Servindi, 28 de junio, 2020.- "Existe el peligro que, para recuperar las economías, asistamos a una arremetida contra la Madre Tierra" advirtió José Francisco Calí Tzay, Relator Especial sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas.
"Las tierras, los territorios y las culturas de los pueblos indígenas pueden ser las 'víctimas privilegiadas' del período post pandemia" advirtió el funcionario en la conferencia virtual realizada el 24 de junio.
Calí Tzay, del pueblo Maya kaqchikel, invocó a los pueblos indígenas mucha fuerza para enfrentar la situación.
"Superaremos la crisis y construiremos sociedades justas, no racistas, respetuosas, solidarias, no discriminatorias, es decir, democráticas, y más humanas" concluyó en una intervención que compartimos a continuación:
Presentación en la Conferencia Virtual "Los Derechos de los Pueblos Indígenas al tenor del COVID-19"
Por José Francisco Calí Tzay
Relator Especial sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas
Iximulew, Kij Oxi Iq' Juna Beleje N'oj,
Guatemala 24 de Junio de 2020
Estimados Catedráticos y estudiantes de la Universidad Rafael Landivar,
Estimadas/os miembros de la Asociación de Estudiantes de Derecho,
Estimadas/os miembros de la KAS en Guatemala,
Estimadas colegas que me acompañan en este panel, distinguidas/os
Magister Francisco Golom, Magister Cinthya Fernández, Licenciada Soledad García Muñoz Relatora de los DESCA de la CIDH, Doctora Mara Elena Casaus Arzú Presidenta de la Fundación María y Antonio Goubaud
Buenas tardes a todas/os,
En estos tiempos de pandemia, me dirijo a Uds. para manifestar, en tanto Relator Especial de la ONU, mi preocupación y temores con respecto a la situación de los pueblos y de las comunidades indígenas del mundo.
Estimados/as en este momento, considero necesario reiterar algunos asuntos que ya he hecho públicos.
Antes que nada –teniendo como base las informaciones que he recibido– quiero saludar los esfuerzos de combate contra el virus que están haciendo las comunidades y aplaudir los planes comunitarios que, con pocos recursos, están implementando. Me siento orgulloso de saber que muchas comunidades están realizando acciones solidarias con sus vecinos y amigos no indígenas. También quiero saludar la solidaridad y la preocupación manifestada para con las comunidades indígenas por amplios sectores de nuestras sociedades.
Quiero decirles que, al mismo tiempo, no solo abrigo una preocupación, sino he visto y leído como se está concretando la negación o violación de los derechos que se han logrado en el plano internacional; en particular, me refiero a los derechos, libertades y obligaciones establecidos en el Convenio N⁰ 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes (1989), en lo que concierne al artículo 6 que regula la consulta, artículo 25 el derecho a la salud y a los contenidos en la Declaración de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas (2007) y/o en la Convención internacional de lucha contra todas las formas de discriminación racial (1964), específicamente la recomendación general número 23 del CERD.
En ese sentido hoy, tengo que decir que ningún derecho (obtenido en arduas y largas luchas) de los pueblos indígenas puede fallecer por causa del bicho que ataca a todo el planeta.
Va de suyo que los toques de queda, las cuarentenas y los controles sanitarios u otras medidas –sin ninguna duda– son necesarios, además, es una responsabilidad de todos velar para que, rigurosamente, se cumplan. Pero, debe quedar, absolutamente, claro que dichas medidas excepcionales, en ningún caso, suspenden, relativizan, hacen desaparecer o autorizan a ignorar aquellos derechos de los que los pueblos indígenas son titulares plenos.
No puedo dejar pasar, en este momento, mi preocupación por la situación de las tierras y de los territorios indígenas y, en general, por el goce y ejercicio de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. En este sentido he sabido que en algunos países se están suspendiendo, abruptamente, las consultas con los pueblos indígenas y también las evaluaciones de impacto socio/ambiental para forzar la ejecución de megaproyectos relacionados con la agroindustria, la minería, las represas y la infraestructura. Los derechos al desarrollo, la libre determinación y las tierras, territorios y recursos deben garantizarse para que los pueblos indígenas puedan gestionar en estos tiempos de crisis la promoción de los objetivos mundiales de desarrollo sostenible y protección del ambiente.
Me preocupa, profundamente, que algunos economistas estén planteando la urgencia de "relanzar las economías" de los diferentes países y para ello están proponiendo no respetar nada (derechos, convenios o declaraciones), pues los importante (para ellos) es "relanzar la economía". Sin ninguna duda, la crisis provocada por la pandemia, ha tenido consecuencias en las economías de todos los países, y los Pueblos Indígenas –como siempre– se llevan la peor consecuencia de esta crisis y el "relance" propuesto podría significar una arremetida voraz en contra de los derechos de nuestros pueblos y una campaña que puede arrasar nuestras tierras, los territorios y los recursos de nuestras comunidades.
Los derechos obtenidos por las pueblos indígenas no pueden quemarse en una pira con la excusa de erradicación de la pandemia; tampoco las comunidades de los pueblos indígenas deben transformarse en "zonas de sacrificio" en pos de un relance económico una vez superados, mitigados o controlados los efectos del virus.
Debe recordarse que los derechos ya adquiridos han sido definidos como "normas mínimas" para asegurar el goce y ejercicio de todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de los pueblos indígenas y sus comunidades.
La filosofía y la letra del Convenio N⁰ 169 de la OIT y de la Declaración de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas indican que las autoridades de las comunidades de los pueblos indígenas tienen el derecho a adoptar todas las medidas necesarias para asegurar el bienestar y la salud de sus comunidades.
Creo que es necesario recomendar a las autoridades gubernamentales y a las autoridades de las comunidades de los pueblos indígenas a:
- No escatimar esfuerzos para que las comunidades cuenten con la información (sólida, temprana y oportuna) para la prevención y la contención de la pandemia utilizando las lenguas indígenas.
- No ignorar el rol que pueden jugar las ciencias médicas indígenas y es recomendable establecer formas o espacios de trabajo y colaboración entre los agentes gubernamentales de salud y las organizaciones tradicionales de las comunidades indígenas en la distribución u obtención de los materiales (guantes, mascarillas, desinfectantes, etc.) y las campañas de información y prevención.
- Cabe recordar que las autoridades tradicionales de los pueblos indígenas, ante todo programa que se pretenda ejecutar en sus comunidades, tienen el derecho a ser informadas y consultadas previamente y las autoridades gubernamentales, según los instrumentos internacionales ya citados, están obligadas a proceder en consecuencia.
- Garantizar el aislamiento (oportuno y en condiciones adecuadas) de las personas contagiadas para evitar la propagación de la pandemia en las comunidades.
- Ayudar con alimentos e insumos para combatir el virus, principalmente, a ancianos, enfermos y familias numerosas o monoparentales.
- Recordar que, de conformidad con lo dispuesto internacionalmente, las autoridades tradicionales de los pueblos indígenas pueden, si lo estiman conveniente y oportuno, cerrar sus comunidades, declarar cuarentenas, establecer cordones sanitarios y adoptar medidas informativas, precautorias o preventivas que consideren adecuadas, oportunas y eficaces para combatir la pandemia.
- Recordar asimismo que las autoridades de los pueblos indígenas pueden y tienen el derecho a presentar proposiciones sobre las urgencias, los métodos y las formas para enfrentar el virus; dichas presentaciones deben recibir respuestas gubernamentales argumentadas y en tiempos razonables. Para los efectos prácticos de lo anterior, las autoridades tradicionales pueden firmar compromisos con las autoridades gubernamentales pertinentes, explicitando claramente las obligaciones de las partes signatarias.
- Aplazar, hasta que se supere la emergencia sanitaria, todo proyecto o programa que, directa o indirectamente, afecte o pueda afectar las tierras, los territorios, el ambiente, la salud y/o la cultura de las comunidades de los Pueblos Indígenas.
- Suspender todo proyecto que, antes de la pandemia, no cumplió con todos los requisitos necesarios de la, obligatoria consulta.
- Invitar a los bancos y a las casas comerciales a convenir, conjuntamente con las personas concernidas, las formas para aplazar (sin cargos adicionales) las cuotas de créditos o deudas que, dada la situación, no se puedan pagar.
- Estudiar cautelosa y detalladamente (dada la situación) la implementación de proyectos, programas o partidas presupuestarias ya aprobados (por haber cumplido las condiciones y requisitos requeridos) que contribuyen a la seguridad alimentaria o que persiguen mejorar las condiciones de vida de los Pueblos Indígenas.
- Buscar (en colaboración y consulta con las autoridades tradicionales reconocidas por las comunidades) formas seguras para garantizar la salida, la venta y la compra de productos necesarios para las comunidades o apoyar las iniciativas que ya están funcionando.
Hoy, no sabemos cuál es el derrotero que seguirá la crisis provocada por el COVID 19, pero debemos estar alertas porque existe el peligro que, para recuperar las economías, asistamos a una arremetida contra la Madre Tierra, acentuando el cambio climático, provocando más pérdida de diversidad biológica, y, las tierras, los territorios y las culturas de los pueblos indígenas pueden ser las "víctimas privilegiadas" del período post pandemia.
¡¡Mucha, mucha fuerza, mañana, mañana, superaremos la crisis y construiremos sociedades justas, no racistas, respetuosas, solidarias, no discriminatorias, es decir, democráticas, y más humanas!!
Gracias, muchas gracias.