Coharyima, 14 de setiembre, 2020.- La pandemia del COVID-19 y la cuarentena no solo ha afectado a la gente que vive en la ciudad sino también a la que habita en sus comunidades nativas.
Y uno de los grupos más golpeados han sido los niños, sin clases presenciales tuvieron que adaptarse a la nueva forma de aprender y de vivir.
Alejandro Irey Corisepa, es un joven líder Harakbut que desde febrero del 2019 tomó las riendas de Coharyima. Un año después, por la pandemia y cuarentena regresó a su comunidad Puerto Azul Mberowe, a la que se llega en bote zurcando el río Madre de Dios en la provincia del Manu.
Desde esta comunidad, ubicada a unas 10 horas de Puerto Maldonado, Alejandro ha estado liderando a la organización trabajando a favor de sus 17 comunidades base.
Sin embargo, desde que se refugió en su comunidad sintió la necesidad de hacer algo por los niños de Puerto Azul Mberowe. Así nació en él la idea de transmitirles sus conocimientos. Alejandro Irey estudió inglés en el Instituto Cultural Peruano Norteamericano en Puerto Maldonado y lo habla fluidamente y eso le dio la fuerza para dictar clases de inglés y darles otra herramienta como guías de turismo para que puedan valerse en el futuro.
A la par los niños refuerzan su lengua materna el Harakbut, gracias al profesor, originario del mismo pueblo.
“Pregunté a una de las niñas qué quería estudiar de grande y me dijo ingeniería industrial. Qué mejor que una ingeniera sepa su propia lengua y un idioma extranjero”, exclama Irey Corisepa.
En la comunidad también se encuentra una docena de jóvenes que no han podido regresar a Puerto Maldonado o Cusco para continuar sus estudios.
Alejandro aprovecha los fines de semana, cuando no trabajan, para darles clases de inglés, hablarles sobre la importancia de su territorio, de sus bosques y sus derechos consuetudinarios.
“Cuando fui a la ciudad he sufrido, no había quién me orientara, por eso sé lo que ellos pasan y ahora les hablo de nuestra cultura, de nuestros ancestros y de lo importante que es sentirse bien siendo indígena”
Alejandro Irey pide a líderes con más experiencia que se sumen a esta causa. Que apoyen a los niños, a los jóvenes transmitiéndoles sus conocimientos para fortalecerlos en su identidad y autoestima.
El interés y la felicidad que reflejan sus rostros demuestran que estos niños y jóvenes están con hambre de conocimiento.