Morir informando. Ni las leyes que protegen la libertad de prensa y el derecho a la información, evitaron que tres comunicadores indígenas mueran en medio de conflictos que tienen como principales protagonistas a las fuerzas públicas del Estado de Colombia.
Servindi, 18 de agosto, 2020.- El reciente asesinato del comunicador indígena Avelardo Liz, en Colombia, en medio de una represión de la fuerza pública, ha enlutado al periodismo y a los pueblos indígenas de este país.
Al igual que él, en los últimos años, dos comunicadores indígenas colombianos perdieron la vida de la misma manera: mientras ejercían su derecho a la libertad de prensa o cubriendo un conflicto en sus territorios.
En Servindi repasamos la vida de los tres comunicadores indígenas asesinados entre el 2017 y el 2020, en medio de las que serían sus últimas coberturas periodísticas.
2017: María Efigenia Vásquez Astudillo
Murió mientras cubría el proceso de recuperación de tierras de su comunidad / Foto: Difusión
El domingo 8 de octubre de 2017, cerca de 200 miembros de la comunidad Kokonuko, en el municipio de Puracé, departamento del Cauca, intentaron ingresar a un predio conocido como Agua Tibia que, según alegaban, les correspondía.
La medida fue replegada por miembros del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía Nacional de Colombia, quienes respondieron lanzando gases lacrimógenos y disparando con armas de fuego, según denunció la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).
En medio de esta confrontación, dos balas recayeron sobre el cuerpo de Efigenia Vásquez Astudillo, periodista comunitaria que cubría los hechos y falleció producto de los impactos.
“Efigenia tenía la tarea de grabar e informar sobre lo que estaba pasando en la zona”, recuerda la plataforma La Paz en el Terreno del diario El Espectador.
El reporte médico preliminar entregado por el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), y confirmado por Medicina Legal, reveló que las balas que impactaron a Vásquez provinieron de un “proyectil de carga múltiple”.
Efigenia Vásquez se desempeñaba como periodista en la emisora indígena Renacer Kokonuko, vinculada al CRIC, desde donde apoyaba procesos de recuperación de tierras.
Tenía 31 años, tres hijos y un cultivo de fresas que le ayudaba con el sostenimiento de su familia, debido a que su trabajo en la emisora no le generaba ningún ingreso: lo hacía de manera voluntaria.
2018: Eider Arley Campo Hurtado
Perseguir a un grupo de delincuentes en su territorio le costó la vida al joven comunicador / Foto: Difusión
La madrugada del 5 de marzo de 2018, Eider Campo y otros miembros de la Guardia Indígena, resguardaban la casa del cabildo de Pioyá, también en el Cauca, cuando nueve hombres camuflados y con armas largas irrumpieron.
Los hombres redujeron a los guardias y raptaron al indígena Joel Curpus Dagua, quien se encontraba retenido y estaba próximo a ser condenado por el uso ilegal de armas en el territorio ancestral.
Aunque luego de dieciocho horas de persecución, el despliegue masivo de los guardias permitió la captura de los hombres armados, durante la persecución Eider Campo fue abatido.
Eider, además de integrar la Guardia Indígena, era comunicador de la emisora Pioyá Stereo de Caldono.
Tras su muerte, se supo que los hombres que irrumpieron en el cabildo, eran presuntos disidentes de las FARC y de otros grupos locales.
Días después, el resguardo indígena de Pioyá con la coordinación de la Fiscalía, logró la condena de los implicados, quienes fueron sentenciados a entre 20 y 40 años de cárcel.
En marzo de este año, sus compañeros indígenas lo recordaron así en una publicación hecha en la página del CRIC:
“Los acompañantes recuerdan cada una de tus acciones en territorio y cuando se llega al momento de tu partida a consecuencia de un conflicto que no nos pertenece, todos se ponen tristes”.
Y continúan: “unos dicen no hay que estar así, pues tus acciones fueron en legítima defensa y que cada uno de nosotros debemos continuar con el ejemplo de proteger nuestra Madre Tierra”.
2020: José Avelardo Liz Cuetia
El asesinato de Avelardo Liz es considerada "la violación a la libertad de prensa más grave" en lo que va del 2020 / Foto: Consejo Regional Indígena del Cauca
La tarde del último jueves 13 de agosto, el comunicador indígena de Radio Nasa, Avelardo Liz, falleció en medio de los disparos que el Ejército y la Policía en Corinto, al norte del Cauca, inició contra comunidades liberadoras.
Según el CRIC, Avelardo “se encontraba allí informando sobre los hechos y fue alcanzando por ráfagas de fusil disparadas indiscriminadamente por el Ejército Nacional de Colombia en contra de la humanidad de los indígenas reclamantes de tierra”.
De acuerdo a esta organización, un día antes el comunicador había denunciado el exceso de fuerza del operativo conjunto iniciado entre el Ejército y la Policía contra las comunidades que iniciaron el proceso denominado “Liberación de la Madre Tierra”.
Este es un proceso, mediante el cual, las comunidades indígenas reclaman territorios, que, según estas, les han sido despojados históricamente en procesos como la colonización y el conflicto armado.
Retorno a la tierra de Avelardo Liz / Foto: Alina Reyes
Según señaló el CRIC, las fuerzas públicas, “arremetieron contra las comunidades liberadoras, hiriendo gravemente a varios comuneros, destruyendo el punto de control para la prevención del COVID-19 y quemando los cultivos de pancoger sembrados por la comunidad”.
En respuesta a los hechos —que también cobraron la vida de otro comunero— el Ejército Nacional denunció un ataque en esa zona por parte de la disidencia de las Farc, señalando que aprovecharon la situación para “instrumentalizar” a los indígenas y utilizarlos como “escudos humanos”.
Esta versión, sin embargo, ha sido desmentida por el Cabildo Nasa de Corinto, quienes señalaron que “ese día no hubo enfrentamiento entre el ejército y la guerrilla” y que, los militares, son los únicos responsables de estas muertes.
Para respaldar su posición, el Cabildo Nasa difundió un video donde se aprecia como miembros del Ejército Nacional llegan al lugar armados, caminando sin prisa en fila india, sin rastros de haber aterrizado en una zona de aparente conflicto con disidentes.
Por lo pronto, desde el Programa de Comunicaciones del CRIC y la Asociación de Medios de Comunicación Indígena de Colombia — RED AMCIC, han expresado su indignación y rechazo por el actuar de las fuerzas públicas.
Una condena similar ha manifestado la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) de Colombia, que rechazó la respuesta del Ejército Nacional por “desconocer las afectaciones a la sociedad civil y no esclarecer las causas del fallecimiento de Avelardo Liz”.
Para la FLIP, no hay duda de que el asesinato de Avelardo es “la violación a la libertad de prensa más grave” que han registrado en lo que va del año.
“La FLIP le exige al Ejército Nacional que investigue con celeridad estos hechos para esclarecer las circunstancias de la muerte del comunicador indígena y se determine la responsabilidad que tuvieron los uniformados a cargo del operativo en estos hechos”, señalaron.
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