Combustible iba a ser usado para abastecer a las dragas ilegales que operan en el Nanay, río que proporciona agua potable a más de medio millón de habitantes de Iquitos.
Actualidad Ambiental, 19 de octubre, 2021.- El pasado 14 de octubre, autoridades detuvieron una embarcación que llevaba combustible destinado presuntamente para abastecer a las dragas ilegales que operan en el río Nanay, en Loreto.
Para lograr su cometido, los implicados colocaron el combustible en botellas de gaseosa con el fin de camuflarlo para que no sea detectado por el control de la Marina de Guerra presente en la zona.
Como se recuerda, desde el pasado 11 de octubre un grupo de efectivos de la Marina de Guerra se encuentra en la comunidad de Santa María de Alto Nanay, controlando las embarcaciones que transitan por esta zona.
Esta medida se dio en respuesta al cierre del río Nanay por parte de la población que protesta ante la inacción de las autoridades para enfrentar la minería ilegal.
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La población denunciaba que las autoridades regionales y nacionales no hacían nada para erradicar las dragas -más de 60 actualmente, según fuentes locales- pese a que estas contaminan la fuente de agua de más de medio millón de personas en Iquitos, su seguridad alimentaria y sus vidas.
En este contexto, y pese a las amenazas, ellos mismos asumían la lucha contra la minería ilegal.
Una de sus principales demandas fue contar con la presencia permanente de la Marina de Guerra para que esta asumiese la tarea de controlar las embarcaciones que pasaban por la zona e intervenir a las que transportan insumos destinados al funcionamiento de las dragas.
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Indicios para la investigación fiscal
Con la Marina a cargo del control y vigilancia en la zona, se dificultan las operaciones de los ilegales y se pueden reunir indicios para la investigación fiscal que pretende hallar a los financistas y jefes en esta actividad ilegal.
Con esta primera intervención, por ejemplo, la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental (Fema) de Maynas, que actualmente investiga este tema como crimen organizado, tendrá un nombre que investigar: el propietario de la embarcación.
“Esto se suma como un elemento periférico que me ayuda a colaborar las versiones de los testigos. Además, por las circunstancias en las que se encontró el combustible, escondido debajo de sacos, se puede notar la intención clara de camuflarlos”, señala Bratzon Saboya, fiscal adjunto de la FEMA Maynas.
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