La posibilidad de atenderse las demandas indígenas sigue vigente y es un desafío que deberían asumir los representantes del nuevo Gobierno, considerando que esta población es una de las más vulneradas y abandonadas, incluso desde antes de la pandemia.
Servindi, 3 de julio, 2021.- A más de 16 meses del inicio de la pandemia, las demandas indígenas como la reactivación del Plan Amazónico o la implementación de una estrategia de atención intercultural articulada, siguen sin atenderse.
Ante esta incapacidad de reacción del Estado, la autoorganización indígena y los saberes ancestrales una vez más han sido la medicina de los pueblos originarios para combatir al olvido milenario y al coronavirus.
En esta nota, recogemos las peticiones e iniciativas indígenas que han surgido durante la emergencia y que, de haberse atendido a tiempo, quizás hubieran ayudado a evitar el contagio de 30 070 indígenas, reportado al 3 julio.
Plan contra la desatención crónica
Unas de las principales demandas de la población indígena es la reactivación del Plan Amazónico, estrategia intercultural que buscaba garantizar la atención y el fortalecimiento de los servicios de salud a favor de la población indígena.
Esta estrategia se aprobó el 21 de mayo de 2020, es decir, 71 días después de haberse declarado el Estado de Emergencia Nacional y tras la tenaz insistencia de las organizaciones indígenas que demandaban medidas diferenciadas para combatir la pandemia.
Las comunidades indígenas demandaban una atención prioritaria y pertinente. Foto: EFE
Nelly Aedo, jefa del Programa de Pueblos Indígenas de la Defensoría del Pueblo, dijo a Servindi que el Plan Amazónico surgió para brindar una respuesta de atención rápida en 10 departamentos con población amazónica.
A través de esta estrategia se ejecutaron acciones de contingencia y campañas de sensibilización en lenguas originarias con el fin de reducir el impacto sanitario en las comunidades indígenas.
“Desde la Defensoría solicitamos que esta estrategia de atención cuente con un presupuesto específico para así asegurar una verdadera respuesta a la población indígena ante el avance del coronavirus”, detalló.
Pese a que el Plan Amazónico fue parcialmente aceptado por las organizaciones indígenas y comunidades, este venció en diciembre de 2020. Es decir, su ejecución solo duró seis meses.
A fines de 2020, la Defensoría del Pueblo recomendó al Ministerio de Salud (Minsa) la renovación de este plan porque respondía a la realidad y contexto de la población indígena.
A este llamado se sumó la Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO) que, en febrero de 2021, denunció la desarticulación del sistema de promotores de salud comunitaria y la suspensión de los operativos de brigadas móviles.
Ambos sistemas de atención eran financiados con el presupuesto del Plan Amazónico. La decisión de no renovarlo provocó que las comunidades se queden sin herramientas necesarias para mitigar el impacto del coronavirus.
“Los pueblos indígenas de la Amazonía no solo se asfixian por virus, sino también por el abandono del Estado. Las autoridades aún se rehúsan a escuchar nuestras propuestas”, dijo entonces el presidente de ORPIO.
Largas colas en el Hospital Regional de Iquitos para recargar oxígeno. Foto: César Von
Ante la demanda de ambas instituciones, el Minsa pidió al Ministerio de Economía y Finanzas renovar el plan.
Sin embargo, esta cartera informó que, para el 2021, ya no habría un fondo exclusivo para la atención de indígenas, sino que el presupuesto asignado a cada región serviría para ello.
Aedo sostiene que las autoridades regionales suelen priorizar su presupuesto en zonas urbanas, olvidándose de las rurales, por lo que considera que es vital asegurar un presupuesto específico para la atención de la población indígena.
La posibilidad de renovación de este plan sigue vigente y es un desafío que podría asumir el nuevo Gobierno, considerando que la población indígena es una de las más abandonadas, incluso desde antes de la pandemia.
Aedo sostiene que las autoridades regionales suelen priorizar su presupuesto en zonas urbanas, olvidándose de las rurales, por lo que considera que es vital asegurar un presupuesto específico para la atención de la población indígena.
Héroes anónimos de la pandemia
Otra de las demandas de la población indígena es el reconocimiento de los agentes comunitarios de salud (ACS), quienes a pesar de haber luchado en primera línea contra el coronavirus se encuentran desatentidos e invisibilizados en las políticas públicas.
En Perú hay alrededor de 35 000 agentes comunitarios de salud. Estos hombres y mujeres son elegidos por su comunidad para realizar acciones voluntarias de promoción de la salud y prevención de enfermedades.
Los ACS desempeñan su labor en coordinación con el personal sanitario y otras instituciones locales y regionales con el fin de promover comportamientos y entornos saludables.
Agentes comunitarios de salud de Amazonas. Foto: El Peruano.
Durante la crisis sanitaria su labor fue mucho más protagónico debido a que recorrieron zonas donde la atención del sistema de salud es precaria y la presencia de los médicos es nula o casi nula.
Este escenario de desatención sanitaria es común en la Amazonía, región donde los ACS fueron nombrados agentes comunitarios de salud intercultural por su vocación de servicio y sus conocimientos ancestrales.
Dichas personas están familiarizados con la cosmovisión indígena, hablan lenguas originarias y usan las plantas medicinales de la mano con las prácticas occidentales que conocen para atender a los pacientes.
Para Edwin Montenegro Dávila, dirigente nacional de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), sin la intervención de los agentes interculturales hubiera ocurrido un etnocidio en la Amazonía.
“Los agentes comunitarios de salud intercultural son una alternativa clave para salvar la vida de la población indígena frente a la desatención del Estado”, dijo el líder awajún a Servindi.
Agente comunitario de salud. Foto: Ministerio de Salud
Además, comenta que Aidesep desde el inicio de la pandemia solicitó recursos y asesorías para fortalecer la labor de estos agentes e integrarlos en los planes de salud pública.
Sin embargo, ante la falta de respuesta, las organizaciones indígenas coordinaron iniciativas para implementar centros piloto de atención intercultural en Amazonas, Junín y Ucayali.
Estos espacios servirán para atender e internar a los pacientes indígenas y no indígenas que sufren enfermedades. Además, será un lugar para capacitar sobre el uso de las plantas medicinales.
“Queremos que esta iniciativa sea implementada en todo el territorio, porque los agentes comunitarios de salud y los conocimientos ancestrales han salvado las vidas de los indígenas y mestizos”, señala Montenegro.
La ausencia de reconocimiento del Estado y de un incentivo económico representan una omisión al trabajo voluntario que realizan estos héroes anónimos. Las nuevas autoridades tienen como desafío resolver esta deuda histórica.
La emergencia sanitaria anunciada
A las dos demandas anteriores se suma el pedido para fortalecer los centros de salud de la Amazonía e implementar la medicina tradicional en el primer nivel de atención.
Ambas peticiones buscan mejorar el sistema de atención de salud en la Amazonía, que desde antes de la pandemia de la COVID-19 ya se encontraba en clamorosa emergencia.
Fuente: documento: "Salud en la Amazonía en tiempo de crisis": https://bit.ly/3u0DLg4
Mery Fasabi, vicepresidenta del Comando Matico de Ucayali, cuenta que la pandemia evidenció el estado de precariedad en el que se encontraban las postas médicas de las comunidades indígenas.
“Recuerdo que al inicio de la pandemia había desabastecimiento de medicamentos y el poco personal de salud que atendía evitaba dialogar con los indígenas por temor a contagiarse”, señala.
Ante esta situación de desatención y exclusión, la autoorganización fue clave para la población indígena.
“Nos organizamos porque éramos conscientes de que el apoyo del Estado iba a demorar; incluso no sabíamos si iba llegar”, agrega.
Velorio en Cantagallo. Foto: Aldair Mejia
Es así como el 15 de mayo de 2020 un grupo de 16 jóvenes indígenas del pueblo Shipibo Konibo de Ucayali formó el Comando Matico bajo la consigna: “el pueblo ayuda al pueblo”.
Estos jóvenes han atendido a personas con síntomas de COVID-19 a base de infusiones y vaporizaciones con plantas como matico, mucura, ajo sacha y eucalipto.
“Hemos combatido al virus con las plantas medicinales, pero no hemos dejado de lado algunas prácticas de la medicina occidental. A veces me pregunto qué hubiera sido de los indígenas sin las plantas medicinales”, reflexiona Fasabi.
A la fecha, el Comando Matico ha atendido a más de 1000 indígenas y no indígenas. También ha asesorado sobre el uso de plantas medicinales a diversas organizaciones indígenas.
“Mucha gente se ha salvado gracias a la orientación del Comando Matico. Nosotros hemos ayudado a todos sin distinción alguna, de esta forma damos valor a nuestros conocimientos y a las plantas medicinales”, asegura.
Miembros del Comando Matico. Foto: Comando Matico
Otra iniciativa indígena que surgió en plena emergencia fue la del Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampis (GTANW), que en agosto de 2020 declaró su territorio como Hospital Natural para hacer frente a la pandemia.
Asimismo, en setiembre de 2020, los pueblos Ese Eja y Harakbut, Madre de Dios, reivindicaron su derecho al uso de la medicina tradicional e invocaron al Estado a incluir este tipo de medicina en las prácticas de salud.
En esta etapa de la pandemia, Mery Fasabi no logra comprender por qué el sistema oficial de salud se rehúsa a incorporar la medicina tradicional en sus procesos de atención. Considera que es hora de rescatar los conocimientos ancestrales.
“Desde los pueblos originarios proponemos un diálogo de saberes entre la medicina tradicional y occidental" (Mery Fasabi)
“Desde los pueblos originarios proponemos un diálogo de saberes entre la medicina tradicional y occidental. Buscamos que los profesionales de salud trabajen de la mano con las sabias y sabios indígenas”, comenta.
La propuesta intercultural de los pueblos originarios es respaldada por diversas organizaciones sociales que también exigen que la medicina tradicional sea reconocida por el Estado y que el Minsa la incluya en sus protocolos de atención.
La medicina tradicional permitió a los pueblos indígena sobrellevar la grave situación de la pandemia, que los encontró con centros de salud desabastecidos de personal, medicina e insumos necesarios para hacerle frente a esta emergencia.
Miembros del Comando Matico. Foto: Comando Matico
Retos de la vacunación indígena
La campaña de vacunación en las comunidades indígenas se inició en junio de 2021 y gran parte de esta población aún no decide si se va a inocular debido a la falta de información y confianza.
Servindi consultó a miembros del Comando Matico si recibieron información sobre las vacunas contra la COVID-19. A esta pregunta, algunos integrantes respondieron que hasta el momento ninguna autoridad ha brindado información pertinente al respecto.
Frente a este escenario Yazmín Ruiz, del Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú (Idehpucp), recomienda al Estado implementar una estrategia de inoculación intercultural.
“Las campañas de información sobre la vacunación deben realizarse en lenguas originarias de los pueblos, en coordinación y con la participación de los indígenas. Solo de esta forma se garantiza una efectiva adecuación cultural”, asegura Yazmín Ruiz.
Vacunación en las comunidades indígenas de Amazonas. Foto: El Peruano
En tal sentido, también propone que las autoridades fortalezcan la infraestructura y logística de los centros de salud para asegurar el almacenamiento y la distribución adecuada de las vacunas en territorio amazónico.
Otras de sus propuestas es la formación de brigadas itinerantes para el proceso de vacunación. Estos grupos de acción, añade, deberían ser los encargados de contar con equipos de refrigeración para almacenar y conservar las vacunas contra la COVID-19.
Ruiz también recomienda que la población indígena reciba la vacuna Johnson & Johnson debido a que solo requiere de una dosis para inmunizar a las personas. Esto haría más factible este proceso.
Desde su experiencia, asegura que la vacunación en las comunidades indígenas es un desafío que requiere una especial atención porque esta población ha enfrentado muchas limitaciones para acceder a su derecho a la salud.
“Las autoridades deben recordar que no pueden diseñar un plan atención a nombre de las comunidades indígenas, sino lo deben hacer junto a ellas”, sostiene.
Demandas desatendidas de la población indígena. Diseño: Servindi
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