La crisis actual nos debe permitir abrir nuevos panoramas de globalización y desarrollo, nuevos paradigmas y estilos de vida donde las relaciones humanas sean oportunidades de intercambio y aprendizaje. Quizá, es el momento de empezar a ver la cultura de la maloca como un ejemplo de verdadera globalización.
Por Kevin Oviedo Bernuy
14 de abril, 2020.- El programa de investigación científica, que hasta hace poco era financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Predict Consortium ha venido identificando 900 nuevos virus ligados a la expansión de la deforestación, la urbanización y la industrialización desenfrenada de la humanidad.
La lógica capitalista y ultraliberal de los países de occidente, que ha privilegiado siempre la religión del dinero y la obtención de bienes sin tomar en cuenta el medio ambiente y los derechos humanos, ha venido acelerando su proceso de depredación. Esta visión ha permitido invadir y destruir los bosques naturales por pastizales y zonas urbanizadas; agotar los recursos no renovables por productos alterados e industrialización en muchas partes del mundo, esclavizando a personas por mano de obra barata.
Es muy probable que después de la crisis sanitaria mundial que azota a los países capitalistas, estos sufran de una relativa desglobalización.
La evidente disminución del comercio internacional reducirá la gestión de cadenas de abastecimiento. Es decir, productos y servicios que se hacían en distintas partes del mundo para una marca transnacional (por ejemplo, autos de marca alemana ensamblados en México) serán replanteados a un posible retorno de mercados regionales y locales.
Las importantes marcas del capitalismo, con sucursales en muchos partes del mundo, pondrán en cuestión la compleja red de sus abastecedores y servidores de otras nacionalidades y mercados. La caída del turismo internacional de masas, por ser fuente de contagios y propagación de enfermedades, también será afectada.
En su totalidad, esto significará un proceso difícil de adaptación social. Sobre todo, porque tenemos que desarrollar la solidaridad humanitaria y fraterna en un mundo dominado por el individualismo y el consumismo.
Y la pregunta que aparece frente a este nuevo panorama es: ¿Hacía qué realidad miraremos ahora que las naciones del mundo volverán a sus grupos sociales y mercados regionales?
La Gente del Centro: La cultura como creadora de relaciones humanas en la diversidad
La Gente del Centro es un conjunto de pueblos indígenas de los que cada uno se distingue de los otros vecinos o malocas por su lengua o dialecto. Su territorio está demarcado por los cursos de los ríos Caquetá y Putumayo en la Amazonía colombiana.
Según el antropólogo Jorge Gasche, estos grupos indígenas interrelacionados y divididos en malocas y clanes, son los resígaro, los bora, los ocaina, los nonuya y los huitoto.
La organización de esta población constituye un universo complejo y diverso de relaciones sociales, intercambios de bienes y servicios, discursos rituales y mitológicos, arte y una gran variedad de géneros y especies de cantos.
Esta gran variedad de manifestaciones culturales hace que todos los pueblos formen una sola sociedad de orden ceremonial. Todas estas variaciones obedecen, a la vez, a un mismo modelo de desarrollo de relaciones sociales; y va en conjunto con disciplinas, licencias y conductas personales conocidas por todos los indígenas, de cualquier maloca.
Por ejemplo, por un lado, las relaciones entre malocas cercanas, en una zona territorial clánica (pequeñas aglomeraciones), son relaciones de parentesco patrilineal; por otro, las relaciones entre malocas lejanas son de una relación de alianza matrimonial.
De esta manera, una maloca tiene varios clanes aliados lejos de donde provienen sus esposas o nueras y donde se han ido a casar sus hijas o hermanas.
Por otro lado, a estas relaciones de carácter territorial y herencia cultural, se suma una tercera de relaciones ceremoniales. Donde se vinculan dos malocas, no parientes ni aliadas por matrimonio, para que los dueños y jefes intercambien fiestas y bailes, que se van heredando de padre a hijo en una carrera ceremonial de diferentes nombres y significados.
Las fiestas y los bailes, van creciendo, a lo largo de la vida del dueño de la maloca, en una curva ascendente en inversión de productos ofrecidos, mayor número de invitados, mayor capacidad discursiva y conocimiento ritual del jefe y mayor prestigio.
Esta red de celebraciones ceremoniales entre todas las malocas de la zona se evidencia mejor en la concelebración y el intercambio de fiestas o bailes. La sociedad de la Gente del Centro es un abanico de prácticas observables que relacionan unidades residenciales locales o familias entre sí.
Asimismo, lo que mejor simboliza la unión material, social y mental de esta sociedad global, y la distingue de las sociedades vecinas, es el “ampiri” o “ambil”. Esta pasta de tabaco es consumida de manera ritual junto con la coca en polvo mezclada con cenizas de cetico (árbol del género Cecropia).
Esos dos productos de consumo ritual están cargados de significado, y no solo sustentan la comunicación entre los hombres de una misma maloca y de otras clanes o pueblos, sino también la comunicación con los ancestros, con el “padre creador” y la “madre del monte”. Según describe, Jorge Gasche, “ellos se alimentan y se alegran con el olor de estos dones”.
La nueva globalización desde la cultura
Todas estas evidencias son la demostración de la importancia de la cultura en el desarrollo de relaciones humanas. Sobre todo, en pueblos con lenguas y dialectos distintos. Las manifestaciones culturales de estos pueblos indígenas resultan en una compleja red de relaciones de diferente naturaleza que vinculan entre sí el conjunto de las malocas del territorio de la Gente del Centro.
En el actual panorama mundial, las naciones del mundo van a plantearse nuevas prácticas de relación con otras realidades, otros dogmas y distintos paradigmas. La crisis mundial ha evidenciado el poder de las jerarquías y las nacionalidades, y no se sabe con precisión cómo el sistema capitalista intentará retomar su propia idea de progreso.
De lo que sí podemos estar seguros, es que otra posible solución se encuentre en nosotros mismos (como naciones o países plurinacionales). Así como las manifestaciones culturales de la Gente del Centro han servido para mantener a las malocas en una articulada red de convivencia con seres de la naturaleza, y la misma gente, nosotros debemos abrir nuevos panoramas de globalización y desarrollo. Nuevos paradigmas y estilos de vida donde las relaciones humanas sean oportunidades de intercambio y aprendizaje. Quizá, es el momento de empezar a ver la cultura de la maloca como un ejemplo de verdadera globalización.
Comentarios
De la competencia a la
De la competencia a la convivencia, los ejemplos vivos e históricos de las sociedades del Abya Yala, que fueron barridos por la civilización imperante, que subsisten por su sabiduría implícita y explicita en las relaciones sociales de los pueblos, nos marcan un destino donde recobrar nuestros valores es el camino más simple para alcanzar la vida plena, es nuestro deber hacerlo realidad ahora, Jallalla
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