Ayer el Congreso impunemente aprobó una tercera moción de vacancia. Tuvo el respaldo de 73 legisladores, 32 votaron en contra y solo hubo 6 abstenciones. La excusa de destituir al presidente por “incapacidad moral”, en realidad, camufla el desprecio no solo al mandato popular, sino también al hombre andino.
Por Jesús Rojas*
2 de diciembre, 2022.- Los congresistas apestan cada vez que abren la boca, su hedor es tan profundo que un chiquero es perfume a su lado. Pero el problema no es que apesten, el problema es que infecten un país, y que los peruanos sigan permitiendo que perdure lo rancio y putrefacto.
El presidente Pedro Castillo no lleva ni dos años gobernando el Perú, pero el pequeño club de mafiosos y de escasas neuronas lleva presentando tres mociones de vacancia con argumentos que nada le tienen que envidiar a los chistes más grotescos de Quevedo.
La excusa de destituir al presidente por “incapacidad moral”, en realidad, camufla el desprecio no solo al mandato popular, sino también al hombre andino.
Ayer el Congreso impunemente aprobó una tercera moción de vacancia. Tuvo el respaldo de 73 legisladores, 32 votaron en contra y solo hubo 6 abstenciones. Entre los 73 congresistas cuatro pertenecen a Perú Libre, partido que llevó a la presidencia a Pedro Castillo, y ellos son: Waldemar Cerrón, Flavio Cruz, Margot Palacios y Abel Reyes.
Además, aprobaron que el debate de la moción de vacancia contra el mandatario sea el 7 de diciembre. Pero no solo eso, también la Comisión de Constitución, presidida por Hernando Guerra, de Fuerza Popular, aprobó el adelanto de elecciones generales para el 2023.
Los medios de desinformación y los paladines de la mafia tras el triunfo del presidente Castillo no se cansaron de advertir sobre la llegada del comunismo. En ese sentido puedo preguntar: ¿Cuántas empresas se han expropiado? ¿Las fábricas pasaron a ser controladas por los trabajadores? ¿Ahora, existe distribución equitativa de las riquezas?; podría buscar más interrogantes pero no vale la pena porque el comunismo es inexistente.
la mafia dijo que Pedro Castillo era un peligro para la democracia, pero la realidad demuestra que el Congreso aborrece la democracia.
También, la mafia dijo que Pedro Castillo era un peligro para la democracia, pero la realidad demuestra que el Congreso aborrece la democracia. Y con respecto a la libertad de expresión los pseudo periodistas usan todos los medios de comunicación para pedir la destitución del mandatario, tergiversan la verdad, y a la vez no tienen vergüenza de victimizarse de que son censurados.
“La gran mayoría de peruanos siguen siendo explotados, y por ende, dominados; pero creen ser grandes “emprendedores” y consideran que con su esfuerzo individual pueden salir de la pobreza y acumular grandes ganancias”.
En el Perú muchos ciudadanos odian el comunismo y el socialismo sin tener la más mínima idea de lo que significa, incluso, en algunos casos se dejan llevar por las fantasías, como por ejemplo, piensan que el empresario y presidente de El Salvador, Nayib Bukele, es un revolucionario que se enfrenta a los grandes poderes económicos.
Y ni hablar de que confunden el progresismo con la izquierda. Su falta de entendimiento hace que odien algo que desconocen; eso es el caso del máximo líder de la organización fujimorista La Resistencia, José García Danuso, a quien una vez le preguntaron: “¿Qué diferencia hay entre capitalismo y socialismo?”; y él respondió: “Socialismo es que todos son socios”.
La gran mayoría de peruanos siguen siendo explotados (más del 70% de la población tienen trabajos informales), y por ende, dominados; pero creen ser grandes “emprendedores” y consideran que con su esfuerzo individual pueden salir de la pobreza y acumular grandes ganancias.
Ese falso relato de la clase dominante lo tienen naturalizado sin terminar de entender que solo la riqueza puede ser producida colectivamente. Son décadas de neoliberalismo donde la clase dominante ha impuesto sus intereses particulares como intereses universales. Ese debate cultural lo han ganado, y eso se expresa en que los explotados siguen a rajatabla patrones de modelo que tienen que ver con la defensa acérrima de intereses que no les pertenecen.
Ese es el Perú que tenemos, un país donde los explotados tienen un plácido sueño a espaldas de la política y donde los malhechores despiertos siguen al acecho para enriquecerse y solo duermen para embrutecerse. Solo la organización popular podrá permitir que ese hedor se extinga de ese desierto gris, y a la vez, será un frenó para su expansión. ¿Duele el Perú? Claro que duele, pero creo tener la certeza de que el dolor tiene la desgracia de no ser vitalicia.
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*Jesús Rojas es periodista y profesor en comunicación social recibido en la Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Actualmente se encuentra en el Perú.