Factores como la desnutrición y difusión de noticias falsas agravó la situación de la COVID 19 en una región con gran porcentaje de población joven.

Servindi, 19 de agosto, 2022.- La Revista Panamericana de Salud Pública dio a conocer a través de un informe que las desigualdades y precariedad dificultó el manejo de la pandemia en los países de América Latina.

El informe “Enseñanzas de la pandemia de COVID-19 en América Latina: la vulnerabilidad genera más vulnerabilidad” señala que expertos creían que la región no iba a ser tan golpeada debido a que poblacionalmente hay una mayoría de habitantes jóvenes.

Sin embargo no se tomó en cuenta que, más que factores como la edad, persiste una situación de precariedad que la pandemia solo agudizó.

“Las personas vulnerables en los países de ingresos bajos y medianos suelen estar expuestas a factores nutricionales, ambientales y laborales peligrosos y sufren pobreza, marginación social y racismo estructural”.

Dichas circunstancias pusieron en peligro a una gran cantidad de personas, independientemente de su etapa de vida.

La falta de acceso a una atención digna de salud también tuvo una gran influencia en la elevada tasa de mortalidad por esta enfermedad, pero también arrastrando la falta de tratamiento y por ende la muerte por otras causas.

“La coexistencia de esta pandemia nueva e inesperada con otras enfermedades crónicas ha empeorado este escenario, provocando lo que se llamado una <<sindemia>>”.

Es necesario por ello un cambio profundo en el tratamiento de pacientes en los establecimientos de salud, empezando por campañas de promoción y prevención de enfermedades, señala el documento.

La actuación temprana en la salud permitirá que el presupuesto de la región se dirija a atender políticas más equitativas con enfoque social.

El cierre de escuelas repercutió en la salud de los menores, haciéndolos propensos también a contraer fácilmente la COVID 19. Esto debido a que en muchas escuelas de la región se aplicaban programas de nutrición donde los niños recibían sus alimentos.

“Estos cierres afectan no solo al aprendizaje y al desarrollo, sino también a la nutrición, ya que muchas familias de países de ingresos bajos y medianos dependen de la escuela para dar de comer a diario a sus hijos”.

Por otro lado la difusión de noticias falsas y supuestas medicinas para evitar la COVID hicieron que la comunidad médica se viera doblemente alarmada.

Esto ocurrió en el caso de la difusión de supuestas curas para la enfermedad o los prejuicios que se formaron alrededor de las vacunas por redes sociales.

“El sector de la salud pública debe coordinar medidas que se centren en la capacitación, para mejorar la comunicación y apoyarla durante las crisis de salud”, recomienda el artículo.

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