Servindi, 16 de octubre, 2022.- Esta semana José Luis Aliaga Pereira nos comparte un breve relato político de alcoba, muy apropiado al contexto electoral en el que el Perú, donde la fiebre electoral sube y trastorna las percepciones y las convicciones sobre la realidad.
Conversación...
Por José Luis Aliaga Pereira*
Estaban inquietos. Cuando él se ponía de pie, ella tomaba asiento. Cuando ella se sentaba sucedía todo lo contrario con él.
— Mi amor, anoche me soñé como candidato.
Rosmery, ese era el nombre de ella, lo escuchaba sin darle mayor importancia.
— Mi amor, anoche me soñé de candidato —repetía él.
En su país la efervescencia de las elecciones de alcaldes y para Gobernadores Regionales estaba en su punto más alto. Con sus discusiones políticas pasaba lo mismo: nunca se pusieron de acuerdo.
— ¿Candidato a qué? —preguntaba ella.
— En política pues, en política —respondió.
— Conociéndote como piensas —habló ella—. Seguro que de algún partido de derecha.
— Ahora da igual, sean de derecha o izquierda.
— Eso es politiquería; lo que tus oídos quieren escuchar.
— Lo que sea. Eso es lo que hacen todos —quiso ser tajante, como queriendo finiquitar el tema.
— Estoy preparando el desayuno —dijo ella, sin darle importancia a sus afirmaciones.
— Es emocionante ver tu cara en todas partes, hasta en los postes que sostienen los cables de energía eléctrica. En las paredes, en las redes sociales, en todo lugar.
Quería pintar un ambiente real a su sueño, para que lo escuche, relacionarlo con lo que pasaba.
— ¿Tú crees que todo eso es gratis?
— Llega un momento que empiezas a creer que ya eres autoridad y te saludan y hacen sentir como si fueras su jefe.
La mesa estaba servida. Un café humeante se veía en un plato junto a un sándwich de pan con queso.
— Lucha, lucha y lucha; ¿cuándo vamos a terminar con eso? Ustedes no entienden —dijo Domenico, así se llamaba él.
— Tienes un trabajo, no te quejes. Nosotros estamos por el cambio social. No somos oportunistas ¿Buscas comodidades?
— ¿No te das cuenta? La gente cree que lo puedes todo. Obedece, hay quienes nacimos para mandar y otros para obedecer.
— ¿A dónde quieres llegar con esta conversación?
— Tu siempre resignada a todo. Nunca fuiste emprendedora. Es solo un sueño lo que te estoy contando.
Ella lo conocía muy bien, hasta podría haber inventado lo del sueño para, con ese pretexto, hablar de lo que siempre ansiaba, justificar su apoyo a la postulación de su amiga como candidata de un partido de derecha.
— Yo me casé contigo antes de conocer tus ideas, parecías muy bueno, hasta revolucionario. Poco a poco te estoy conociendo. ¿Cómo vas a estar acompañando a esos que arrugan la cara, que hacen gestos de asco cuando prueban la comida del pueblo en los mercados?
— Ella, esa candidata, es mi amiga, me invitó para apoyar su campaña. No me pude negar.
— Todos tenemos un destino. El mío es estar al lado del pueblo, así me conociste en la Universidad, en las calles. Me acuerdo muy bien lo que dijiste: "por eso me gustas". ¿Y ahora?, ¿y ahora?
— Regresamos a lo mismo, tu no entiendes. Tu bienestar, nuestro bienestar eso es lo que vale. Nadie puede cambiar el mundo de la noche a la mañana. No seas ilusa.
— No, es tu comodidad la que tú buscas, eres egoísta. ¿Sabes lo que significa preocuparse por la persona, por la humanidad entera? No lo sabes, ni te interesa, piensas en ti y nada más.
A veces, Domenico, amanecía hablando de Dios. ¿Qué me dices del creador del universo, del creador de todo? Lo quería presionar, ganar la discusión con algo que, para él, no tenía escapatoria.
La conversación subía de tono, iba in crescendo. Su Dios, le decía, <era la “divina Madre Tierra” de quien todos nacemos, en quien vivimos y por quien somos: Madre que nutre, protege y sustenta a los seres humanos>. En esos instantes, la mirada en los ojos de ella crecía, se hacía diferente; él, la sentía acerada, inalterable, lejana...
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* José Luis Aliaga Pereira (1959) nació en Sucre, provincia de Celendín, región Cajamarca, y escribe con el seudónimo literario Palujo. Tiene publicados un libro de cuentos titulado «Grama Arisca» y «El milagroso Taita Ishico» (cuento largo). Fue coautor con Olindo Aliaga, un historiador sucreño de Celendin, del vocero Karuacushma. También es uno de los editores de las revistas Fuscán y Resistencia Celendina. Prepara su segundo libro titulado: «Amagos de amor y de lucha».
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