Servindi, 1 de octubre, 2019.- Un reciente informe del programa televisivo 24 Horas Central, ha expuesto el gran problema de deforestación que viene atravesando la comunidad nativa de Quellón, Chiloé en el sur de Chile, producto de la permanente tala ilegal que se presenta en la zona.
Chiloé es un archipiélago que desde hace muchos años viene sufriendo las consecuencias de la tala ilegal que realizan comuneros aledaños a su zona y que serían avalados por instituciones públicas del país sureño.
Fidel Raín, Lonco de Weketrumao en Chiloé, advierte que las ejecuciones ilegales de árboles han dejado ser una forma de subsistir y han pasado a conformar parte de un negocio sistemático.
«En el fondo estas comunidades ya se han vuelto como microempresarios forestales. Esto ya no es para sobrevivir, sino para enriquecerse», indica el dirigente en el reportaje.
Asimismo, Raín responsabiliza de la permanente tala ilegal a los comuneros de Huaipulli, quienes actualmente son representados por Luis Millalonco, cacique de la comunidad.
En su defensa, Millalonco señala que «estamos avanzando con nuestra documentación, los papeleos, estamos trabajando de una manera bien organizada. No estamos talando por cualquier lado el bosque».
Lo cierto es que a mediados de este año, la Fiscalía de Quellón en Chiloé ordenó a los carabineros de la zona establecer una medida de protección a favor del Lonko Fidel Raín y su comunidad por haber sido amenazados por madereros ilegales que entonces lo detuvieron para advertirle de muerte.
En tanto, para el geógrafo Álvaro Montaña, integrante del Movimiento Defendamos Chiloé, la realidad que atraviesa la comunidad solo puede definirse como un «proceso de deforestación intensiva y generalizada».
«La deforestación tiene múltiples y graves consecuencias: pérdida o erosión de suelo, menor disponibilidad hídrica en verano, menor capacidad de capturar carbono que se va hacia la atmósfera en medio de una crisis climático global, pérdida de medicina natural, entre otras severas consecuencias […]», advierte Montaña.
De igual forma, Montaña asegura que la vigencia de esta problemática guarda responsabilidad absoluta con la inacción de entidades como la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) y la Corporación Nacional Forestal (Conaf), quienes hasta la fecha —señala el geógrafo— no vendrían cumpliendo con fiscalizar el cuidado del medio ambiente por parte de las comunidades indígenas, atentando así contra la ley de bosques y la ley indígena.
«Como región de los lagos en el periodo 1998-2013, [Chiloé] está indicando alrededor de 35 mil hectáreas de bosques nativos perdidos. Eso lo sitúa como la región de lagos más deforestada de Chile», agrega Montaña.
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