Datos oficiales del Senasa confirmaron la presencia de agrotóxicos en frutas, hortalizas, verduras, cereales y oleaginosas. En el 31 por ciento de los casos, los agrotóxicos superan los límites establecidos por el organismo. Y en casi la mitad de los casos positivos se encontraron venenos que no están permitidos en la Unión Europea. Se trata de una investigación de la organización Naturaleza de Derechos, que remarca la necesidad de priorizar la salud, actualizar la normativa y abandonar el uso de agrotóxicos en los alimentos.
Alimentos con agrotóxicos: alta presencia de venenos en frutas, verduras y hortalizas
Por Nahuel Lag
Tierra Viva, 10 de abril, 2021.- El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) detectó 7869 casos positivos de presencia de agrotóxicos en un grupo de 48 frutas, verduras y hortalizas, según reveló el informe «El veneno continúa llegando al plato» de la organización Naturaleza de Derechos, que analizó y sistematizó la información del organismo oficial entre los años 2017 y 2019.
En el 31 por ciento de los casos, los agrotóxicos presentes en los alimentos superaban los límites legales ordenados por el Senasa, mientras que en el 47 por ciento de los casos positivos se hallaron principios activos que están cancelados en la Unión Europea (UE).
Pimiento, manzana y pera fueron los tres alimentos con mayor residuos de agrotóxicos: 37, 35 y 33 principios activos se encontraron entre los casos positivos, sobre un total de 80 agroquímicos encontrados por los controles del Senasa. Uva (30), naranja (30), tomate (30), limón (29), durazno (28), lechuga (26) y banana (24) fueron los alimentos que rankearon entre los diez más contaminados.
Un caso positivo con residuos de agrotóxicos no significa que esté fuera de la normativa legal del Senasa, como ocurrió en el 69 por ciento de los casos en el trienio analizado, ya que las resoluciones vigentes 934/2010 y 608/2012 son las que indican los “límites máximos de residuos (LMR)” permitidos. “Sin perjuicio de que los residuos dentro del margen legal no implican inocuidad alimentaria en absoluto”, sentencia el informe de Naturaleza de Derechos.
En ese sentido, el documento subraya que el 47 por ciento de los principios activos detectados en los casos positivos están cancelados por la legislación de la Unión Europea —en usos determinados o con prohibición total—, mientras que el 46 por ciento están considerados dentro del grupo de Pesticidas Altamente Peligrosos, calificados así por la Organización Mundial de la Salud (OMS) por “causar efectos tóxicos agudos o crónicos, y plantean riesgos específicos para los niños”. Mientras que el 49 por ciento son agentes cancerígenos, de acuerdo a la Agencia de Investigación del Cáncer (IARC-OMS).
Frente a los parámetros vigentes en otras partes del mundo, el informe sostiene que el volumen de casos positivos “obliga a realizar una evaluación integral y dimensionar la carga química diaria y el real nivel de riesgo al que está expuesta la población” y advierte que el sostenimiento de los LMR actuales es un acto inconstitucional —por no preservar el derecho a la salud— y conforman un incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Información tóxica
El agroquímico con más presencia residual entre los 7869 positivos fue el Imidacloprid, se trata de insecticida sistémico —penetra en los tejidos de la planta y se distribuye en toda su extensión—. Su uso fue cancelado para aplicación en el exterior de la UE en 2020. Este principio activo está presente en 216 formulados comerciales autorizados en la Argentina y en más del 50 por ciento de esos formulados aparece en combinación con hasta otros cinco químicos, precisa la investigación. Según la información científica disponible, el Imidacloprid tiene un perfil toxicológico como agente alterador hormonal y mutagnénico.
El informe de Naturaleza en Derechos contextualiza los resultados de los 7869 casos positivos reportados por el Senasa, alertando que “no hay datos oficiales sobre la cantidad de agrotóxicos que se utilizan por año en la Argentina”. El reporte toma el último dato preciso disponible en el país, que data de 2015, de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe) y lo proyecta de acuerdo al incremento de venta de agroquímicos informado por medios especializados y las cifras de comercio informal —15 por ciento según la FAO— para concluir que “la cantidad total anual de agrotóxicos al año 2021, ya es superior a los 600 millones de litros-kilos”.
Otro dato relevante parece ser la cantidad de casos positivos informados por el Senasa para el trienio 2017-2019, sin embargo, el organismo público sostiene que se trata de solo el 2,2 por ciento sobre un total de 356.940 muestras analizadas. En ese punto, Naturaleza en Derechos advierte que es llamativo el incremento de un 1000 por ciento de los análisis en el último trienio informado, en relación a los informes 2011-2013 y 2014-2016, cuando los controles rondaban los 3400.
La organización subraya que el Senasa “omite maliciosamente aclarar que ese número de registros (356.940) comprende también a las evaluaciones sobre metales pesados, microtoxinas y microbiológicos realizados por el organismo” y “bajo ese artilugio de computar indebidamente las categorías” reduce la incidencia de los casos positivos sobre el total de los analizados.
10 alimentos más contaminados. Informe Naturaleza de Derechos
La canasta básica de alimentos con agrotóxicos
La lista de 48 alimentos analizados por el Senasa en distintos puntos del país, según los documentos a los que accedió Naturaleza en Derechos, es la siguiente: pimiento, pera, manzana, tomate, naranja, uva, limón, durazno, lechuga, banana, mandarina, frutilla, pomelo, palta, ananá, sandía, pelón, arándano, papa, cereza, acelga, apio, zanahoria, cebolla, melón, ají, perejil, mamón, espinaca, trigo, maíz, rúcula, kiwi, ciruela, soja, radicheta, zapallo, lima, pepino, ajo, berenjena, chaucha, kale, mango, almendra, damasco, batata y poroto.
En esa canasta básica de frutas, hortalizas y verduras en las que se detectaron casos positivos de residuos de agrotóxicos, están los diez más contaminadas mencionados anteriormente, contienen entre 24 y 37 principios activos de agrotóxicos. Mientras que en 25 de los alimentos se encontraron, al menos, diez principios activos y en solo cuatro se detectó un solo agrotóxico: almendra, batata, damasco y poroto.
El informe precisa que en el 31 por ciento de los casos positivos los niveles de residuos encontrados superaban los límites ordenados por la normativa vigente del Senasa, pero apunta que «para la determinación de legal o ilegal se considera la normativa vigente, sin perjuicio de que los residuos dentro del margen legal no implican inocuidad alimentaria en absoluto” y agrega: “La determinación de legal es arbitraria además de estar basada en conocimiento sesgado, no científico, privilegiando el interés económico por encima de la salud pública”.
Al observar más de cerca, según categoría de alimento, las hojas verdes son las que menos reportes positivos tuvieron (208), pero con un alto porcentaje por fuera de los parámetros de salubridad: un 46 por ciento de los casos. Con la rúcula, la acelga y el apio como las más altas. En tanto, las frutas representaron la mayor cantidad de análisis positivos con 6573 y con el mismo porcentaje general: 31 por ciento por encima de los parámetros permitidos. Uva, sandía y ananá fueron las frutas con mayor cantidad de residuos por fuera de los parámetros permitidos. Por último, las hortalizas y verduras, registraron un 35 por ciento de los positivos por fuera de los parámetros de salubridad del Senasa.
Entre los 80 principios activos hallados en los casos positivos, los diez agrotóxicos con más presencia en alimentos fueron: Imidacloprid (33 alimentos), Benomil-carben (32 alimentos) Clorpirifos (28) Azoxistrobina (25) Lambdacialotrina (24), Tebuconazole (23), Cipermetrina (21), Difenoconazole (21), Bifentrin (17), Fludioxonil (17).
Imidacloprid. Agrotóxico con mayor presencia en alimentos.
Respecto al perfil toxicológico entre los 80 principios activos hallados, el informe precisa que el 75 por ciento actúan como alteradores hormonales y como disruptores endocrinos, de acuerdo al inventario de información científica disponible y la clasificación en la UE. Mientras que el 49 por ciento son agentes cancerígenos —pueden generar una carcinogénesis en el organismo humano a través del consumo de alimentos que lo contienen como un residuo—, de acuerdo al inventario de información científica disponible y clasificaciones de entes regulatorios como la Agencia de Investigación del Cáncer (IARC-OMS).
Por último, el 20 por ciento son inhibidores y su acción de paralizar la transmisión de los estímulos nerviosos de los insectos puede extenderse a los seres humanos “que se ven expuestos, directa (fumigaciones aéreas o terrestres) o indirectamente (residuos en alimentos) a estos tipos de químicos”, apunta el documento.
El espejo europeo de la contaminación de alimentos con agrotóxicos
El informe de Derechos en Naturaleza resalta que de los 80 principios activos hallados por el Senasa, el 47 por ciento (38) fueron cancelados por restricción de uso o prohibición total en la UE y abre la pregunta: “¿Por qué cuando la entidad europea avanzó en la prohibición o cancelación parcial de los 38 principios activos, el Senasa no hizo lo mismo a nivel local?”.
La pregunta se refiere a la decisiones tomadas por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) que no obtienen réplica entre las autoridades sanitarias argentinas, a pesar de “la supeditación que realiza el Senasa para adoptar una decisión respecto a la evaluación de los efectos sinérgicos de los agrotóxicos como residuos en los alimentos”.
¿Por qué cuando la entidad europea avanzó en la prohibición o cancelación parcial de los 38 principios activos, el Senasa no hizo lo mismo a nivel local?
El informe de Naturaleza en Derechos sostiene que el volumen de casos positivos de residuos de agrotóxicos en alimentos “obliga a realizar una evaluación integral y dimensionar la carga química diaria y el real nivel de riesgo al que está expuesta la población al consumir 48 alimentos esenciales con residuos de hasta 80 principios activos de agrotóxicos” y advierte que “se esquiva desde un análisis segmentado de cada uno de los valores de las sustancias detectadas, como si fueran, cada uno de ellos, un compartimento estanco” como parte de una “perspectiva negacionista”.
El informe señala que — “ante la información publicada por la Comisión Europea sobre el inventario de agrotóxicos conocidos, probables o posibles disruptores endocrinos”— la continuidad de los “límites máximos de residuos” permitidos por las resoluciones del Senasa sin “contemplar los efectos sinérgicos, epigenéticos, y no tener una comprobación empírica sobre los crónicos (que incluyen la alteración hormonal) ni los cancerígenos, son inconstitucionales por representar una violación del derecho a la salud”. Y recuerda que la fórmula de los LMR toman como referencia a una persona de 70 kilos, excluyendo los efectos que pueden acarrear, en general, en niños, niñas y adolescentes.
Naturaleza de Derechos también apunta sobre el paraguas legal que presentan las autoridades argentinas para descartar el inicio de investigaciones sobre los efectos sinérgicos de los plaguicidas. La organización, especializada en derecho socioambiental, requiera desde 2018 esa respuesta al Senasa, pero desde el organismo oficial sostienen que la referencia en materia de residuos de agroquímicos es el marco del Acuerdo de Marrakesh y el Acuerdo de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (de la Organización Mundial de Comercio), con su denominado «Codex Alimentario».
“El Codex está bajo el dominio de los intereses del comercio internacional, donde no predomina el criterio de la salud pública sino el del libre tránsito de mercaderías”, resalta el informe y agrega que es lo “suficientemente generosos para no trabar la circulación de los alimentos entre países, y en consecuencia, ampliamente peligrosos para la salud de los consumidores y consumidoras, tanto locales como los de los países importadores de alimentos de nuestro país”. En ese punto, el documento señala que incluso la Unión Europea permite el uso de los plaguicidas cancelados dentro de sus fronteras para los alimentos importados.