El autor de este artículo es un joven dirigente awajún, presidente de la Comunidad Nativa Antiguo Kanam, provincia de El Cenepa (Condorcanqui, Amazonas). Es hijo de agricultores. No pudo terminar la carrera de Derecho por razones económicas. Actualmente se dedica a la docencia.
Por Oscar Chigkun Mayan*
IDL, 8 de agosto, 2019.- El Estado peruano tiene cimentada una política económica primaria, extractora y exportadora que pone en oferta los recursos naturales del territorio awajún, al servicio de las grandes corporaciones internacionales. Mientras que los derechos de los pueblos indígenas han evolucionado de manera significativa a nivel global en las últimas décadas, nuestro territorio está mucho más amenazado que nunca (Rumrril, 2015: 23). En pleno siglo XXI, los gobiernos nacionales, lejos de buscar nuestro progreso, nos consideran como enemigos, boicotean permanentemente nuestros derechos y promulgan leyes sin consultarnos. Y cuando protestamos nos acusan de terroristas.
La democracia actual, corrompida por los intereses económicos personales de sus representantes y sometida a los intereses económicos nacionales y transnacionales, ha creado su antivirus — la noción del “terrorista” — que le permite combatir el virus que puede afectar todo su sistema, es decir, la protesta popular y sus líderes (Gasché, 2011: 147).
El flagelo de la corrupción también está llegando a las comunidades, cada vez con mayor intensidad. En el campo educativo “persisten asimetrías” (Reagan, 2017). Actualmente se maneja un enfoque educativo desconectado de la realidad sociocultural de los estudiantes, los materiales están descontextualizados, y la evaluación estandarizada no valora la identidad cultural de los educandos.
Frente a esta realidad, urge una política educativa realmente intercultural que valore nuestra cosmovisión, la misma que tiene que estar reflejada no solo en el currículo nacional, sino manifestada en las prácticas educativas concretas, y con estándares de evaluación que respondan a este enfoque. Es decir, un sistema de evaluación que no solo mida competencias, sino la formación humana en su integridad: valores, dignidad, justicia, responsabilidad, partiendo siempre de la cosmovisión indígena.
Por otro lado, las escuelas se están volviendo espacios de mayor inseguridad para nuestros hijos. Anualmente ingresan a las UGEL (Unidad de Gestión Educativa Local) o Fiscalías “varias denuncias contra los docentes por violación sexual de sus alumnas” (Defensoría del Pueblo, 2017); o por malversación de fondos asignados para el mantenimiento de las escuelas. Sin embargo, las UGEL muchas veces dan espaldas a este tipo de denuncias y contratan al mismo personal al año siguiente.
Con relación a la salud, no se valora la salud intercultural basada en el uso de las plantas medicinales. Los centros de salud en el ámbito de los distritos de El Cenepa, Nieva, Río Santiago e Imaza no están implementados: no cuentan con materiales ni medicamentos básicos (Brown, 1984). Nuestros técnicos enfermeros se han vuelto médicos especialistas y atienden todo tipo de enfermedades y emergencias, generalmente con analgésicos.
Por otro lado, se está generando la expansión descontrolada de bolsas de plásticos y otras basuras en todas las comunidades sin tratamiento sanitario. Muchos de los residuos contaminantes que provienen del mercado son arrojados a los ríos, lo cual ocasiona problemas en la salud de la población local.
Durante mucho tiempo se vienen desarrollando programas como Vaso de Leche, PRONAA, Cuna Más y Qali Warma que siempre terminan envueltos en la corrupción (Garatea, 2018. Diario La República). El resultado ha sido, hasta el momento, desnutrición crónica y anemia en porcentajes alarmantes.
Hace 40 años los investigadores se sorprendían por la “calidad de nutrición que llevaba la población nativa de la zona” (Berlín, 1979; Torrejón, 2017), ahora nuevos investigadores se sorprenden por la desnutrición crónica y las enfermedades mortales que afectan a la población nativa.
En lo político, desde la creación de las municipalidades distritales (El Cenepa, 1941, y Nieva, Río Santiago y Chiriaco, 1984) y de la provincia de Condorcanqui en 1984, se han tenido alcaldes que han sido denunciados por corrupción en todos los periodos de gobierno. Algunos de ellos han purgado prisión y otros se encuentran como prófugos de la justicia.
lo preocupante es que muchos hermanos nuestros lo ven como algo normal, cuando ancestralmente ningún robo quedaba impune.
Estos casos empezaron a darse -en un principio- por la viveza de gerentes, contadores y administradores que engañaban a alcaldes inocentes. En la actualidad, este problema se ha vuelto casi una cultura y lo preocupante es que muchos hermanos nuestros lo ven como algo normal, cuando ancestralmente ningún robo quedaba impune.
Este tipo de corrupción se ha intensificado todavía más en las últimas décadas. En cada coyuntura electoral aparecen decenas de candidatos que gastan ingentes cantidades de dinero en sus campañas. Cuando estos políticos llegan al poder quedan presos de sus auspiciadores que ponen a sus gerentes, ingenieros, asesores, tesoreros y secretarios.
El año 1977 comenzaron a crearse las primeras organizaciones indígenas del Alto Marañón (Consejo Aguaruna y Huambisa, CAH, y Organización Central de las Comunidades Aguarunas del Alto Marañón, OCCAAM) con el objetivo de lograr el desarrollo de la población nativa. En 40 años tenemos decenas de organizaciones repartidas en todas las cuencas, cuyos estatutos establecen los mismos fines.
Los reglamentos internos de las comunidades (...) en la mayoría de las comunidades no se elaboran ni se aplican de manera coherente con la visión del buen vivir.
Sin embargo, en la actualidad vemos que casi todas están cayendo en el juego de los intereses particulares. La creación de las comunidades, que empezó en 1956, en vez de ayudar a la organización de las familias, está generando mayor desorden en el interior de ellas. Los reglamentos internos de las comunidades, que son instrumentos que tienen que orientar la organización comunal, en la mayoría de las comunidades no se elaboran ni se aplican de manera coherente con la visión del buen vivir.
Esta forma de organización comunal no ayuda a fortalecer el tipo de liderazgo natural que se tenía antes. La mayoría de los apus no conocen sus derechos y deberes básicos, mientras que los otros, aun conociéndolos, encubren delitos evidentes favoreciendo a sus autores. En ciertos casos, no se realiza un debido proceso de investigación que ayude a encontrar la verdad y la justicia, como es el caso de homicidios o violación a menores.
En lo económico: a nivel local, muchos proyectos, programas y otras iniciativas económicas que se han venido realizando en nombre del “desarrollo” de las comunidades indígenas han generado mayores beneficios a sus promotores que a las comunidades (Gasché, 2011). ¿Qué efecto tiene esto? Extrema pobreza de las comunidades nativas. A nivel nacional, nos sorprende la propagación de “proyectos de ley manejados por cada gobierno que amenazan gravemente la seguridad jurídica de nuestros territorios” (Brown, 1984; Manacés y Gómez, 2013).
En el momento que estoy escribiendo este artículo estoy sentado sobre las concesiones mineras y petroleras inconsultas otorgadas por el Estado sin tener en cuenta el consentimiento de los pueblos indígenas. Me pongo a pensar, ¿dónde está mi derecho como ciudadano? ¿Dónde queda la relevancia de los tratados internacionales, del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo-OIT cuyo fundamento está en la autonomía y autodeterminación de los pueblos indígenas, convenio que el Estado peruano tiene el deber de cumplir obligatoriamente?
En el aspecto territorial, existe migración descontrolada de colonos en búsqueda de tierras de cultivo, algo que comenzó en la década de los 50 con la construcción de la carretera de penetración y originó una ola de migración hacia la zona (Villapolo y Vega, 2018; García, 1995; Brown, 1984). Este fenómeno, en la actualidad, va en aumento y tiene consecuencias contraproducentes para el progreso de las comunidades del Alto Marañón. Por ejemplo, los comerciantes ponen los precios a los productos que traen de las ciudades y a los que llevan de las comunidades. Muchos de ellos incluso venden productos vencidos.
la rápida expansión de monocultivos, como cacao, piña, arroz, papaya y otros, generan el uso de plaguicidas, fungicidas, insecticidas y tantas otras “cidas” que afectan la fertilidad de los terrenos de cultivo, que en el futuro ocasionarán daños al territorio
En los centros poblados urbanos como Chiriaco, Imacita, Santa María de Nieva y Saramenriza se puede notar el rápido “crecimiento económico” que se expresa en la instalación de hoteles, discotecas, bares, restaurantes, boticas, grifos, aserraderos, tiendas, la compra-venta de carros, motores fuera de borda, chalupas y botes, entre otros. No cabe duda que esta actividad está asociada a la minería informal, a la tala ilegal y a otros negocios prohibidos.
En este ingreso descontrolado de colonos y migrantes de diversos lugares del país se están viendo alianzas de colonos con apus deshonestos para extraer madera en grandes cantidades, la cual es transportada a las ciudades por tráileres, a plena vista de la policía. De esta manera se están acabando bosques enteros.
lo más grave es la expansión alarmante del narcotráfico en la zona.
Por otro lado, la rápida expansión de monocultivos, como cacao, piña, arroz, papaya y otros, generan el uso de plaguicidas, fungicidas, insecticidas y tantas otras “cidas” que afectan la fertilidad de los terrenos de cultivo, que en el futuro ocasionarán daños al territorio. Y lo más grave es la expansión alarmante del narcotráfico en la zona. Si bien en los 90 del siglo pasado la población nativa local realizó un levantamiento ejemplar para el Perú, rechazando este tipo de cultivos en sus territorios, en la actualidad pareciera que nuestros líderes tienen miedo de tocar este tema.
A nivel social, existen más problemas y conflictos intra e intercomunales. Asusta ver los niveles de alcoholismo, desintegración familiar, abandono de niños, envidia, desconfianza y brujería. Frente a ello se produce el ingreso descontrolado de los supuestos chamanes que condenan de brujo a cualquier persona y ponen en peligro la vida de familias enteras, a cambio de cuantiosas cantidades de dinero. Y de nuevo: la falta de tratamiento serio de estos problemas por parte de nuestras autoridades.
A nivel religioso, proliferan las iglesias protestantes con intereses particulares, no para cultivar la espiritualidad indígena, sino muchas veces para condenarla. Un ejemplo: “[…] con el evangelio, los misioneros han predicado el “amor al próximo” como un valor cristiano fundamental, como si no existiera desde mucho tiempo en las sociedades amazónicas. La “minga” que hoy en día se practica en las comunidades ¿acaso no es una práctica del amor al próximo?” (Gasché, 2011: 288; ver también Brown, 1984).
A nivel cultural, la “desvalorización de la lengua desde la educación” (Reagan, 2017), la alienación, la poca identidad, la falta de cultura de prevención de enfermedades constituyen problemas serios. Anteriormente las enfermedades se prevenían sin afectar nuestro organismo solo a bases de plantas medicinales.
En la actualidad se han desarrollado muchas enfermedades desconocidas cuya prevención necesita de campañas de vacunación. Como las vacunas se inyectan con jeringas, estas producen efectos adicionales (heridas o sangrados) en las zonas de aplicación. Dicha práctica asusta a los niños indígenas. Debido a ello, los padres de familia no tienen mucha confianza en las vacunas.
Es decir, aunque las vacunas sean necesarias no son bien acogidas por muchos padres de familia. Podría ser la poca sensibilización que los padres tienen sobre el uso de las vacunas, como arguyen los promotores, o la manera cómo estas llegan a las comunidades, pues muchos promotores presionados, por falta de tiempo, no realizan de manera adecuada estas campañas, no les dan seguimiento o no son constantes en sus intervenciones.
Los problemas arriba expuestos son graves y van en contra de nuestra filosofía de vida y nuestros valores: libertad, autonomía, pluri-actividad, solidaridad, reciprocidad, autoridad intelectual, relaciones interpersonales y democracia activa, en términos de Gasché (2011: 291).
En este sentido, las comunidades indígenas awajún del Alto Marañón, a través de sus organizaciones, vienen construyendo una propuesta denominada Estatuto del Pueblo Tajímat Awajún para alcanzar la soberanía política de su territorio. Una visión tal vez inaceptable para el Estado, pero que se fundamenta en la “autodeterminación, autonomía y el propio modelo de desarrollo”, adquiridos por los indígenas con mucho sacrificio, y que además son respaldados por los tratados internacionales de los que el Perú forma parte. Queda un largo camino por recorrer de manera paulatina y perseverante hasta lograr incluir en la Constitución Política del Estado el concepto de Gobierno Territorial Autónomo para nuestros pueblos. De esta manera, debemos fraguar nuestro verdadero liderazgo, que es un liderazgo participativo, basado en la horizontalidad, reciprocidad, libertad, autonomía y justicia, y que no excluye a nadie.
Con esto no estamos buscando separarnos de nuestro país. Por el contrario, buscamos empezar una nueva forma de relación, más sincera y honesta con él, bajo los principios de interculturalidad y autonomía, puesto que el desarrollo de nuestro pueblo será también el de nuestro país, ya que somos parte de él.
A través de la consolidación de este estatuto estaremos en la capacidad de exigir el respeto de la integridad de nuestro territorio frente a grandes y constantes amenazas externas que ponen en peligro nuestra supervivencia. Por consiguiente, se debe asegurar la protección de la diversidad biológica para el bien de nuestro pueblo y de la humanidad. Por ello, el estatuto parte de la perspectiva del Buen Vivir o Tajímat Pujút que intenta lograr la armoniosa convivencia entre el hombre y la naturaleza. Esto servirá también como una alternativa para apartar liderazgos corruptos que están hundiendo nuestra cultura de manera progresiva.
Es ingenuo seguir esperando que los que nos quitan nuestros derechos y amenazan nuestra soberanía territorial nos hagan justicia. El futuro de nuestras generaciones venideras está en nuestras manos. Pero hay que tener en cuenta que no hay nación que haya logrado su desarrollo sin lograr su soberanía. Por eso, optamos por esta alternativa, sin la cual no podemos soñar nuestro futuro como pueblo o como cultura.
Bibliografía:
- Berlín, Brent. (1979). Aspectos de la Etnobiología Aguaruna. 2da Expedición etnobiológica al Río Alto Marañón, Amazonas-Perú, 1977-1981. Universidad de California, Berkeley, Estados Unidos.
- Brown, Michael. (1984). Una paz incierta. Historia y cultura de las comunidades aguarunas frente al impacto de la carretera marginal. Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica-CAAAP. Serie Antropológica N° 5. Lima, Perú.
- Defensoría del Pueblo (2017). Serie Informes de Adjuntía – Informe N° 002-2017-DP/AMASPPI/PPI. Condiciones para garantizar el derecho a la educación, la salud y una vida libre de violencia de las niñas y adolescentes indígenas. Lima, Perú.
- García, Pedro (1995). Territorios indígenas y la nueva legislación agraria en el Perú. IWGIA. Grupo de trabajo Racimos de Ungurahui. Lima- Perú.
- García, Pedro (2000). Diversidad bilógica, cultura y desarrollo. Grupo de trabajo Racimos de Ungurahui. Lima, Perú.
- García, Pedro y otros. (2012). Articulando la Amazonía. Una mirada global al mundo rural Amazónico. Programa de Cooperación Hispano Peruano. Agencia española de Cooperación Internacional para el desarrollo. Lima, Perú.
- Gasché, Jorge. (2011). Sociedad Bosquesina. Ensayo de antropología rural amazónica, acompañado de una crítica y propuesta alternativa de proyectos de desarrollo. Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), Iquitos. Consorcio de Investigaciones Económicas y Sociales (CIES), Lima. Center for Integrated Area Studies, Kyoto University (CIAS), Japón
- La República (27 de abril 2018). Entrevista de Elizabeth Prado a Gastón Garatea, Expresidente de mesa de lucha contra la Pobreza. Promotor de Inversión por la Infancia.
- La República (30 de mayo 2018). Entrevista de Percy Salomé a Mons. Pedro Barreto, Cardenal del Perú.
- Manacés, Jesús y Gómez, Carmen. (2013). La verdad de Bagua. Informe en minoría de la Comisión especial para investigar y analizar los sucesos de Bagua. Comisión de Derechos Humanos-COMISEDH. Lima, Perú.
- Regan, James (2017). Asimetrías en la Educación Intercultural Bilingüe: caso Awajún, en Justicia e interculturalidad. Análisis y pensamiento plural en América y Europa. Centro de Estudios Constitucionales. Tribunal Constitucional del Perú.
- Regan, James. (2010). Los Awajún y Wampis contra el Estado: una relación sobre antropología política. Vol.14 N°24, pp.19-35 [2010] UNMSM/IIHS, Lima, Perú
- Rumrrill, Roger. (2015). El conocimiento del libro de la naturaleza como clave de supervivencia de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Peruana, en Sistemas alimentarios de los Pueblos Indígenas de Abya Yala. Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
- Torrejón, Elmer. (2017). Análisis “Mapa de la Pobreza Provincial y Distrital 2013”, Instituto Nacional de Estadística e Informática-INEI (2015).
- Villapolo, Leslie y Vega, Ismael (2018). Territorio integral Tajimat Awajún. Fundamentos legales, antropológicos y políticos.
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*Oscar Chigkun Mayan es un joven dirigente awajún, presidente de la Comunidad Nativa Antiguo Kanam, provincia de El Cenepa (Condorcanqui, Amazonas). Es hijo de agricultores. No pudo terminar la carrera de Derecho por razones económicas. Actualmente se dedica a la docencia.
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