor repunte del PBI minero en los próximos años, tal como sucedió anteriormente con el inicio de la producción en Yanacocha (década del 90) o Antamina (a partir del año 2001). Sin embargo, este escenario de mayor producción seguirá enmarcado en un contexto de precios deprimidos, menor ingreso por exportaciones y una drástica caída de la recaudación.
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