La Covid podría provocar un hecatombe en el continente más pobre del mundo, había alertado entre otros la OMS. Sin embargo, hasta ahora los datos no han sido tan contundentes. Veamos algunos casos poco conocidos de respuestas eficaces e innovadoras a la pandemia.
Por Gisella Evangelisti*
3 de junio, 2020.- La Covid ya ha alcanzado los 54 países del continente, ha reportado recientemente la OMS, pero “sin la velocidad exponencial y el elevado número de muertes de otras regiones”, afirmó Matshidiso Moeti, directora regional para África de la OMS. Hasta ahora, una estimación prudente cuenta más de 120.000 contagiados y aproximadamente 3200 muertes en todo el continente. Repetimos, hasta ahora, pues se puede tratar solo de una bomba de tiempo.
¿Cuáles factores podrían haber influido sobre estos datos relativamente favorables? Uno se refiere sin duda a la edad de su población: el 60% de ella tiene menos de 25 años, mientras la Covid afecta sobre todo a la edad anciana. Otro es relativo a la densidad poblacional, inferior a la europea, (con excepción de Nigeria), y el menor volumen de intercambios entre países. Sin embargo, han sido importantes también las respuestas rápidas de los gobiernos, coordinados por la agencia sanitaria de la Unión Africana, que han procedido a dictar la cuarentena desde un mes, cuando en la Unión Europea no todos los países aceptaban la medida.
Pero, sobre todo, como señala la periodista británica de familia judío-africana Afua Hirsh en el Guardian, el hecho que en África no fueran al alcance de la población costosos tests u la hospitalización, ha favorecido, o mejor dicho, ha obligado la gente, a buscar soluciones creativas. En Senegal, por ejemplo, se está empleando un test que avisa en 10 minutos, con un coste de solo un dólar, si hay o ha habido contagio, mientras en Londres los tests de laboratorios privados cuestan 250 libras. Ya desde enero Senegal se había preparado a la pandemia cerrando las fronteras y trazando los contactos de los casos positivos. El gobierno había prometido que no faltaran camas de hospital para quien se enfermara entre los 16 millones de senegaleses, y hasta ahora ha podido cumplir. Todas las familias de las 30 victimas han sido conocidas por el gobierno, que ha pagado los funerales.
Foto: Telám.com.ar
Otro caso: Ghana, con sus 30 millones de habitantes, después de haber tenido su primer contagio el 12 de marzo, ha logrado testar 161.000 personas, identificando 6000 personas positivas, de las cuales unas 32 han muerto. Su habilidad, como reporta también el Washington Post, ha sido la de utilizar una técnica novedosa, que consiste en juntar en una vez 10 test, (pool testing) y si el resultado es positivo, pasar a un análisis separado, para detectar el caso infectado. Obviamente, si hay muchos infectados, el proceso se vuelve más lento, pero casi siempre, en la fase temprana de la epidemia, se puede ahorrar tiempo. Por otro lado, es importante el trabajo de prevención de los técnicos sanitarios, en gran parte mujeres, así como del voluntariado, para seguir los casos positivos, y realizar campañas de información, difundiendo canciones populares. En Madagascar, en cambio, hasta el presidente Andry Rajoelina, un dinámico ex disk jokey y ex alcalde de la capital, ha apostado a experimentar el uso de una planta conocida en la medicina tradicional, la artemisia annua, frente al coste excesivo y a la desconfianza (motivada) de la gente hacia la farmacopea occidental, distribuyendo la tisana a la población y a varios países cercanos, mientras un laboratorio alemán y la Unión Africana tratan de testar cuidadosamente su eficacia.
Otro caso interesante es el de Guinea Conakry, uno de los países más pobres de África, a pesar de sus riquezas mineras, donde solo el 18% de los alfabetizados es mujer. El actual presidente, Alpha Condé, de 82 años, ex profesor universitario en París, ha luchado por cuarenta años contra las dictaduras de Guinea, logrando ser elegido en 2010 en las primeras elecciones democráticas. Explica en una entrevista con el periódico italiano La Repubblica que Guinea ha sido uno de los tres países africanos más afectado por el Ébola en 2014, (que tiene una tasa de mortalidad del 50 o 60%), y por eso ha creado una red de laboratorios para detectarlo, que ahora sirven para la Covid. Durante la epidemia del Ebola la población aprendió a lavarse con frecuencia las manos, y ahora a mantener cierta distancia, y respetar el toque de queda. En cuanto a la situación de la mujer, Guinea ha aprobado una constitución que garantiza la paridad de género, prohíbe los matrimonios bajo los 18 años y la mutilación genital femenina, sabiendo que hay mucho camino por recorrer.
Mamadi Camara, ministro de Economía y Finanzas de Guinea. Foto: Emergence de Guinea.net
No hay espacio aquí para mencionar los grandes esfuerzos que están haciendo muchos otros países africanos para enfrentar la Covid, o también el caso insólito del presidente del Burkina Faso que ha renunciado a su sueldo, según reporta La Jeune Afrique, pero podemos concluir con dos observaciones. Una, la hace la mencionada periodista Afua Hirsh. Según ella, las experiencias de China y Corea del Sur podrían haber alertado Europa y América a prepararse con más eficacia a la pandemia, pero se lo ha impedido un cierto sentido de superioridad, lo mismo que no toma en suficiente cuenta también las lecciones que pueden venir de África. Si el test rápido de Senegal o el pool testing de Ghana se hubieran inventado en Europa, seguramente hubieran tenido más publicidad.
La otra observación la hace el presidente Alpha Condé. “Por cuantos esfuerzos puedan hacer nuestras poblaciones, (y entre ellas las heroicas mujeres), el cierre de los intercambios comerciales y la perdida de ingresos para el sector informal, que constituye al menos el 70% de la fuerza trabajo, harán hundir dentro de poco la economía africana”, afirma. “Por eso nuestros partners económicos deberían cancelar totalmente nuestras deudas públicas”, que como sabemos son cargadas de enormes servicios bancarios que las hacen eternas. Lo pide también la ONU: Hay que anular totalmente los 236 billones de dólares de la deuda africana, para que África pueda sobrevivir al choc de la Covid. Por ahora, el Club de París ha comenzado a suspender los servicios de la deuda de los países más pobres, mientras los demás están en la espera. En la Unión Europea, paralelamente se discute si apoyar o no económicamente los países “del sol”, o sea Españoles, Italianos, Portugueses, ahora duramente golpeados por la crisis, mientras cifras de vértigo se acumulan en las cuentas de unas cuantas compañías de la economía digital y del e-commerce, como Amazon, Facebook o Netflix, casi sin pagar impuestos.
“No podemos seguir igual, con lo que está pasando en el mundo. La lección de esta pandemia es que deberíamos poner de nuevo el ser humano al centro, al corazón de la ciencia y de la economía, y repensar nuestra humanidad.”, concluye el ministro de economía guineano Mamadi Camara. ¿Seremos capaces?
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*Gisella Evangelisti es escritora y antropóloga italiana. Nació en Cerdeña, Italia, estudió letras en Pisa, antropología en Lima y mediación de conflictos en Barcelona. Trabajó veinte años en la Cooperación Internacional en el Perú, como representante de oenegés italianas y consultora del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, en inglés) en países latinoamericanos. Es autora de la novela “Mariposas Rojas”.
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— Servindi (@Servindi) March 3, 2020