Servindi, 12 de febrero, 2023.- Compartimos nuestro boletín semanal de noticias, edición Perú, con una edición especial dedicada al tema: ¿Qué pasa en el Perú? al cumplirse dos meses del inicio de las protestas. Se autoriza la libre reproducción y difusión. Todos los derechos están compartidos.
El actual resumen de noticias de Servindi es locutado por Melissa Rubio y Sergio Zanabria y redactado por el equipo de prensa de Servindi.
Resumen nacional al 12 de febrero, 2023. Informe especial: ¿Qué pasa en el Perú?
Esta semana se cumplieron dos meses desde que estallaron las protestas sociales en Perú, el 7 de diciembre, tras la vacancia presidencial de Pedro Castillo y la asunción al mando de Dina Boluarte. Por ello, hoy dedicamos de manera especial este espacio a resumir lo que está pasando en el Perú.
Reclamos de la población. Para empezar, la población demanda principalmente la salida inmediata de la presidenta Boluarte, el adelanto de elecciones generales al 2023 y la elección de una presidencia transitoria de consenso en el Congreso que convoque a elecciones generales.
También exige la consulta mediante un referéndum de una Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Constitución y un juicio justo y debido proceso para el expresidente Castillo.
Situación excepcional. Este contexto es excepcional en la historia del Perú porque se trata de una rebelión política autogenerada desde las regiones con contenido étnico, que rechaza la discriminación y el racismo estructural.
Este desprecio por la vida de la población indígena u originaria ha quedado también expuesto en la desmedida represión con la que ha respondido el Gobierno, dejando 48 civiles fallecidos en enfrentamientos, la gran mayoría de ellos reportados en regiones del sur.
Percepción del conflicto. A pesar de que el gobierno habla de diálogo y de respetar el derecho a la protesta, los hechos evidencian lo contrario.
Una muestra de ello son las masacres perpetradas por las fuerzas del orden en Ayacucho, Apurímac, Arequipa y Puno, así como la intervención arbitraria a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en Lima.
En este último operativo, la Policía ingreso rompiendo las rejas con una tanqueta, detuvo a 193 personas, las pusieron contra el suelo, boca abajo, como si fueran delincuentes, y luego las llevaron a dependencias policiales.
Todo para que luego sean liberados pues no hallaron nada que vinculara a estas personas con un delito incriminatorio. El diálogo del Gobierno acaba así con sus peores prácticas de violencia y represión.
El papel de los medios. En este contexto, la prensa concentrada o corporativa está jugando muy sucio buscando desacreditar la protesta en base a acciones aisladas que todos repudian, y que podrían ser obra de infiltrados en las manifestaciones.
Vídeos difundidos en redes sociales muestran personas de civil, protegidos por las fuerzas policiales y militares, atacando instituciones públicas, hecho que luego son atribuidos a los manifestantes.
Aunque la guerra sucia de noticias sesgadas sigue en aumento y se expande la desinformación, del otro lado se ha abierto un desafío para la prensa alternativa, independiente y comunitaria.
Esta busca diferenciarse de la gran prensa limeña concentrada y para ello debe evitar caer en el sensacionalismo y mostrar cada vez más rigor y profesionalismo en su actividad informativa, aunque ahora eso también les represente mayor riesgo.
Periodistas atacados. Según la Asociación Nacional de Periodistas (ANP) al menos 153 ataques a periodistas que cubrían las protestas en Perú se registran desde que las movilizaciones iniciaron, hasta el 2 de febrero de 2023.
Solo en enero de este año hubo 94 ataques que se concentraron mayormente en Lima, siendo los efectivos policiales los agentes agresores más frecuentes, según indica la ANP.
El disparo de perdigón que recibió el fotoperiodista de la agencia EFE, Aldair Mejía, luego ser amenazado de muerte por policías en Puno, es uno de los hechos de mayor gravedad, en enero.
Rol protagónico. En medio de esta coyuntura, el rol protagónico que están teniendo las comunidades indígenas responde a las demandas postergadas que la República no ha resuelto en 200 años y que la pandemia del COVID-19 puso al descubierto.
El sistema político no brinda oportunidades de participación de los pueblos y comunidades cuya conciencia reivindicativa ha ido en aumento con los movimientos por la autonomía y autogobierno en la Amazonía.
Hay un cuestionamiento al sistema político que no es inclusivo y ha dejado de representar a los pueblos y comunidades que ven cada vez más como se vulneran sus derechos en nombre de la democracia y el estado de derecho que no sienten suyo.
Muchos sectores se vieron representados por Pedro Castillo Terrones, por su origen humilde y provinciano y vieron la vacancia como una injusticia, más allá de sus fallos y errores políticos y de gestión.
Otro factor que desconcierta es que se trata de una rebelión que no presenta caudillos o liderazgos visibles, porque se nutre de una institucionalidad comunal que le da soporte.
La rebelión de hoy ha tenido la enorme capacidad de reactivar y potenciar redes de solidaridad a diversos niveles: por procedencia u origen, familiares, amicales, artísticas, etc.
El antropólogo Rodrigo Montoya ve esto como un despertar “desde abajo” y la expresión de un “mandar obedeciendo” donde el pueblo, el ayllu, la comunidad insurge con toda la fuerza de su tejido social, artístico y cultural.
Perspectivas a futuro. Dicho todo esto, el pronóstico es poco previsible debido a que ya se encienden las ofertas electorales al por mayor y la coyuntura tenderá a acaparar la atención pública en escenarios institucionales no favorables a un cambio muy profundo.
La perspectiva dependerá de la articulación progresiva del movimiento social indígena y del afianzamiento de su agenda estratégica a mediano y largo plazo.
En este contexto el rol de la sociedad civil y de la prensa responsable es muy importante para tender puentes y canales que nos acerque a un diálogo intercultural que abra salidas al fuerte conflicto que atraviesa al país y que lo mueve de su letargo cada cierto tiempo.