Servindi, 18 de mayo, 2020.- Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz e incansable defensor de los derechos humanos, envía un contundente mensaje a los gobiernos para que respeten los derechos de los pueblos indígenas y dejen de reprimirlos.
“Realmente, estamos muy preocupados por la situación de los pueblos originarios, la fuerte represión [que sufren] y el problema de la tierra”, declaró Pérez Esquivel en un video subido en su cuenta de gmail, el viernes 15 de mayo.
Exhortó al Gobierno argentino a proteger y respetar la Constitución nacional y los acuerdos estipulados en el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas.
“Si no lo hacen están violando el derecho de los pueblos originarios, están castigando la vida y el derecho de los pueblos”, dijo de manera contundente el también escritor argentino.
Pidió que las autoridades cambien de actitud, porque de lo contrario se recurrirá a los tribunales internacionales en defensa de los derechos humanos de los pueblos.
Pidió que las autoridades cambien de actitud, porque de lo contrario se recurrirá a los tribunales internacionales en defensa de los derechos humanos de los pueblos.
“No puede ser que los desmontes, la destrucción que están haciendo y la persecución que están sufriendo los pueblos originarios quede en la impunidad”, dijo el escritor.
El defensor de los derechos humanos, hizo un llamado a las autoridades para que recapaciten y tomen las medidas adecuadas para ayudar a los pueblos originarios de la Argentina a quienes considera como hermanos.
Recientemente, la Corte Interamericana de Derechos Humanos hizo pública una sentencia sobre el caso: “Comunidades indígenas miembros de la Asociación Lhaka Honhat (Nuestra Tierra)", donde se condena al Estado argentino por la violación de los derechos a la propiedad comunitaria indígena, a un medio ambiente sano, a la alimentación y al agua de los pueblos Wichí (Mataco), Iyjwaja (Chorote), Komlek (Toba), Niwackle (Chulupí) y Tapy’y (Tapiete).
El fallo marcó un hito importante en la lucha de los pueblos originarios por sus derechos colectivos, ya que es la primera vez que la Corte dicta una sentencia sobre la propiedad ancestral en Argentina y se pronuncia por una disputa territorial de tales dimensiones.