Un informe revela que la constante quema de pozos petroleros generará una huella tóxica sin precedentes sobre la población iraquí. La salud de los habitantes de Irak se encuentra bajo riesgo tras varios años de guerra. Terrenos agrícolas y ríos contaminados son solo algunos de los ejemplos de la barbarie bélica y ambiental.
Por José Díaz
Servindi, 19 de diciembre, 2017.- Desde que se iniciara el conflicto armado en Irak en el 2001, la huella tóxica dejada por la guerra viene generando una gran preocupación para las Naciones Unidas. Y es que en su reciente asamblea ambiental UNEA-3, celebrada en Nairobi (Kenia), se reveló que la contaminación producida por el conflicto tendrá severas consecuencias en la salud de los iraquíes.
Según un informe de la organización holandesa PAX, la constante quema de pozos petroleros ha dejado un panorama ennegrecido en cuanto a la calidad del aire en Irak. A eso se le debe sumar que este país ha sufrido en los últimos años diversos derrames de crudo que han afectado sus territorios agrícolas y sus ríos.
“Nuestros hallazgos demuestran la necesidad de proporcionar un apoyo sostenido a las comunidades afectadas por restos tóxicos de guerra, y tomar estas preocupaciones en serio”, dijo el líder del proyecto de PAX, Wim Zwijnenburg.
El informe, titulado “Vivir bajo un cielo negro”, demuestra que en los últimos años ha habido un incremento peligroso de la extracción informal de petróleo, lo cual puede repercutir en más escenarios de contaminación y afectaría el proceso de reconstrucción que afronta Irak.
Más repercusiones
Asimismo la investigación realizada por la organización holandesa incluye diversos testimonios de habitantes de Al Qayyarah, una ciudad petrolera aledaña a Mosul, quienes revelaron cómo muchos combatientes del Estado Islámico quemaron pozos durante ocho meses mientras se retiraban de la zona.
A eso se le debe sumar que tras la retirada del grupo yihadista, la ciudad de Mosul quedó totalmente destruida, generando un panorama de grandes escombros mezclados con materiales combustibles tóxicos.
“El medio ambiente es una víctima silenciosa en cualquier conflicto, pero sabemos que la recuperación a largo plazo y la consolidación de la paz también depende de tomar medidas claras para reparar el daño ambiental”, alertó el director ejecutivo de ONU Medioambiente, Erik Solheim.
Una de las consecuencias más lamentables del largo proceso de contaminación que representó la guerra en Irak, ha sido que entre las víctimas ambientales se encuentra la contaminación del río Tigris, cuna civilizatoria de Mesopotamia. Sin duda alguna, un daño difícil de reparar.
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— Servindi (@Servindi) 18 de diciembre de 2017
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