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¿Cómo se veía la Lima prehispánica a la llegada de los españoles?

Foto: @QhapaqNanPeru/ Twitter

¿Cómo se veía la Lima prehispánica que encontraron los españoles cuando llegaron a estos lares? ¿Que factores decidieron que Lima sea definida como capital del Perú? Muchas de las respuestas a estas interrogantes se encuentran en el libro "La Lima que encontró Pizarro", escrito por Gilda Cogorno y Pilar Ortiz de Zevallos, con la colaboración de Catalina Lohman.

Publicamos un resumen de dicho libro escrito por Kevin Oviedo y publicado en la cuenta de Facebook: El antiguo y mítico Perú.

Por Kevin Oviedo Bernuy

18 de febrero, 2020.- Muchos pensarían que Lima era un desierto infértil antes de la llegada de los españoles, pero la verdad es que varios de sus paisajes naturales y verdes, que alguna vez tuvo, fueron mucho más abundantes en el pasado que en la actualidad urbana de la capital.

Pero ¿quiénes habitaban este conjunto de valles unidos por 3 ríos que aún hoy forman parte de una red de canales hidráulicos complejos entre Chillón, Rímac y Lurín?, ¿cómo se veía Lima en los tiempos prehispánicos y bajo el control del imperio incaico?

Los ychsma fueron los que más aprovecharon los recursos del valle y controlaron su producción, incluso después de la llegada de los incas. Ellos provenían de etnias guerreras y antiguas que habían habitado las actuales provincias de Yauyos y Huarochirí, en la sierra de Lima. Es muy probable que el origen de su movilización hacia las costas haya sido una crisis climática en las zonas altas.

El héroe mítico que ayudó a conquistar estos valles fue el hijo y heredero del Apu Pariacaca, Tutayquire. La leyenda cuenta que Tutayquire descendió con sus tropas por las quebradas del río Lurín y Rímac, ocupó las tierras y dominó a las pequeñas poblaciones de la zona.

Una característica importante de estos pueblos en este proceso de acentuación, es la asimilación en torno a las divinidades complementarias de Pariacaca y Pachacamac. Siendo este último, una poderosa divinidad conocida y respetada no solo en las costas, sino en todo el mundo andino de entonces.

Los limeños ychsma supieron convivir de manera armoniosa con la naturaleza. Los campos de cultivo o chacras se ubicaban alrededor de los centros administrativos o defensivos. Sus límites eran siempre establecidos siguiendo las marcas naturales de los linderos en los ríos, faldas de cerros o acequias. Todo esto, marcaba una intensa actividad agrícola que había estado en la zona desde muchos siglos atrás.

Los productos más apreciados por estos pobladores fueron el maíz, el ají, el algodón y la coca. Por ejemplo, se llegaron a cultivar 2 variedades de hoja de coca: la coca común (que era usada por los pobladores en general) y otra de características muy particulares, por tener una hoja pequeña y muy aromática, considerada la más sabrosa y denominada tupa coca (“coca real”).

La tupa fue uno de los productos más distinguidos en la etapa de administración cuzqueña por considerarla una planta sagrada destinada solo para las divinidades y el inca.

 

Los ychsma utilizaron variadas técnicas para el proceso de cultivo y fertilización de las tierras. El cronista Bernabé Cobo cuenta que, con las hojas de los guarangos, preparaban una pasta que utilizaban de abono para los campos. Por otro lado, colocaban las semillas en cabezas de sardinas o de anchoveta, fertilizaban la tierra con guano de las islas y neutralizaban los terrenos salitrosos con hojas secas de guayaba: así lograban recuperar el suelo para la siguiente siembra.

Para labrar la tierra, utilizaron un artefacto simple al que llamaban llampa, que era una especie de pala. Con el pasar de los siglos, esta palabra la conocemos, hoy, como lampa.

Por otra parte, el valle en donde se edificó la ciudad de Lima contaba con diversas y extensas zonas de lomas. Este recurso, hoy casi extinto, recibía entre los meses de mayo y octubre la llegada de densas neblinas y brumas; durante la noche estas se condensaban y caían en forma de garua, humedeciendo las zonas altas de la costa y transformándola en un peculiar y bellísimo ecosistema.

Los curacazgos ychsma encontraron en este hábitat una variedad de flora silvestre que supieron aprovechar. Se hicieron cargo de los frutos de diversos arbustos y árboles, como la tara, la papaya silvestre, el palillo, el higuerón y el mito; o el lúcumo, la chirimoya, el algarrobo y el guarango. Asimismo, contaron con las famosas “pampas de Amancaes” conocida por tener a la flor de Amancay. Las había amarillas, azules, blancas y anaranjadas; y entre ellas había otras muy apreciadas por su belleza también, como la papita de lomas y el jazmincillo de lomas.

Otro aspecto que llamó la atención de los españoles es la intensa actividad pesquera de los ychsma. Al hallarse limitados geográficamente, los antiguos limeños tuvieron un contacto milenario con el mar, desarrollando una sabiduría ancestral en los quehaceres marinos. Es por eso, la importante presencia de animales acuáticos y aves costeñas en sus divinidades y narraciones mitológicas.

Este desarrollo de producción pesquera está asociado también al factor cultural de los antiguos limeños. Los ayllus agrupados en aldeas cercanas al mar tenían costumbres endogámicas, por lo tanto, solo se casaban entre ellos y no con personas de otros oficios. Pescaban en casi todo el litoral del valle: en playas extensas, como las de Ventanilla y Lurín; y en pequeñas playas rocosas como las de La Punta, La Perla, La Herradura, Magdalena, San Miguel y Miraflores.

El cronista español Fernández de Oviedo escribe en 1535: “… estos pescados de acá son más sanos que los de España los hay muy buenos… é de cada cosa o género de los que he dicho, muchos y en grande cantidad”.

Otra obra humana que llamó la atención fue la inmensa ingeniería hidráulica de canales y acequias que conectaban los tres ríos de la zona limeña. Gracias a esta, lograron el milagro de convertir en tierras fértiles grandes extensiones de terrenos desérticos. Sus tres valles irrigados artificialmente, permitieron obtener una gran producción.

Foto: @proyectoichsma/ Twitter

La red de canales tomaba agua de los ríos y la llevaba a través de un sistema que alimentaba las acequias, puquios y lagunas de decantación.

De todos los que se construyeron en tiempo de los ychsma, el principal y de mayor volumen fue el canal de Sulco (Surco). Empezaba en el actual distrito de Ate, cruzaba Santa Anita, El Agustino, seguía su proyección en La Molina,  San Borja, Miraflores, Barranco, pasaba por el pueblo de Armatambo (Chorrillos) para finalizar en los Pantanos de Villa.

Otro canal destacado fue el de Huadca (Huatica en la época colonial); este recogía las aguas del Rímac, en La Atarjea, atravesando Cercado, La Victoria, Santa Ceatriz, Lince, Jesús María, Magdalena; atravesaba las huacas Huallamarca, Pucllana y Santa Cruz para desembocar en Marbella.

La llegada de los españoles al territorio ychsma permitió mostrar la admiración de los nuevos limeños por este eficiente uso del agua y recursos que el valle brindaba. Al fundar la capital de “Los Reyes” en el anterior curacazgo de Taulichusco, los nuevos residentes tuvieron a su disposición la red hidráulica de hechura indígena. Gracias a él, los peninsulares pudieron regar sus cultivos, establecer sus molinos, caleras y huertas y, por supuesto, abastecer de agua a toda la población mestiza de la ciudad colonial.

Las grandes extensiones de cultivo, la fuerte actividad económica y demográfica, los caminos reales y los embellecidos ecosistemas del Valle de los tres valles fueron los importantes motivos que tuvieron los españoles para asentarse en esta tierra costera que ahora acoge a la capital del Perú.

 

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Comentarios

Los antiguos limeños entraban al mar para pescar en haces de totora amarrados y regresaban con su pesca deslizándose en la parte final sobre las olas hasta la orilla. En algún momento un joven pescador después de dejar su pesca en la orilla regresó al mar por el placer de montar de regreso sobre una ola. Es el lejano antecesor de los actuales surfistas que corren sobre las olas de las costas de Lima.

Los antiguos limeños vieron la importancia del mar para su sustento y para el intercambio de mercancias. Hoy 500 años después de la invasión española, vivimos de espaldas al mar, sólo lo vemos como un espacio recreacional en verano y luego lo olvidamos, cuantos proyectos de aprovechamiento pesquero podríamos realizar, para dar trabajo a miles de jóvenes limeños.

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