“La violencia política armada y las guerras son situaciones que contradicen al ser humano, y deben evitarse o desaparecer. Todos estamos comprometidos en esta tarea. En esta aspiración, la justicia y el derecho son las mejores armas de prevención y control; son las armas para identificar a los responsables y sancionarlos”.
Por Antonio Peña Jumpa*
30 de marzo, 2023.- La película “Sin novedad en el frente” (Alemania, 2022) nos hace recordar la horrible historia de los jóvenes soldados que bajo ideales de patriotismo o decisiones militares murieron en las batallas de las trincheras de la primera guerra mundial de los años 1914-1918. En el mismo sentido, la muerte de 6 jóvenes soldados ocurrido el domingo 5 de marzo de 2023, intentando cruzar el río Ilave, en la región de Puno, en el Perú, muestra un episodio semejante de trato o maltrato de estos jóvenes soldados. Las vidas de los jóvenes soldados de la primera guerra mundial como los de Puno aparecen sin valor; expuestas y sacrificadas sin causa o explicación racional.
Los jóvenes soldados de 1914-1918:
Los jóvenes soldados de la primera guerra mundial sabían que podían morir. Pero el reclutamiento forzado siguiendo el idealismo patriótico alemán, francés, inglés, austrohúngaro, italiano, serbio, turco, ruso o norteamericano de 1900, era más fuerte. Los ya consolidades conceptos de Estado y soberanía de aquel tiempo, pensados en términos de expansión o protección, podían llevar a la inmolación donde los más jóvenes reclutados para los ejércitos sufrían las peores consecuencias. Al final, más de 10 millones de jóvenes soldados murieron, y más de 20 millones resultaron heridos (France 24, en línea). La población civil también sufrió las terribles consecuencias: algunos estiman que murieron al menos el equivalente de los soldados fallecidos, otros afirman que fueron más de 13 millones de civiles muertos (información en línea).
Las muertes de los millones de jóvenes soldados de la primera guerra mundial tuvieron como principales responsables a las autoridades y militares de mando de aquel entonces.
Pero, las causas de la primera guerra mundial y su agónica continuidad no dependieron de los jóvenes soldados muertos o heridos. Las decisiones de la guerra son tomadas por las autoridades políticas y militares que dirigen el Estado, aunque no necesariamente se encuentran en el frente de sus batallas. Las muertes de los millones de jóvenes soldados de la primera guerra mundial tuvieron como principales responsables a las autoridades y militares de mando de aquel entonces.
Los jóvenes soldados de Puno:
Lamentablemente la situación de muerte de los jóvenes soldados se ha repetido en otros acontecimientos similares o proporcionalmente semejantes, aunque no necesariamente de guerras mundiales o guerras entre países. Uno de estos acontecimientos lo acabamos de sufrir en Perú, tras el fallecimiento de 6 soldados jóvenes del ejército peruano que fueron a “combatir” las protestas sociales de la región de Puno, en el sur andino del Perú.
Los soldados de Puno fueron obligados a enfrentar a un pueblo enfurecido por la gestión de un gobierno central políticamente débil que había ocasionado, por acciones policiales y militares, la muerte de al menos 60 personas en el Perú, incluyendo 18 muertos en la propia región de Puno. Cumplían una función que constitucionalmente no les corresponde ante un pueblo Aymara que históricamente ha estado al margen del Estado o en un lento proceso de integración. Tras los últimos acontecimientos políticos-militares ocurridos en el país, este pueblo Aymara no dudó en rechazar al gobierno central a través de una huelga regional efectiva, y no aceptó la militarización de su región.
En estas condiciones, el pueblo Aymara rechazó a las Fuerzas Militares en su región, incluyendo a las patrullas de jóvenes soldados dirigidas por oficiales que seguían órdenes políticas del gobierno central. Miembros del pueblo Aymara obligaron a las patrullas a que se retiren a sus cuarteles. Una de estas patrullas, bajo hechos aún en investigación, tuvo en su ruta de regreso al cuartel el cruce el río Ilave. Aparentemente, sin información sobre el caudal y la temperatura fría del río Ilave, se atrevieron a cruzarlo bajo órdenes superiores. El resultado fue trágico: 6 soldados jóvenes no pudieron llegar vivos a la otra orilla, murieron ahogados.
La responsabilidad legal por estos hechos:
¿Sabían nadar en rio de aguas gélidas, con sus equipos de combate, los soldados fallecidos? ¿Quiénes son responsables de estas muertes? ¿A quiénes tienen que reclamar las madres y los padres de estos jóvenes fallecidos al intentar cruzar el río Ilave, en Puno?
Son preguntas difíciles de absolver en un contexto de guerra o de protestas sociales. Sin embargo, la justicia y el derecho no pueden limitarse en cualquier situación. En estado de guerra, que ciertamente no es aplicable al caso de Puno, existen normas especiales que juzgan a los militares de mando responsables, y en situaciones de protestas sociales, que es el aplicable en el caso de Puno, no hay razón para dejar de aplicar las normas generales, común a todo ciudadano, para juzgar a los militares de mando y políticos que resulten responsables.
la muerte de los 6 jóvenes soldados constituye un caso a ser resuelto bajo el derecho civil y el derecho penal común.
Dada la situación de protesta social en Puno, aunque se encuentre en Estado de Excepción, la muerte de los 6 jóvenes soldados constituye un caso a ser resuelto bajo el derecho civil y el derecho penal común. Penalmente son casos de homicidios, con condiciones o variables especiales del hecho punible y su autoría. La responsabilidad penal que involucra a los mandos superiores directos y a los mandos y políticos mediatos debe ser denunciada por el Fiscal competente para que luego el Juez resuelva a través de su sentencia. Civilmente, corresponde una indemnización a los deudos o familiares de los fallecidos, que puede ser fijada en la misma vía penal o en una vía paralela civil bajo función directa del Juez.
Hechos que no pueden repetirse:
En cualquier caso, las muertes de los 6 soldados jóvenes de Puno son hechos que debemos evitar. Al igual que las muertes de los soldados de la I Guerra Mundial, u otras guerras semejantes, son hechos que muestran la debilidad de los Estados y sus autoridades militares y políticas, y que nos conducen a un rechazo total. La violencia política armada y las guerras son situaciones que contradicen al ser humano, y deben evitarse o desaparecer. Todos estamos comprometidos en esta tarea. En esta aspiración, la justicia y el derecho son las mejores armas de prevención y control; son las armas para identificar a los responsables y sancionarlos.
(Escrito en Lima los días 10, 26 y 29 de marzo de 2023)
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* Antonio Peña Jumpa es profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú y de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Abogado, Magister en Ciencias Sociales y PhD. in Laws.