Servindi, 30 de julio, 2019.- Cadenas de nevados y lagunas cusqueñas, fuentes de agua para toda la región, son amenazados por concesiones mineras y nueve petitorios para explorar litio.
“Si las concesiones mineras prosperan, el riesgo es que nos quedemos sin agua”, así lo indicó el alcalde de Pitumarca, Benigno Fredy Vengoa Caro para el diario La República.
En el territorio de las comunidades campesinas de Cusco, Sallani y Phinaya, ubicadas en las provincias cusqueñas de Canchis y Quispicanchi, respectivamente, brota la fuente de vida que garantiza el abastecimiento de agua. Además, a casi seis mil metros de altura, los nevados y lagunas alimentan un vasto ecosistema de flora y fauna.
En esas comunidades amenazadas por la minería se pretende crear el Área de Conservación Regional de Ausangate (ACR Ausangate), dicha ACR garantizaría la protección de 72 534 hectáreas de montañas, glaciares, lagunas, animales y especies vegetales.
El proyecto nació en 2008 y, ocho años después, concluyó la redacción del expediente. La propuesta actualmente se ecuentra en manos de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) para su aprobación; sin embargo, el proceso de creación del ACR Ausangate está frenado.
Amenaza minera
El Instituto Geológico Minero y Metalúrgico (Ingemmet) otorgó las concesiones mineras y admitió los pedidos entre noviembre de 2018 y mayo de 2019, en una extensión de 13 400 hectáreas.
Se estima que 6295 se encuentran superpuestas al territorio del ACR Ausangate. Incluso dos están situadas en el nevado Quelccaya.
A pesar de ello, Vengoa Caro ha pedido la anulación de las concesiones y apuesta por la intangibilidad de este territorio.
“Aquí, en Pitumarca, tenemos claro que no queremos minería. El 3 de agosto, habrá una reunión para decidir qué acciones tomamos”, señaló el alcalde respecto a las concesiones mineras.
Sallani y Phinaya
La comunidad de Sallani, a 4500 metros de altitud, es la puerta de ingreso a la propuesta del Área de Conservación Regional Ausangate.
En las montañas, pastan alpacas, ovejas y llamas; en torno a las lagunas, habitan wallatas y gaviotas como también manadas de vicuñas y bandadas de aves, así como parejas de cóndores.
Evaluaciones ecológicas de expertos que formularon el expediente del área de conservación, indican que en el territorio hay 77 especies de aves, 25 de mamíferos y seis de anfibios.
La listae mencionan, al puma, taruca, sapo andino, cóndor andino, wallata y canastero frontirojizo. Se suman el flamenco chileno, el montañés barbudo y otros.
De la variada avifauna, una docena está en peligro de extinción, mientras que otras especies han sido catalogadas como “casi amenazadas” y hay especies “endémicas”. Se les llama así cuando su existencia está restringida a una ubicación geográfica muy concreta y fuera de ella no pueden vivir.
Mientras en la comunidad de Phinaya, a 5 900 metros de altitud, se encuentra la laguna Sibinacocha, la segunda más grande de Cusco después de Langui-Layo en Canas.
Sibinacocha se muestra como un inmenso depósito de agua dulce que surte del líquido al río Vilcanota, que a su vez da agua potable al 53% de la población de la provincia de Cusco, más de 427 000 habitantes.
La generación de energía eléctrica en la Hidroeléctrica Machupicchu y la agricultura también dependen de ella, pues su capacidad de almacenamiento llega a 110 millones de metros cúbicos de agua (m³/agua).
Dicha laguna se halla casi en el centro de una extensa red de lagunas de menor tamaño, por lo menos son cinco, además de bofedales. Todas las fuentes de agua se alimentan de los glaciares de la cordillera del Vilcanota.
“Sin el agua que da esta laguna, en temporada de sequía, no podría funcionar la hidroeléctrica y más de la mitad de los cusqueños dejarían de tener agua en sus casas”, precisa Porfirio Zegarra, especialista de la Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica (ACCA).
Una eventual desaparición de Sibinacocha y otras lagunas afectaría la crianza de camélidos sudamericanos, única fuente de ingreso económico de los comuneros.
En Sallani y Phinaya existen grandes extensiones de pastos naturales gracias a las lagunas y los nevados, donde cada productor cuenta en promedio con 100 o 200 cabezas de ganado. Hay otros, más prósperos, que poseen hasta 5000 ejemplares.
Ambas comunidades campesinas son las protectoras de esos recursos y saben que de ellos depende su supervivencia.
El gigante Quelccaya
El nevado Quelccaya, ubicado a 5650 metros de altura, es uno de los más importantes de la cordillera del Vilcanota y es parte de la propuesta de ACR Ausangate. Es un gigante en forma de domo (cima semiesférica) y es considerado como uno de los casquetes glaciares (masa de hielo) tropicales más grandes de la tierra.
Quelccaya supera en importancia a los glaciares Ausangate, Cuncapata, Sorañaño, Japupunta, Jatunhuma, Chumpe, entre otros.
Con sus 44 km² de masa de hielo, concentra casi el 20% de toda la capa glaciar de la cordillera del Vilcanota. Pero el calentamiento global empezó a derretirlo y una eventual luz verde para la explotación minera empeoraría la situación.
El especialista Porfirio Zegarra y el alcalde de Pitumarca, Benigno Vengoa, confían en que el Gobierno priorizará la protección de ese sitio natural. “Eso (el deshielo y la desaparición) se puede evitar”, dice Zegarra.
Según el Inventario Nacional de Cordilleras Glaciares del Perú, hecho en 2016 por el Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (Inaigem), la cordillera del Vilcanota, incluido el Quelccaya, desaparecerá en el año 2075.
Sucede que el área glaciar de la cordillera disminuyó de 495.05 kilómetros cuadrados (km²) a 255.44 km² en 53 años. Hubo un retroceso de 48.40% en medio siglo. “Sin embargo, esta tendencia se ha agudizado en los últimos años”, precisa Inaigem, dado que su tasa de retroceso anual es de 4.47 km².
La desaparición de la cordillera dejaría sin agua a gran parte de la población cusqueña. El río Vilcanota, que atraviesa y riega los campos de cultivo de ocho de las trece provincias de la región imperial, empezaría a sufrir estrés hídrico.
Cabe recordar que la cordillera del Vilcanota es la segunda cordillera glaciar más grande del Perú, después de la cordillera Blanca y según los especialistas, su desaparición sería una catástrofe.