Además de la pérdida de bosques y territorios, los pueblos indígenas se enfrentan a la desaparición de sus lenguas, uno de los principales tesoros culturales de la región.
Por Norma Flores Allende*
Distintas latitudes, 19 de mayo, 2023.- “En la selva, mi nombre original era Sobode Chiqueno. Los blancos me bautizaron ‘Mateo’ Sobode Chiqueno”, escuchamos en los inicios del multipremiado documental Apenas el Sol, que muestra la búsqueda determinada de un hombre por preservar su cultura ancestral.
Sobode Chiqueno habla en ayoreo, el idioma de un pueblo originario del Chaco paraguayo y boliviano que aún posee algunos grupos en aislamiento voluntario, los únicos en dicha situación en el continente fuera de la Amazonía. Otros grupos, como el suyo, fueron forzados a abandonar los bosques y a vivir en comunidades precarias, con radios, televisiones, celulares y letreros en un idioma hostil.
A pesar de su avanzada edad, Sobode Chiqueno recorre el árido territorio chaqueño hasta el día de hoy grabando en cassettes la memoria de su cultura. Lo hace en su lengua, actualmente hablada por apenas seis mil personas distribuidas entre Paraguay y Bolivia y amenazada por el español.
Pero el ayoreo no es la única que atraviesa esta situación. Además de la pérdida de bosques y territorios, los pueblos indígenas de América Latina enfrentan la desaparición de sus lenguas, uno de los principales tesoros culturales de la región.
En este explicador, te vamos a contar cuáles lenguas indígenas desaparecieron o están cerca de desaparecer en América Latina y el Caribe, y qué se está haciendo a lo largo de la región para proteger este invaluable legado de los pueblos originarios.
¿Qué lenguas nativas se perdieron en América Latina en los últimos años?
Según el Banco Mundial, uno de cada cinco pueblos indígenas en América Latina y el Caribe ha perdido su idioma nativo. 44 de ellos ahora hablan español y 55 lo hacen en portugués.
El lingüista y escritor nahua Martín Tonalmeyotl, quien vive en el estado mexicano de Guerrero, recuerda en conversación con Distintas Latitudes que durante el siglo pasado su país vio desaparecer lenguas como el ópata, el pochuteco y el tubar o tubare.
La discriminación y el racismo, tanto de la sociedad como del Estado, son los dos motivos por los cuales estas lenguas mueren. Debido a esto, son expulsadas de instituciones clave como las escuelas y los centros de salud, usualmente gestionados por personas a las que no les interesan las lenguas de estas comunidades.
Un informe de la Unesco indica un caso impactante en Sudamérica: en Uruguay, las lenguas indígenas fueron exterminadas en su totalidad en los últimos siglos, razón por la cual los guaraníes locales solo hablan español. Salvo en unos pocos casos, las lenguas indígenas tampoco han logrado sobrevivir en el Caribe.
Algunas de estas lenguas “asesinadas” durante la última década —porque sus hablantes son discriminados y violentados, recuerda la lingüista mixe Yásnaya Aguilar— en el resto de América Latina son el tehuelche (2019†, Chile y Argentina), el remo (2014†, Brasil y Perú) y el apiaká (2011†, Brasil).
La pandemia de COVID-19, por su parte, se llevó a la juma, hablado por el pueblo de igual nombre de la Amazonía brasileña hasta 2021, cuando su último hablante nativo falleció a raíz de complicaciones derivadas del coronavirus.
Este año, además, falleció la última hablante nativa de yagán (o yámana), Cristina Calderón, quien residía en el archipiélago chileno de Tierra del Fuego. Los yámanas fueron el pueblo más austral del mundo, indica el sitio Memoria Chilena, de la Biblioteca Nacional de Chile.
Con Calderón no solo murió su lengua, sino también su nación. Ella fue la última yámana. A pesar de que sobreviven aproximadamente medio centenar de personas de origen yámana, todas hablan español y son fruto del mestizaje con otros pueblos indígenas y blancos.
¿Cuántas lenguas nativas corren el riesgo de desaparecer en América Latina?
Unas 248 lenguas indígenas se consideran seriamente en peligro crítico de extinción, lo cual equivale a un tercio de las lenguas originarias existentes en la región.
Estamos hablando de la región del mundo con la mayor riqueza lingüística, encabezada por Brasil, México, Colombia, Perú y Venezuela.
Solo en Brasil, donde existen 274 lenguas indígenas, se han extinguido 25 en lo que va de este siglo. Otras 64 corren peligro de seguirlas. Este genocidio lingüístico es una de las consecuencias de las extremas vulneraciones que padecen las personas indígenas bajo el Estado brasileño, las cuales se han incrementado durante el gobierno de Bolsonaro.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha declarado grave y preocupante la situación de los pueblos indígenas en el gigante suramericano, al punto de que muchas organizaciones y colectivos no dudan en definir lo que allí ocurre como limpieza étnica.
En 2020, el entonces ministro de Educación de Bolsonaro, Abraham Weintraub, aseguró que odiaba el término “pueblos indígenas”. “Solo hay un pueblo en este país: el brasileño”, enfatizó.
Si miramos país por país, encontramos otros casos preocupantes, como el de Bolivia, donde 30 de las 36 lenguas originarias están actualmente en peligro de extinción.
¿Hay lenguas que hayan muerto y luego hayan sido rescatadas?
La buena noticia es que sí. Ha habido experiencias valiosas en Australia, Nigeria y otros países. El ejemplo más exitoso es el del hebreo moderno.
En América Latina aún no tenemos casos registrados de lenguas “resucitadas”, pero sí hay esfuerzos por preservar las que aún existen. La música, el cine o la literatura constituyen herramientas fundamentales para mantener con vida muchas de las lenguas originarias de la región.
También están los medios de comunicación, especialmente las radios comunitarias, que desempeñan un papel fundamental en las comunidades indígenas; y los Estados, que están tomando algunas iniciativas en materia de políticas públicas.
¿Cómo se están preservando las lenguas indígenas?
Sobode Chiqueno vio cómo los blancos grababan sus propias historias. “Me dije entonces: ‘Tengo que trabajar para comprar una grabadora y guardar la cultura ancestral’”, lo escuchamos decir en ayoreo en Apenas el Sol.
El documental, que ha llegado incluso a países europeos, ha sido proyectado en comunidades ayoreo paraguayas y bolivianas, suscitando comentarios y recuerdos entre quienes son capaces de entender hasta la última palabra.
Como Sobode Chiqueno, los ayoreo hacen todo tipo de esfuerzos por preservar su lengua. En sus comunidades del Chaco paraguayo, por ejemplo, los niños y jóvenes hablan en su idioma.
Juan De La Cruz Ajaojai Dosape, líder en Puerto María Auxiliadora, en la zona fronteriza con Brasil, comenta que esto se debe, entre otras cosas, a la elaboración de diccionarios y el rescate de historias, cuentos y vidas de antiguos líderes que son transmitidos en ayoreo a las nuevas generaciones.
Martín Tonalmeyotl comenta que hay personas indígenas que, a pesar de haber abandonado su lengua, actualmente desean volver a aprenderla. Lo que antes era motivo de vergüenza o discriminación, ahora suscita interés entre quienes quieren recobrar su cultura e identidad.
El escritor nahua dice que hay espacios que se han ganado en la academia, los medios de comunicación y a nivel legislativo en nuestros países para promover las lenguas originarias. Un ejemplo de ello es lo que ha sucedido con el idioma amuzgo, que ha aumentado su número de hablantes en el estado mexicano de Guerrero.
El propio Tonalmeyotl realiza esfuerzos como escritor, docente e investigador para preservar el nahua. Cita un proyecto que él mismo integra junto a otros escritores indígenas, Gusanos de la Memoria, que incentiva la creación literaria y la memoria de culturas originarias de la Montaña de Guerrero.
El resurgimiento de la producción literaria de escritores indígenas es resaltado también por el último informe del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC).
En lo que respecta a la música, entre los numerosos músicos indígenas de la región citamos algunos jóvenes como Renata Flores, artista peruana de trap en quechua, Brô Mc’s, rap guaraní kaoiwá desde Brasil o Bianca Orqueda, cantautora nivaclé, del Chaco paraguayo.
En las últimas décadas, además, la región ha dado diferentes películas y documentales en lenguas indígenas, muchas de ellas premiadas a nivel mundial.
Por otra parte, al menos diez países de la región poseen legislaciones que establecen la oficialidad o cooficialidad de lenguas indígenas. Algunos Estados, además, poseen organismos nacionales dedicados al estudio y preservación de estas, o bien integran el Instituto Iberoamericano de Lenguas Indígenas, creado este año para fortalecer la protección de las mismas.
Sin embargo, la realidad para una persona indígena en la región es que la radio, la TV, las clases en escuelas y universidades, el contenido online y los letreros en las calles siguen estando en mayor medida en español o portugués.
Los ancianos ayoreo saben que sus parientes aislados aún se desplazan en sus territorios, evitando cualquier contacto con aquella realidad impuesta. Entre los pocos árboles que quedan en el horizonte chaqueño, los últimos grupos en aislamiento voluntario se aferran a sus cantos ancestrales a pesar del estruendoso avance de las topadoras.
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* Norma Flores Allende nació en El Salvador (1989). Vive en Asunción, Paraguay. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional de Asunción. Se ha desempeñado como comunicadora, redactora, periodista y docente. Es además escritora; disfruta escribir cuentos, poemas, guiones y aspira a culminar su primera novela. Interesada en derechos humanos, política, género, cultura, medio ambiente, fact-checking. Ama el periodismo narrativo y la investigación.
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Fuente: Publicado en el portal de Distintas latitudes: https://distintaslatitudes.net/explicadores/lenguas-indigenas-america-latina. Este contenido fue realizado con los aportes de Comu LATAM. Si quieres apoyar el periodismo latinoamericano y el crecimiento de nuevo talento periodístico en la región, vuélvete socio.
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