Ministerio del Ambiente publicó estudio sobre ambos frutos ancestrales peruanos y resaltó su valor cultural, económico y ecológico.

Servindi, 23 de marzo de 2021.- A través de su Dirección General de Diversidad Biológica, el Ministerio del Ambiente presentó el estudio “Línea de base de la diversidad de la calabaza y el zapallo peruano con fines de bioseguridad”.

Ambas son especies emblemáticas de la agrodiversidad peruana, presentes en conocidos platillos como el locro, mazamorra o picarones. Su cultivo se remonta a las culturas preincas Mochica y Chimú.

Son cuatro las especies de calabazas y zapallos cultivadas actualmente en las distintas regiones del país, sin embargo, cada una presenta variedades.

Son: C. pepo, con variedades como javinca, avinca, coacho y cushi; C. ficifolia, como la calabaza chiclayo, lacayote, chiuche y sambumba; C. maxima, que es la más comercial y cuenta con variedades como el zapallo macre, sambo, cabuco; y C. moschata, con variedades nativas como el loche, lagarto, yunga y chuncho. 

Variabilidad de calabaza Curcubita ficifolia - Minam

Conocer lo nuestro

La publicación, en el marco de la Ley de Moratoria y su Reglamento, busca conservar y ampliar el conocimiento de nuestra biodiversidad. Recogió información de 272 distritos donde cultivan calabaza y zapallo.

Imagen: Minam

Allí se detalla acerca de su distribución, diversidad, estado de conservación, aspectos socioeconómicos y culturales y otros rasgos importantes de las especies.

Además, permite el análisis de riesgos ante la liberación de organismos vivos modificados, también conocidos como tansgénicos.

La viceministra de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales, Luisa Elena Guinand, señaló que la información actualizada permitirá tomar decisiones y elaborar propuestas relacionadas con la conservación de recursos genéticos y la agrobiodiversidad.

Imagen: Minam

Importancia ecológica

Para su producción, ambas frutas necesitan ser polinizadas específicamente por insectos como las abejas, para lo cual debe cuidarse el equilibrio ecológico en sus lugares de plantación.

En el documento también destacan su importancia para la adaptación al cambio climático, ya que pueden cultivarse en distintas regiones y climas. Gracias a sus fuertes cáscaras son resistentes ante plagas y enfermedades.

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