Al parecer Ricardo Lagos, se quedó completamente pegado con su discurso desde que fue presidente de Chile, como un muerto viviente en términos políticos, a pesar de todas las señales y cambios que ha habido en la sociedad chilena.
Por Andrés Kogan Valderrama*
20 de abril, 2022.- La reciente aparición pública del ex presidente Ricardo Lagos Escobar, planteando una crítica a la aprobación de la eliminación del Senado y la creación de un Estado Plurinacional, de parte de la Convención Constitucional de Chile (1), pareciera más un discurso proveniente de alguien que no haya estado presente en los últimos diez años en el país, que de un político situado en el momento actual que estamos viviendo.
Lo señalo, ya que pareciera que Ricardo Lagos no integrara nada en su visión ideológica, luego de lo ocurrido en Chile desde las movilizaciones estudiantiles del 2011 en adelante, lo que llama mucho la atención, viniendo de un personaje importante del Partido Socialista, que luchó contra la dictadura de Pinochet, y posteriormente fue cofundador del Partido por la Democracia (PPD) y líder de la ex Concertación.
Si bien se podrá decir que sus declaraciones no debieran sorprender a nadie, al haber sido uno de los referentes de la llamada Tercera Vía en los 90 y por ponerle su firma a la constitución de Pinochet el año 2005, su problema no es tanto que crea en el fin de la historia y el Consenso de Washington, sino de pensar que lo planteado por él, hoy en día, tiene que ver con un pensamiento de izquierda, progresista y hasta transformador, llegando al delirio incluso de decir que los gobiernos de la Concertación no fueron neoliberales (2).
De ahí que habría que preguntarse si de verdad Ricardo Lagos creerá realmente que los gobiernos de la Concertación no fueron neoliberales, por el solo hecho de aumentar el gasto social del Estado, aumentar la matrícula en educación y disminuir los niveles de pobreza e indigencia en Chile.
Pareciera que la respuesta es sí, más allá de que durante su gobierno se haya aumentado la concentración de la riqueza, el endeudamiento de las familias y la bancarización de la sociedad para poder cubrir necesidades básicas.
Por suerte, sectores de sus dos partidos (PS Y PPD), fueron capaces de hacer una mínima lectura de las múltiples movilizaciones durante el primer gobierno de Sebastián Piñera, creando una nueva coalición de gobierno (Nueva Mayoría), e impulsar ciertas reformas que permitieron revertir en algo el pasado neoliberal.
No obstante, Ricardo Lagos, a diferencia de Michelle Bachelet en su segundo gobierno, siguió con su ceguera ideológica, tomando distancia del giro reformista de sus propios partidos cuando volvieron al gobierno, desde el 2014, como si el tiempo no avanzara y los contextos políticos no cambiaran.
Su falta de capacidad de situarse en el nuevo escenario político, lo llevó al extremo de querer postularse a la presidencia en el año 2017, no entendiendo mucho de lo que seguía ocurriendo en Chile socialmente, y sin tener nada que ofrecer a los partidos que alguna vez lo siguieron durante los gobiernos de la Concertación.
Finalmente, cuando parecía que Ricardo Lagos no tenía nada más que decir en la vida pública, aparece en los grandes medios de información, luego de la revuelta social del 2019, señalando que se justificaba el malestar de la sociedad, lo que abría una pequeña posibilidad de que realizara un giro en su discurso, como respuesta al momento político que nos encontrábamos en aquel entonces.
Lamentablemente no fue así, y vuelve al contraataque nuevamente contra lo aprobado por la Convención Constitucional, desde una supuesta sabiduría y autoridad intelectual, totalmente atemporal y heredera del discurso autoritario portaliano, al decir desde el peor conservadurismo, que si algo está orgulloso Chile es de su historia constitucional.
Asimismo, señalar que en la nueva constitución que se está escribiendo no debiera estar presente un Estado Plurinacional, ya que siempre hemos tenido como República una bandera y un himno nacional, proviene de una mentalidad del siglo XIX, totalmente ajena a la discusión histórica que se ha dado a nivel internacional y de la propia ONU, sobre la incorporación de los pueblos indígenas en los países.
Humberto Maturana decía que el trabajo de reflexionar consistía en desapegarnos de nuestras propias certidumbres para poder avanzar, pero al parecer Ricardo Lagos, se quedó completamente pegado con su discurso desde que fue presidente de Chile, como un muerto viviente en términos políticos, a pesar de todas las señales y cambios que ha habido en la sociedad chilena.
Notas:
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* Andrés Kogan Valderrama es sociólogo, diplomado en Educación para el Desarrollo Sustentable, magíster en Comunicación y Cultura Contemporánea y profesional de la Municipalidad de Ñuñoa. Integrante de Comité Científico de la Revista Iberoamérica Social y director del Observatorio Plurinacional de Aguas www.oplas.org.
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