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Informe de ONU-DEVIDA confirma fracaso de lucha antidrogas en Perú

Imagen: Portada del Informe

Informe de la ONU-DEVIDA sobre cultivos de coca en el Perú confirma fracaso de lucha antidrogas.  En resumen, “La superficie cultivada con coca en producción en 2017 aumentó 14 % sobre la cifra mostrada en 2016, pasando de 43,900 ha a 49,900 ha.” detalla el economista Hugo Cabieses en el siguiente informe especial publicado por ALAI:

Informe de la ONU-DEVIDA sobre cultivos de coca en el Perú: ¡Parió Paula!

Por Hugo Cabieses Cubas*

ALAI, 3 de enero, 2019.- El informe sobre cultivos de coca en el Perú, con información a diciembre de 2017, luego de los “retoques” necesarios para justificar sus fracasos y enorme retraso, fue publicado el último 21 de diciembre en vísperas de Navidad como producto del trabajo conjunto entre la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA) y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), a través de su Sistema Integrado de Monitoreo Cultivos Ilícitos (SIMCI). En resumen, dice el informe: “La superficie cultivada con coca en producción en 2017 aumentó 14 % sobre la cifra mostrada en 2016, pasando de 43,900 ha a 49,900 ha.” 

Los principales indicadores de la performance del Perú en este aspecto, pueden verse en el siguiente cuadro y el mapa que lo acompaña, en cada una de las 17 cuencas cocaleras en las que los cultivos están dispersos. En el Perú de hoy, aparte del crecimiento de los índices de pobreza, desnutrición, anemia, ausentismo escolar, desaprobación ciudadana respecto a los políticos y las instituciones – congreso y sistema de justicia -, también se han incrementado entre el 2016 y 2017 los cultivos de coca con fines ilícitos y sus principales derivados –pasta básica y cocaína–, así como las actividades afines de la minería informal-delictiva, la tala ilegal de madera, el tráfico de flora y fauna, la trata de personas, el contrabando, el lavado de activos, la corrupción, etc.

Monitoreo de cultivos de coca 2017: Indicadores clave

Este crecimiento de la economía y cultura “canalla”, como la denomina la economista anglo italiana Loretta Napoleoni o la sociedad FID –Formal, Informal y Delictiva – como prefiere denominarla Francisco Durand, es el resultado, qué duda cabe, de la expansión desde hace por lo menos 20 años del “modelo” ideológico neoliberal salvaje y cutrero que se le impuso al Perú desde principios de los 90, lo que constituye la principal herencia del fujimorismo y el llamado Consenso de Washington del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
 

Estas cifras y las otras del informe que comentamos, miden también el inmenso fracaso de la política “ofertista” impulsada por el gobierno de los EEUU y el organismo de la ONU sobre estos temas.

Tratando de justificar su enorme retraso en entregar el informe –debió ser publicado en julio o agosto del presente año– anuncian lo siguiente:

“UNODC y DEVIDA están comprometidos en afianzar su colaboración para lograr mejores resultados. Por ello, a partir del 2019 y con el apoyo financiero de la Unión Europea, SIMCI (Sistema Integrado de Monitoreo Cultivos Ilícitos), como parte del monitoreo de cultivos de coca, implementará estudios complementarios que permitirán actualizar información de base, en relación con la cantidad de hoja de coca que se puede producir por unidad de área y las proporciones de hoja de coca y de insumos químicos necesarios para la producción de pasta base y clorhidrato de cocaína. Asimismo, esta nueva etapa incluye la asistencia técnica para la generación de protocolos de colección de data en campo (especialmente sobre precios de hoja y derivados), y una componente transversal de transferencia de capacidades hacia las contrapartes que conformarán el Comité Técnico de Monitoreo.” 

Sostengo que el tema NO son las cifras sino la política y estrategia errada que se impulsa desde hace décadas en el Perú y los países andinos. El informe dice además que:

“ ... el compromiso de UNODC por brindar asistencia técnica de manera sostenida al Estado peruano, se ve fortalecido por el soporte financiero internacional y la participación directa y proactiva de las autoridades nacionales. Esta responsabilidad no solo se circunscribe al tráfico ilícito de drogas, sino también a los delitos relacionados como el lavado de activos, la trata de personas, la minería ilegal, la tala ilegal, el comercio ilegal de vida silvestre y la corrupción.”

Al fin se dan cuenta en la UNODC y en DEVIDA que no solo se trata de drogas sino de varios otros delitos asociados además de fronterizados!! Asimismo, aprovechando que los informes al 2017 de Colombia y Bolivia habían sido publicados con anterioridad - Bolivia el 22 de agosto y Colombia el 9 de setiembre -, el del Perú incluye un breve enfoque de los tres países, señalando lo siguiente:

“En Bolivia, el área cocalera se ha incrementado en 6 % (de 23,100 ha a 24,500 ha), mientras que, en Colombia, la variación indica un aumento en superficie de 17 % (de 146,000 ha a 171,000 ha). De esta manera, en 2017, la superficie cultivada con coca en producción en la Región Andina es de 245,400 ha, 15 % mayor a la reportada en 2016 por los proyectos de UNODC en cada país.”

Descubriendo la pólvora, el informe dice que: “La tendencia de incremento es (sic) posiblemente relacionada con la demanda de clorhidrato de cocaína en América del Norte y Europa, y al abrirse nuevos mercados en el resto del mundo”.

Cultivos han crecido en zonas protegidas y acosan territorios indigenas

Un tema preocupante es que los cultivos de coca han crecido en zonas protegidas: “Ámbitos de uso restringido a la ciencia, la investigación y al uso racional y sostenible de los recursos, como las Áreas Naturales Protegidas, también han sido y son blanco de la intervención de la actividad cocalera y por ende del narcotráfico.”  En las zonas de amortiguamiento de estas áreas, en el 2017 se han registrado 6,466 ha cultivadas de coca, principalmente en el Manu y el Bahuaja-Sonene e incluso en el Santuario Macchu Picchu.

Asimismo, los cultivos de coca acosan los territorios indígenas: “Para el 2017, la afectación del cultivo de coca en Comunidades Nativas ha alcanzado 3,368 ha, 22 % más que el año anterior”, dice el informe. Sostiene además que:

“La expansión de la frontera cocalera sobre estas zonas indica la necesidad de generar respuestas apropiadas desde el Estado, en especial las relacionadas a desarrollo, para evitar que las poblaciones indígenas se vean envueltas en actos ilícitos. Es importante mencionar que la relación que los pueblos nativos han cultivado con el bosque y la naturaleza se basa en actividades sostenibles que respetan la biodiversidad y, al mismo tiempo, protegen y conservan los ecosistemas amazónicos. Sin embargo, el dinero que las organizaciones criminales pueden proveer para implementar la cadena delictiva de la droga, podría soslayar este tipo de vínculo.”

Por supuesto, en cuanto al “desarrollo alternativo”, DEVIDA continúa con la misma cantaleta fracasada de los últimos 30 años: buscar un producto motor –café y cacao principalmente–, que sustituya los cultivos de coca, pero previamente ... erradicar coca. Se trata ahora de aplicar en el VRAEM la fórmula del “milagro de San Martín” que ha mostrado con creces su total fracaso: poca disminución en San Martín, efecto globo, mercurio (dispersión) y membrana (fronterización), en al menos 17 cuencas del país, retorno de los agricultores a sus antiguos cultivos de coca. (ver mi escrito: https://www.tni.org/files/download/brief34s.pdf).

Sinergia de delitos

La sinergia entre los varios delitos asociados al tráfico de drogas, puede verse en el siguiente mapa: todas estas actividades se han dispersado y fronterizado, principalmente en las tres triple fronteras amazónicas.

¿Qué hacer frente a ello?

¿Qué hacer frente a ello? Pues lo he escrito y sostenido, junto con otros profesionales –Ricardo Soberón, Róger Rumrrill y Eduardo Musso, principalmente– y acompañando durante años a los representantes de los agricultores cocaleros en Perú, Bolivia y Colombia lo siguiente:

  • Soy partidario de la revalorización nacional e internacional de la hoja de coca para sus usos tradicionales e industriales benéficos, incluyendo en ello la venta y exportación de productos industriales derivados y la ampliación del uso terapéutico de la cocaína.
  • Pero, con la misma contundencia, estoy en contra de esconder bajo la tesis de la “industrialización de la coca” o peor aún de la “guerra contra las drogas” – y su bala de plata que es la erradicación/fumigación -, la inmensa cantidad de cultivos de coca con fines ilícitos o el enorme negocio perverso, anti-cultural, anti-democrático y criminal que existe a propósito del exceso actualmente existente.
  • Lo que propongo para las zonas de cultivos de coca es un modelo de multicultivo y multiactividades, combinando diferentes pisos ecológicos, principalmente para el mercado interno y limitadamente para la exportación, si existieran ventajas en ello, con una relación equilibrada con la naturaleza.
  • El modelo propuesto se resume en el rechazo a la "guerra de las drogas", por principio de soberanía y por haber sido ineficaz para reducir el narcotráfico y el abuso en el consumo de drogas, lo que implica la defensa del cultivo, consumo tradicional y comercialización legal de la hoja de coca, así como acciones nacionales e internacionales para su revalorización y despenalización, que no es lo mismo que su legalización.
  • La industrialización benéfica de la hoja de coca e impulso de investigaciones científicas y de promoción de productos alternativos para el consumo interno y la exportación.
  • El impulso de programas de sustitución voluntaria de cultivos excedentes, sin erradicación de cultivos, con participación en las decisiones de las organizaciones sociales involucradas.
  • El impulso, desde las organizaciones campesinas, de proyectos de desarrollo rural integral sustentables en las zonas cocaleras actuales y en aquellas que son expulsoras de mano de obra hacia esas zonas, complementados los proyectos con cultivos de coca.
  • Cambios sustanciales en las estrategias y políticas macro-económicas en favor de la producción del agro, reconstruyendo el sistema alimentario, el impulso de cadenas productivas con mercados seguros y justos, la explotación racional de los bosques y su biodiversidad, la zonificación ecológica-económica que sea vinculante, la exportación de productos competitivos poniendo lo social al frente.
  • Programas de información, educación y prevención de uso indebido de drogas en barrios populares y ciudades rurales con poblaciones de riesgo, con participación de las organizaciones sociales.

Ojalá que el Presidente Martín Vizcarra no ponga el “piloto automático” en este tema, alineándose con las políticas norteamericanas - como sí lo está haciendo, lamentablemente, con la continuidad del modelo extractivo minero/petrolero, sin diversificación productiva, olvidándose del agro y restringiendo derechos laborales -, ya que más tarde será … demasiado tarde.

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*Hugo Cabieses Cubas es economista, asesor parlamentario y ex-viceministro del MINAM.

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Fuente: Publicado el 1 de enero 2019 por ALAI: https://www.alainet.org/es/articulo/197334
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