La Red Nacional por la Defensa de la Soberanía Alimentaria en Guatemala (REDSAG) fue fundada hace más de 17 años por varias organizaciones de la sociedad civil que consideraron que la única forma de construir y defender la soberanía alimentaria era a través del trabajo colectivo y popular.
Biodiversidadla, 28 de enero, 2022.- La Red Nacional por la Defensa de la Soberanía Alimentaria en Guatemala (REDSAG) es un espacio de articulación centrado en la defensa de la soberanía alimentaria y todos sus elementos asociados, a través de procesos de incidencia política, legal y jurídica. La promoción de la agroecología y la economía comunitaria, campesina e indígena, desde una perspectiva solidaria, horizontalista y con equidad de género, es el objetivo de estas más de 50 organizaciones de todo el país centroamericano. Acción por la Biodiversidad dialogó con David Paredes, uno de los integrantes de esta organización.
— ¿Cómo surge la REDSAG y cuáles son sus objetivos?
Surge en el 2004. En ese momento los fundadores y fundadoras se plantearon realizar una alianza de organizaciones para poder enfrentar los problemas alimentarios en Guatemala y luchar por la seguridad alimentaria. Un año después se dispuso que fuese seguridad y soberanía alimentaria y un año más tarde quedó solo soberanía alimentaria. Desde ahí se denominó Red Nacional por la Defensa de la Soberanía Alimentaria en Guatemala, entendiendo que este concepto abarca varios elementos: la tierra, el agua, las semillas, la biodiversidad, los conocimientos ancestrales, el cosmos, la gobernanza territorial, la espiritualidad y muchos más. Cuando se comprende en su esencia la soberanía alimentaria, se comprende un sistema.
Nuestro objetivo estratégico es potenciar las condiciones políticas y económicas para la autonomía alimentaria y el derecho a la alimentación de los pueblos, combatiendo las causas estructurales de la inseguridad alimentaria y teniendo como sujeto político a los pueblos indígenas y a las comunidades campesinas y pescadoras.
— ¿Qué actividades llevan adelante regularmente en defensa de la soberanía alimentaria?
La acción jurídica legal, las estrategias para lograr frenar los avances en el uso de transgénicos, la lucha por la articulación en la defensa del agua y la biodiversidad. También presentamos proyectos de ley, hacemos cabildeo en el Congreso y definimos los mecanismos de adopción territorial de los pueblos. Hacemos acciones de comunicación, talleres, fortalecimiento de redes y traslado de información con todos los grupos de las 6 regiones en que nos dividimos. Hay una mayor participación de la juventud y, sobre todo, de mujeres jóvenes que se suman al proceso.
También llevamos adelante procesos de formación sobre temas diversos, tanto técnicos como políticos. Hemos establecido una Escuela Política Nacional que se encarga de brindar cursos, diplomados y talleres, entre otras acciones. Hemos desarrollado escuelas agroecológicas y, recientemente por la pandemia, un curso virtual de 12 sesiones, respaldado por la Universidad Maya Kaqchikel.
Otra de las funciones de la Red son las acciones de incidencia a nivel nacional e internacional. Denunciamos las violaciones de los derechos a los pueblos, pues el modelo extractivo que impera en el país los vulnera. En esa línea, generamos acciones de defensa, desde lo local hasta lo nacional.
— ¿Qué alcance tiene la REDSAG y cómo se organizan?
Tenemos alcance nacional, nuestra estructura está dividida en 6 regiones entre las cuales se distribuyen las organizaciones. Cada región tiene sus particularidades políticas, económicas, sociales y culturales. Además, climáticas: existen varios microclimas y sistemas ecológicos con sus propias especies endémicas.
Cada región tiene una asamblea de organizaciones que desarrolla actividades conjuntas y que nombra dos representantes que pasan a integrar el Consejo Político Nacional de la REDSAG. Éste se organiza por comisiones, es un sistema basado en los conocimientos ancestrales.
Existe un equipo operativo que materializa las ideas y planteamientos y cada año se realiza una asamblea nacional que es el máximo órgano. Representantes de las más de 50 organizaciones se juntan a escuchar los informes, discutir acerca de los caminos de la Red y la planificación para su posterior ejecución. Además, participamos en otros espacios de articulación más política y no vinculada exclusivamente al tema alimentario.
— Hace poco lanzaron una publicación titulada "Soberanía Alimentaria para avanzar en el Buen Vivir", en donde analizaron los pilares de la Soberanía Alimentaria, ¿Querés contarnos un poco del proceso de elaboración de ese material?
Durante toda la existencia de la REDSAG, permanentemente se han llevado adelante diálogos para fortalecer la defensa de la soberanía alimentaria. Muchas amenazas hay sobre los sistemas alimentarios de los pueblos, son inmensas. Este sistema depredador y extractivista nos obliga a pensar sobre esta realidad y de ahí surge el documento: de la necesidad de trasladar a más personas el mensaje de la soberanía alimentaria y cómo puede llevarnos al buen vivir.
El planteo que surge de la declaración del Foro de Nyéléni (Mali, 2007), coincide con lo que se discute acá en Guatemala; es decir, que la lucha por la soberanía alimentaria es universal. Este material intenta llevar, en palabras sencillas para los pueblos, los conceptos de la soberanía alimentaria, para ir generando diálogos al respecto e ir hilando el tejido de la articulación y la acción.
Dentro de nuestros objetivos de comunicación está la generación de materiales accesibles. El próximo paso es traducir este folleto en cuantos idiomas sea posible. En Guatemala hay más de 22 idiomas, es sumamente necesario llevar el mensaje y que la gente tome conciencia y caminemos a la transformación.
— ¿Cuáles son los desafíos con los que se encuentran en relación al contexto nacional actual?
La regresión de nuestros derechos. Vivimos en un contexto de avance y recuperación de terreno por parte del “pacto de corruptos”, como se ha denominado a la alianza criminal entre empresarios, narcotraficantes, políticos, funcionarios públicos y militares, entre otros actores. La cooptación del Estado es alta y éste se vuelve el mayor desafío que tenemos, ya que las acciones en contra de la soberanía alimentaria se consolidan.
En Guatemala estamos viviendo en un Estado Fallido, que no ha representado los intereses de los pueblos. Al contrario, ha violado sus derechos. Es por ello que uno de los más grandes desafíos es la construcción de un Estado Plurinacional y Popular y así modificar nuestra forma de vivir.
La pobreza resta oportunidades para organizarnos, ese quizá es otro de los desafíos que tenemos como sociedad, articular la capacidad para reaccionar ante las violaciones de nuestros derechos por parte del modelo extractivista. La minería, las hidroeléctricas y los monocultivos, entre otras acciones, se imponen en el país, acabando con los bienes naturales de los pueblos.
En ese sentido, uno de los desafíos en este contexto depredador es la protección de la biodiversidad y el reconocimiento de la visión de los pueblos originarios y de los bienes naturales como seres vivos: el agua, las montañas, los bosques, el aire. En nuestra cosmovisión, todo tiene vida y es complemento, no como en el androcentrismo que promueve el modelo neoliberal imperante. Este reconocimiento de los derechos de los pueblos es un serio desafío actual.
— ¿Qué actores se oponen a alcanzar la Soberanía Alimentaria?
En nuestro país se oponen las empresas, las corporaciones y el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF), que aglutina a las familias económicamente más poderosas. Mientras crece la macroeconomía, las grandes mayorías sufren pobreza y miseria. El CACIF es sin duda el mayor obstáculo para alcanzar la soberanía alimentaria, no es compatible con su pensamiento extractivo.
Por otra parte, toda la camada de operadores políticos ubicados en los poderes del Estado son los otros actores en contra de la soberanía alimentaria: el gobierno, el Congreso y las cortes han sido cooptadas y responden a los intereses del empresariado. El enfoque de trabajo de la institucionalidad está basado en un modelo convencional de explotación de los bienes naturales.
El poder de la industria de alimentos en el país es alto, la producción que impone el Estado está basada en la agricultura convencional, el uso de agrotóxicos y los abonos químicos, que a la larga deterioran el medio ambiente y ponen en riesgo la diversidad biológica del país.
— ¿Tenés alguna reflexión final?
La regeneración de la madre tierra es urgente e insoslayable, la vida se agota a causa de un orden económico mundial y el auge del capitalismo y el modelo extractivista. Este camino sin duda nos lleva a la extinción. Los intereses personales y sectarios que tienen su base en la ambición y en el lucro ven los bienes como mercancías y no como derechos de los pueblos.
Es necesaria la cohesión social, la unidad, la organización y la formación. Esto nos llevará a consolidar posiciones colectivas de defensa. Los pueblos somos milenarios, está demostrado que la vida con los principios de los pueblos es posible y la imposición del capitalismo acabará con el planeta y toda la vida sobre él. Debemos seguir actuando, llevando el mensaje a más grupos, concientizar, sensibilizar cada día a más personas, es la única manera. Por otra parte, debemos involucrarnos en la lucha, es la vida la que está en juego y nos incumbe a todas y todos. De lo contrario, este modelo de vida seguirá imponiéndose sobre nosotros.
Hay que volver a la relación con la madre tierra, separarnos del materialismo puro, ser más espirituales, comprender que no somos el centro de la existencia, sino más bien parte de un sistema más grande en donde somos un elemento más y con los mismos derechos que los animales, las plantas y todas las especies en el planeta.
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Publicado en Agencia de Noticias Biodiversidadla el 26 de enero de 2022. Fuente: https://bit.ly/3ualkIS
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