La magnitud de la crisis que afrontan los distintos países por el COVID-19 ha revelado la incapacidad del sistema global para responder solidariamente a la pandemia. En el ámbito educativo, la coyuntura exige revalorar la educación comunitaria para hacer frente a esta emergencia, recuperando los saberes y conocimientos de nuestros pueblos y poniéndolos en diálogo con los “conocimiento modernos”, recreándolos y dando respuesta a las necesidades y aspiraciones.
La educación comunitaria y su contribución para enfrentar la emergencia
Por Oscar Badillo Espinoza*
NoticiasSER, 3 de abril, 2020.- Tanto las posiciones más optimistas como las más pesimistas frente a futuros escenarios post Covid-19, coinciden en el hecho de que nada será igual en la vida de las personas. La magnitud de la crisis –todavía en curso- ha puesto de manifiesto la incapacidad del sistema global para responder solidariamente a la pandemia y los sistemas sanitarios de los países han mostrado severas limitaciones para atender la avalancha de personas contagiadas. Los fallecidos se van sumando cada día sin importar su idioma, condición social y procedencia; la incertidumbre va dando paso al miedo a una amenaza silenciosa, ese peligro que no se oye, ¿dónde está ese virus inodoro, incoloro e insípido? se pregunta Emilio Lledó.
La única manera de contener por ahora el avance de la pandemia ha sido el aislamiento social. Con cierta renuencia en algunos casos y firmeza en otros, los países se han visto en la necesidad de decidir entre la economía y la salud. En nuestro país, el aparato productivo se ha detenido, y a cambio el gobierno está tomando medidas para que la crisis social que se avecina no sea tan devastadora. Todo dependerá del tiempo que dure la cuarentena y de las decisiones para abordar la aún más incierta post emergencia.
En el ámbito educativo, frente al confinamiento domiciliario de millones de escolares, el Ministerio de Educación se ha visto en la necesidad de tomar medidas urgentes para atenuar el retraso del inicio de año escolar. En ese marco, se ha propuesto el programa de educación remota y a distancia “Aprendo en casa”, para los niveles de inicial, primaria y secundaria, mediante el uso de diversos medios como son las plataformas digitales, TV y radio, este último dirigido especialmente para las zonas rurales.
La respuesta del MINEDU es plausible al decidir incorporar la educación a distancia como una alternativa más en los procesos de enseñanza-aprendizaje de los estudiantes. Pero una cosa es hacer un viraje en tiempos normales y otra en medio de la tormenta. Se ha anunciado que el 4 de mayo retornarán los estudiantes a sus escuelas, pero la incorporación de estas nuevas formas educativas no debe detenerse. El uso de las tecnologías debe generalizarse como herramientas para la educación de niños, jóvenes y adultos, tanto en zonas urbanas como rurales.
El uso de las tecnologías debe generalizarse como herramientas para la educación de niños, jóvenes y adultos, tanto en zonas urbanas como rurales.
Construir sobre la marcha un programa de educación a distancia y ponerlo en funcionamiento masivamente tendrá grandes dificultades en el campo de la producción, calidad y cobertura. Sin embargo, la mayor dificultad está en los propios usuarios del servicio, los estudiantes y sus familias, que están viviendo situaciones emocionales cargadas de estrés, ansiedad o depresión por la imposibilidad de salir de casa, la pérdida del empleo, el miedo a enfermar, entre otros. Además, los estudiantes y sus familias no tienen ninguna preparación previa para trabajar con estas plataformas, por lo que todos tendremos que aprender en el camino.
Es por ello que el MINEDU debe valorar que la oferta educativa en esta etapa de emergencia debe estar dirigida a las familias antes que a los aprendizajes cognitivos de los estudiantes, porque estos no se van a desarrollar en condiciones normales. En esta coyuntura, lo prioritario es fortalecer las competencias de convivencia de toda la familia, independientemente de su nivel y grado. ¿Será que las exigencias matemáticas, comunicativas y otras que tanto nos han preocupado, no nos han permitido considerar que los hábitos de higiene, la empatía, la solidaridad y el respeto por el bien común, son condiciones básicas para nuestra convivencia y que hoy resultan fundamentales para enfrentar y salir de la emergencia?
¿Será que las exigencias matemáticas, comunicativas y otras que tanto nos han preocupado, no nos han permitido considerar que los hábitos de higiene, la empatía, la solidaridad y el respeto por el bien común, son condiciones básicas para nuestra convivencia y que hoy resultan fundamentales para enfrentar y salir de la emergencia?
Debemos considerar, además, tras la emergencia se incrementará la deserción escolar de jóvenes y adultos de las instituciones educativas, agravando una situación que en tiempos normales ya era una tendencia debido a las dificultades económicas de grandes sectores de la población. Si bien es cierto que la Educación Básica Alternativa (EBA) es la modalidad de estudio que debe acoger a estos estudiantes, es poco probable que los capte debido a su escasa oferta en cobertura y calidad.
Recordemos que la EBA solo atiende a 226,605 personas frente a una demanda nacional de 8´273,511, es decir que apenas el 2.7% (1) recibe este servicio educativo. Si realmente queremos innovar con modelos alternativos, aquí tenemos una brecha histórica por resolver con padres y madres de familia a quienes ahora les pedimos que acompañen a sus hijos en sus aprendizajes.
Si realmente queremos innovar con modelos alternativos, aquí tenemos una brecha histórica por resolver con padres y madres de familia a quienes ahora les pedimos que acompañen a sus hijos en sus aprendizajes.
La Educación Comunitaria es una forma educativa reconocida por la Ley General de Educación, concebida como los procesos de enseñanza-aprendizaje que realizan las organizaciones de la sociedad. Se trata de una educación que recupera los saberes y conocimientos de nuestros pueblos y los pone en diálogo con los “conocimiento modernos”, recreándolos y dando respuesta a sus necesidades y aspiraciones.
Por esta razón, sus contenidos están vinculados con los temas de salud, saneamiento, alimentación, derechos, medio ambiente y, en general, con todo lo que afecta la vida diaria. Para ello, las organizaciones (2) impulsan programas, proyectos, estrategias metodológicas y materiales educativos que promueven la participación, el ejercicio de la ciudadanía y el empoderamiento de las organizaciones como actores sociales y políticos en la construcción de una sociedad democrática y solidaria.
La educación comunitaria recupera los saberes y conocimientos de nuestros pueblos y los pone en diálogo con los “conocimiento modernos”, recreándolos y dando respuesta a sus necesidades y aspiraciones.
La coyuntura exige que estas diversas formas educativas confluyan al servicio de la población peruana. La educación comunitaria puede movilizar muchas capacidades y fortalezas ganadas a lo largo de los años, entre las que se encuentra la comunicación alternativa. En nuestro país, existen diversas experiencias de educación por radio, TV y otras plataformas remotas, promovidas por las organizaciones de la sociedad en las distintas regiones, que pueden contribuir en la atención de la emergencia por la pertinencia de sus contenidos y metodologías.
A pesar de nuestra limitada movilidad por el necesario encierro físico, tenemos la libertad de soñar e imaginar nuevas rutas de trabajo, en un tiempo donde todo se ha puesto en cuestión. En tal sentido, es necesario plantearnos algunas preguntas claves para abrir el debate y asumir nuevos rumbos que permitan atender la emergencia con creatividad y, sobre todo, pensar el futuro de la educación; no solo como un servicio que brindan las instituciones educativas, sino como un proceso de permanente aprendizaje a lo largo de la vida donde el estado y la sociedad sumen esfuerzos para construir la sociedad educadora.
Es necesario plantearnos algunas preguntas claves para abrir el debate y asumir nuevos rumbos que permitan atender la emergencia con creatividad y, sobre todo, pensar el futuro de la educación; no solo como un servicio que brindan las instituciones educativas, sino como un proceso de permanente aprendizaje a lo largo de la vida donde el estado y la sociedad sumen esfuerzos para construir la sociedad educadora.
¿Qué podemos hacer desde quienes hemos trabajado en este campo para atender mejor la situación de emergencia? ¿Qué experiencias exitosas de educación comunitaria nos pueden dar luces para actuar aquí y ahora?, ¿Cuáles son los escenarios que se vislumbran post emergencia y qué retos demandan a la educación?, ¿Qué papel le corresponde a la educación comunitaria en la construcción de la sociedad educadora? Llegó la hora de dar respuesta –con acciones concretas– a estas preguntas.
Notas:
(1) Fuente: DIGEIBIRA-MINEDU (2020)
(2) Organizaciones sociales de base, pueblos originarios, gremios, empresas, medios de comunicación, entre otros.
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*Oscar Badillo Espinoza es Coordinador en Ministerio de Educación (Minedu) del Perú.
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Fuente: Publicado por NoticiasSER, el 31 de marzo de 2020: http://www.noticiasser.pe/opinion/la-educacion-comunitaria-y-su-contribucion-para-enfrentar-la-emergencia
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Una pregunta importante al presidente #MartínVizcarra. La brecha digital en el Perú dejará a cientos de niños sin acceso a la educación en estos tiempos de cuarentena y #Covid19 → https://t.co/WCjdTz2uEO pic.twitter.com/b5MO7pexX5
— Servindi (@Servindi) April 2, 2020
Comentarios
Es importante realizar la re
Es importante realizar la re educación comunitaria, específicamente sobre: qué comer, qué beber, qué producir, qué observar (medios de comunicación), etc todo esto para lograr vivir bien.
Es importante difundir y
Es importante difundir y sensibilizar sobre la alimentación saludable con las estrategias adecuadas.
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