Servindi, 10 de abril, 2016.- Una avalancha de detenciones de indígenas mexicanos se viene desarrollando al amparo de una agresiva política del Instituto Nacional de Migración (INM), conducta que implicaría tortura y respondería a presiones políticas y a la ayuda económica de EEUU que busca detener el tránsito de migrantes centroamericanos.
El caso fue destapado por el diario británico The Guardian que recogió las versiones de varios de los detenidos y de organizaciones defensoras de derechos humanos, así como de las propias autoridades implicadas en los abusos.
Las intervenciones a mexicanos indígenas se dan, una parte, en los autobuses que van de Chiapas, sur de México, a estados del norte, cerca de la frontera con EEUU, a donde van en busca de trabajo.
Para las detenciones los agentes de inmigración se guían por "sus rasgos físicos, su ropa o su apariencia", informa la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
"Uno me empujó, otro me daba patadas en la pierna, y un tercero que estaba muy gordo me dio descargas eléctricas aquí, en el dorso de mi mano derecha", relató Alberto Juárez, indígena de Chiapas, al diario británico con ayuda de un intérprete, ya que no habla castellano fluido y menos inglés.
A Alberto así como a sus dos jóvenes hermanas les acusaron de llevar documentos falsos y mentir sobre su nacionalidad. Luego les dijeron que serían deportados a Guatemala, un país totalmente desconocido para ellos.
A Alberto lo pusieron en una sala separada en la que cuatro agentes le dijeron que, si no firmaba unos documentos admitiendo ser guatemalteco, moriría ahí mismo, relata The Guardian.
¿Qué habría detrás?
Según organizaciones de derechos humanos, las autoridades están aplicando un sistema secreto de cupos para elevar la cifra de expulsiones, las cuales aumentaron exponencialmente desde que, en el verano de 2014, Barack Obama declaró que el incremento en las llegadas de niños centroamericanos es una crisis humanitaria.
"La orden parece ser detener a centroamericanos a cualquier precio, incluso si eso implica violar la Constitución, coger gente en función de criterios racistas y detener y deportar a jóvenes mexicanos indígenas por el camino", señaló Gretchen Kuhener, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI), al medio.
Carolina Jiménez, directora adjunta de Investigación para América de Amnistía Internacional, explica que resulta "siniestro" que a las violaciones graves de derechos humanos que se reportan contra migrantes que viajan a través de México, se sumen ahora torturas a ciudadanos mexicanos para hacerles 'confesar' que son extranjeros.
Cabe señalar que los agentes de inmigración no llevan armas, pero a menudo trabajan con agentes de seguridad privada, policías y militares, que hacen redadas no solo en buses sino también en moteles y en la propia calle.
"El mayor error fue mezclar policía e inmigración", cuestionó al respecto Alejandro Martínez, exdirector de asuntos de migrantes centroamericanos en el INM, quien está convencido de que el incremento exponencial en las detenciones "se debe a cupos ilegales en el instituto". "No importa cómo lo hagan los agentes, siempre y cuando cumplan con los cupos", aseguró.
Para leer el reportaje completo de The Guardian hacer clic en el siguiente enlace:
Comentarios
Me pregunto por qué esos
Me pregunto por qué esos niños y toda esa gente quiere ir a USA ? acaso la Pachamama no es benigna tanto en el sur como en el norte ? cuál es el problema entonces ? me gustaría generar un dialogo acerca de este tema, gracias
ke indignacion y ke verguenza
ke indignacion y ke verguenza para Mexico cuando aki en estados unidos pedimos ser tratados kn igualdad nuestros gobernantes no hacen lo mismo x los centroamericanos
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