Por fin las autoridades regionales de Ucayali reaccionaron y decidieron imponer una multa de 11 millones de soles –aproximadamente 3 millones de dólares– a una colonia menonita por el cambio de uso de tierras sin autorización. ¿Es suficiente esta medida para resarcir el problema ocasionado? ¿Cuál es el costo de la deforestación provocada por la colonia menonita? ¿Qué autoridades son responsables de permitir este ecocidio?
Servindi, 14 de enero, 2021.- El Gobierno Regional de Ucayali multó con más de 11 millones de soles a la Asociación Colonia Menonita Cristiana Agropecuaria Masisea por cambiar de uso de tierra sin contar con autorización.
La afectación de 588.87 hectáreas, en el distrito de Masisea, provincia de Coronel Portillo (Ucayali), fue calificada de “infracción muy grave” según el Reglamento para la Gestión Forestal de la Ley Forestal y de Fauna Silvestre. (Art. 207, numeral 207.3, literal c) d))
La sanción fue impuesta mediante la Resolución 398-2020-GRU-GGR-GERFFS de la Gerencia Regional Forestal y de Fauna Silvestre de diciembre de 2020 y fue notificada a Zacharias Klassen Isaac, representante de la asociación menonita
La medida fue informada a la Fiscalía Provincial Corporativa Especializada en Materia Ambiental para las investigaciones correspondientes, y al Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), como autoridad nacional forestal.
Para Ernesto Raez Luna los menonitas no cometieron solo una infracción administrativa, "sino un acto de ecocidio" y no hay correspondencia entre un bosque derrumbado y una multa, aún si el dinero fuera destinado a la reforestación..
Imagen: MAAP
Menonitas y deforestación
Actualmente, la Fiscalía investiga tres casos que vinculan a las colonias menonitas en la deforestación de más de 2800 hectáreas.
El primero en la zona de Masisea (Ucayali), el segundo en Tierra Blanca (Loreto) y el último en el sector Nueva Jerusalén el 9 de noviembre de 2020, donde se halló el avance de una vía de 7.5 kilómetros entre el límite de Ucayali y Loreto.
Según la Fiscalía, en el sector de Masisea (Ucayali) se habría deforestado, entre los años 2016 y 2019, unas 894 hectáreas de bosques, y 12 hectáreas en el 2020.
En Tierra Blanca (Loreto) el escenario es más alarmante, porque se depredaron aproximadamente 1435 hectáreas de bosques entre los años 2017 y 2019, y 506 hectáreas más entre el 2019 y 2020.
En total, son más de 2800 hectáreas de bosques primarios arrasados en los últimos cinco años.
Foto: Miguel BergasaMenonitas en América LatinaMarc Dourojeanni* La historia de los menonitas comenzó en 1523 en la Suiza germánica, cuando un sacerdote católico inició una reforma que se dispersó y consolidó rápidamente en el Sacro Imperio Germánico. A partir de 1529 esos disidentes pasaron a ser perseguidos y martirizados. En 1536 el sacerdote católico Menno Simons, influyente contestatario, también rompió con la Iglesia Católica y se unió a ellos, por entonces más conocidos como anabaptistas, por la forma poco ortodoxa en que adoptaron ese sacramento. Menno, a pesar de la persecución, tuvo éxito en divulgar las nuevas creencias las que se propagaron especialmente a Holanda y Polonia, y luego a otros países del este europeo, pasando a ser conocidos como menonitas. En 1683 se produjo la primera emigración menonita a Pennsylvania, que era parte de las colonias inglesas en América. Esas migraciones continuaron durante el siglo XVIII. La vida de los que se quedaron en Europa era cada vez más dura, especialmente en Prusia, de tal modo que, en 1788, a convite de la emperatriz Catalina la Grande, ellos emigraron a Rusia con varias ventajas, entre ellas la pose de tierras. Con los cambios políticos en Rusia esos beneficios fueron mermados por lo que se intensificó la migración a Norte América, inclusive al Canadá (1873). La primera colonia agrícola menonita en América Latina fue en Argentina, en 1877. En términos de prácticas religiosas y en función de sus orígenes los menonitas se han subdividido en diversos grupos, pero mantienen bastante cohesión. En las últimas décadas se han acelerado los movimientos migratorios menonitas, a veces entre países de la región, en función de los cambios políticos y de la disponibilidad de tierras, siendo evidente un movimiento muy reciente hacía Perú (Servindi, 2019; Praeli, 2020) y Colombia (Betancourt, 2018). En 2015, según fuentes menonitas (GAMEO, 2015), existían 200 mil menonitas asentados en América Latina, siendo las colonias más importantes las de México (34 mil) y América Central (50 mil), seguidas de las de Paraguay (35 mil), Bolivia (27 mil) y Brasil (15 mil). Pero, hay menonitas en todos los países. De otra parte, muchas fuentes creíbles citan números mucho más expresivos de menonitas para América Latina, totalizando desde 270 mil hasta cerca de 700 mil personas. De hecho, procurando información país por país, los números se acercan a las figuras más abultadas. Por ejemplo, se cita de 90 mil a 100 mil menonitas apenas en México (Quadri, 2017; Morimoto, 2019), más de 67 mil en Paraguay (Correia, 2020) y casi 60 mil en Bolivia en 2015 (Kopp, 2015). Los menonitas, aunque subdivididos por origen y prácticas religiosas, están bien organizados. Cada grupo cuenta con uno o más templos, a veces localizados en áreas urbanas, al estilo de las iglesias protestantes convencionales, desde las que organizan acciones proselitistas. Además, están unidos en un congreso o conferencia mundial menonita. De otra parte, a nivel de los asentamientos, aunque basados en el cooperativismo y aparentando ser agricultores tradicionales, los menonitas son empresarios modernos, muy trabajadores y unidos, así como audaces y, aunque pacíficos, como se verá, son inescrupulosos. En general tienen mucho éxito económico en sus emprendimientos. Marc Dourojeanni, profesor emérito de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM) en: Menonitas y el ambiente en América del Sur. Fuente: https://www.actualidadambiental.pe/opinion-menonitas-y-el-ambiente-en-america-del-sur/ |
¿Se pudo evitar la deforestación?
El antropólogo Manuel Cuentas considera que la sanción es justa por el delito ecológico que tendrá efectos negativos ambientales sino que además repercutirá a nivel de los compromisos climáticos del Estado peruano.
Al respecto, se pregunta: ¿se pudo evitar la deforestación de casi 600,000 hectáreas de bosques primarios? ¿Dónde estuvieron los organismos supervisores para prevenir la deforestación y el cambio de uso del suelo?
"Me da la impresión que en nuestro país nos hemos acostumbrado a lamentarnos y actuar después, antes que prevenir a través de acciones sostenibles de monitoreo in situ" dice Cuentas.
"Es de esperar que la multa impuesta sea invertida en programas y proyectos conducentes a restañar las graves consecuencias de este grave delito ecológico" prosigue Manuel Cuentas.
Ernesto Ráez coincide en que actuar sobre la base de hechos consumados no es la forma de defender el bosque. Estamos practicamente ante dos inepcias distintas: Estado y menonitas, opina Raez.
Preguntas que las autoridades deben responder
El experto en temas amazónicos Marc Jean Dourojeanni lanzó en noviembre algunas preguntas que merecen ser respondidas por las autoridades regionales y nacionales, como las que siguen:
(i) ¿de quién y cómo los menonitas compraron tierra con bosques naturales, habida cuenta que, en principio, esos bosques son del Estado o de comunidades nativas?
(ii) ¿Cómo esas compras fueron formalizadas, registradas o legalizadas si, en realidad son ilegales?
(iii) ¿por qué las autoridades competentes esperaron a que se deforesten, en la actualidad más de 3.700 hectáreas, sin hacer nada o casi nada? y,
(iv) qué autoridades o influencias han facilitado la entrada masiva al Perú de los menonitas y su asentamiento en Loreto y Ucayali?
Dourojeanni advierte que varias de las mismas preguntas merecen ser hechas también en el caso de otras empresas que deforestan la Amazonia para plantar palma aceitera o cacao.
Menonitas y Amazonía
La idea generalizada de que los menonitas son una secta "apegada a la naturaleza, que practica una agricultura “ecológica” u “orgánica”" es falsa observa Marc Dourojeanni y debe ser rechazada
"La mayoría, aunque se visten con overol y camisa a cuadros y llevan una vida sin extravagancias, practican una agricultura moderna, intensiva, de alto impacto ambiental".
"En verdad son empresarios eficaces e inescrupulosos. A ellos se debe gran parte de la deforestación del Chaco y de la Chiquitania en Paraguay y Bolivia y son grandes exportadores de commodities (carne, soya, etc.) de esos países.
Ahora están invadiendo y deforestando ilegalmente la Amazonia de Perú y Bolivia concluye Dourojeanni en un comentario en su Facebook personal y en un artículo publicado en el portal de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA).
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