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A propósito de adefesios, por Germán Vargas Farías

Oscar Becerra encajó perfectamente en el perfil de ministro que buscaron Alberto Otárola y Dina Boluarte, adefesiero superlativo, pero achoradísimo y grato para el extremismo que ahora gobierna desde el Congreso.

Por Germán Vargas Farías*

19 de abril, 2023.- Es un adefesiero, decía mi madre, cuando conocía a una persona que decía disparates, alguna cosa ridícula o sinsentido; y en su vida se encontró con adefesieros de todo tipo, malosos, ingenuos, desubicados, y hasta divertidos.

Adefesiero podía llamarle al enamorado de alguna de mis hermanas, que por hacerle conversación y caerle bien, le decía cualquier cosa. A menudo mi madre les tomaba el pelo, les seguía la corriente, para después reírse, con sus hijos e hijas, de las tonterías que habían dicho. Fue así que mis hermanas siempre supieron, gracias al buen ojo, oído y criterio de mi madre, si sus novios eran adefesieros o no.

Pero adefesieros también eran otros, dirigentes, autoridades, cretinos casi siempre que, seguramente por el poder adquirido, decían barbaridades, y adoptaban poses de autosuficiencia intelectual, cuando sus ideas no eran más que un surtido de prejuicios y clichés.

Como ahora, había montones de estos, y no pocos atribuían a otras personas taras propias, que reprimían o no soportaban. Proyección psicológica, creo le dicen.

Dije, como ahora, porque es una especie que no se extingue y están en todas partes. Sin embargo, como si fuese su hábitat natural, retoñan y se expanden en la actividad política. Una creatura, espécimen, o parásito de esos se llama Oscar Becerra, el ministro de educación del gobierno de Dina Boluarte.

Sí, el mismo que hace algunas semanas comparó a las madres aimaras con animales, poniendo en duda su condición de tales y sugiriendo que eran mujeres que alquilaban hijos ajenos para llevarlos a marchas, manipularlos y exponerlos a la violencia. El mismo que antes de ser ministro se refirió despectivamente a la comunidad LGTBI, y el mismo que, durante el gobierno de Alan García, participó como integrante del comité evaluador que adquirió laptops de plástico sobrevaloradas.

Era de esperar, el reemplazo de Patricia Correa, la ministra de Educación que presentó su carta de renuncia al cargo tras la muerte de personas que participaban en la protesta social, señalando que “La violencia de Estado no puede ser desproporcionada y generadora de muerte”, no podía ser una persona con escrúpulos.

Oscar Becerra encajó perfectamente en el perfil de ministro que buscaron Alberto Otárola y Dina Boluarte, adefesiero superlativo, pero achoradísimo y grato para el extremismo que ahora gobierna desde el Congreso. Por eso se ha permitido decir una pachotada respecto de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, porque sabe que será aprobado y celebrado por la jauría que, desde allí, y la mayoría de los medios, marcan la pauta.

Las declaraciones de Becerra no han sido, pues, espontaneas, son calculadas, probablemente un globo de ensayo, pero más que para denunciar la Convención Americana de Derechos Humanos, dejar de ser parte del Pacto de San José, y retirarnos de la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para decirle al primer ministro Otárola que es prescindible, y que su reemplazo puede ser alguien como Becerra, adefesiero sí, pero uno de los favoritos del Congreso.

Ayer se supo que Otárola citó a Becerra para conversar acerca de sus expresiones, que, según el primer ministro, no representan la posición del gobierno. Hasta horas de la noche no había trascendido nada. Ya veremos qué sucede, y con que adefesio nos quedamos.

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* German Vargas Farías es miembro de la asociación Paz y Esperanza. La presenta nota fue difundida en su cuenta personal de Facebook: https://www.facebook.com/german.vargasfarias.7

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