Distintas estimaciones científicas dejan dudas sobre la posibilidad de regenerar la flora y fauna perdida tras el incendio en la Amazonía. Desde 20 años para la regeneración hasta la conversión de la Amazonía en un desierto, son los cálculos realizados por las voces académicas. ¿Podrá este bosque tropical volver a ser el mismo de antes?
Por José Díaz
Servindi, 11 de setiembre, 2019.- La noticia ambiental más lamentable en lo que va del 2019 ha sido, sin dudas, el incendio forestal que arrasó, y aún continúa impactando, a la Amazonía. Los focos de fuego que afectaron territorios amazónicos de Brasil, Paraguay, Bolivia y Perú han alterado extensiones aún no del todo medidas en el bosque tropical más grande del mundo.
La preocupación más grande por el momento, radica en descubrir si será posible o no la restitución de las áreas verdes afectadas por el fuego. Las estimaciones científicas aún no alcanzan un consenso. Por un lado, el profesor de ciencias y ecosistemas de la Universidad de Oxford (Inglaterra), Yadvinder Malhi, ha anunciado la regeneración es posible hasta en un plazo de 20 años.
“Si está al lado de un bosque intacto, los pájaros y animales van a irse naturalmente al área dañada y ayudarán a la regeneración”, explicó el científico. Este añadió que la cercanía de bosques no dañados al área incinerada será fundamental en la regeneración de los ecosistemas amazónicos.
Menos optimista se mostró la zoóloga de la Universidad de Cambridge (Inglaterra), Claire Wordley, quien aseguró que este tipo de estimaciones son muy complicadas. “Ya se ha pronosticado que, si la temperatura llega a ser muy alta, el Amazonas no podrá producir suficiente lluvia para mantener su selva tropical. Entonces, si hace demasiado calor, puede convertirse en sabana”, afirmó.
Cambios estructurales
Lo cierto es que, pese a que el incendio forestal del 2019 ha sido el más grande en la historia de la Amazonía, los focos de fuego se han vuelto frecuentes en los últimos años en esta región. Según José María Cardoso, geógrafo de la Universidad de Miami (EE.UU.), la reiteración de focos de fuego, aunque sean más pequeños que el incendio reciente, imposibilitarían la regeneración total del territorio amazónico.
“En muchas partes del mundo, el fuego es parte del ecosistema. Pero en la selva tropical, los árboles no están preparados, nunca han experimentado incendios”, añadió por su parte Yadvinder Malhi, en comunicación con la agencia BBC.
Lo cierto es que, más allá del Pacto de Leticia, firmado por siete gobiernos regionales, a nivel de políticas internas solo Bolivia ha informado que iniciará una serie de acciones. El canciller boliviano Diego Pary afirmó que la administración de Evo Morales pondrá en marcha un plan de recuperación de la flora y fauna perdida en la Amazonía boliviana.
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— Servindi (@Servindi) September 9, 2019
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La ciudad sagrada de Caral,
La ciudad sagrada de Caral, Vichama y el cambio climático. Hay esperanza.
Caral es considerada la ciudad más antigua del continente, también cuna de la civilización americana, fue construida hace aproximadamente cinco mil años. Queda ubicada en el distrito de Supe de la provincia de Barranca en Lima. Tres mil años antes de Cristo se formó como un gran centro ceremonial y lugar de peregrinación para la gente de muchas regiones aledañas e incluso de lugares distantes como la amazonia. Son conocidas sus seis pirámides monumentales y sus plazas hundidas, las flautas confeccionadas en hueso de pelícano y de cóndor, y entre los misterios que la envuelven se halla un probable khipu, cuya naturaleza está en discusión ya que tiene 4600 años. Lo que no es un misterio sino algo evidente es la profunda comprensión de los antiguos andinos sobre el medio ambiente, sus cambios cíclicos y el poder de las fuerzas naturales. Tal así que la llegada del niño costero el año 2017 que activó numerosas quebradas en la costa peruana y causó innumerables daños, no afectó el complejo arqueológico, construido en una parte alta del valle, por encima de la ribera del río Supe.
Estas últimas semanas, los incendios en la Amazonía han puesto a todos en un estado de alerta frente al cambio climático originado en la acumulación de gases de efecto invernadero. Y las noticias lejanas se hacen más temibles aun cuando desastres similares se ven de cerca, la semana pasada el cerro Picol volvió a quemarse. Coincidentemente esos mismos días se produjo un descubrimiento en la Zona Arqueológica de Caral (ZAC) que arroja datos sobre una prolongada sequía hace 3800 años y muestra cómo el clima en el planeta ha estado sujeto a cambios desde siempre.
El hallazgo se produjo en la ciudad pesquera de Vichama, centro arqueológico perteneciente a la Zona Arqueológica de Caral, ubicada en el distrito de Végueta, en la provincia de Huaura. Los vestigios muestran cómo se produjo un cambio climático alrededor del año 1950 a. C., que tuvo fuertes repercusiones para la población. Se trató de una época de calentamiento y deshielos, continuado por una sequía cuya duración se ha estimado en aproximadamente un siglo. Ello afectó a la población del valle de Supe, ya que coincide con el abandono de la ciudad. El equipo de arqueólogos dirigido por Ruth Shady, encontró en el salón ceremonial del edificio principal treintaicuatro frisos, alto relieves que representan seres humanos muertos, con los estómagos vacíos, como una muestra de la magnitud de las dificultades generadas por el cambio climático, al punto que quedó grabado en la memoria colectiva. Se trató tal parece de un fenómeno global, ya que según los especialistas consultados sobre este tema, expertos en cambio climático de la Universidad de Florida, durante la misma época se produjeron sequías en Mesopotamia que también ocasionaron el abandono de ciudades.
Esto volvió a pasar en los milenios siguientes. La caída del estado Wari, alrededor del año 1000 d.C. cuando se abandonan ciudades como Pikillaqta se explica también como resultado de sequías prolongadas, que generan inestabilidad política y fuerzan al cambio incluso de divinidades protectoras. Hoy en día los nevados de la cordillera andina están desapareciendo, y es lógico preguntarse de dónde vendrá el agua a futuro. Pero, frente a los anuncios catastrofistas, podemos recordar que numerosas veces ha sucedido, y si bien dicen que esta vez la magnitud es mayor y que hay una amenaza a la existencia misma de nuestra especie, hay fuerzas de resiliencia en la naturaleza. En Vichama se han encontrado también representaciones de la llegada del agua, entre numerosos cráneos se ven dos serpientes que se dirigen a una cabeza con la boca abierta, y que tiene en su base raíces, representando una semilla.
Ruth Shady en declaraciones a la prensa ha señalado que “hay que reflexionar para promover acciones que mitiguen sus efectos, y creo que ese es el valor que tiene el asentamiento de Vichama”. Podemos asumir que también nos toca cambiar de dioses y credos, como el actual modelo económico global y la ideología del crecimiento económico ad infinitum.
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