Por José De Echave C.
CooperAcción, 30 de abril, 2019.- En medio del conflicto de Las Bambas y una tendencia al alza de los conflictos vinculados a la actividad minera, no está de más darle una mirada a las cifras globales de inversión minera y ver cómo se ubica el Perú en este escenario. La tarea es no sólo constatar tendencias, también es importante revisar las narrativas que se han impuesto en el país en los últimos años. Vamos por partes.
¿Qué dicen las cifras?
Las últimas cifras presentadas el pasado mes de marzo en la ciudad de Toronto, en la convención minera más importante del mundo (PDAC), confirman la estrecha relación que existe entre la evolución de los precios internacionales de los minerales y los flujos de inversión. Como se puede apreciar en el siguiente gráfico cuando los precios suben las inversiones aumentan y cuando bajan, todo indica que no hay manera de evitar que las inversiones también retrocedan.
Gráfico 1
Esto es bueno subrayarlo porque en nuestro país se construyó una narrativa a partir del año 2012, que explicaba el descenso de las inversiones en minería básicamente por factores internos: “la tramitología está espantando a los inversionistas”, “nos hemos vuelto demasiado exigentes en materia ambiental y social”, decían los voceros de la Confiep, la Sociedad Nacional de Minería y algunos analistas vinculados a estos gremios. La realidad era que la inversión minera se estaba cayendo después del súper ciclo de precios en todo el mundo, incluso a mayores tasas que en el Perú y comenzaron a recuperarse cuando los precios mejoraron.
Coincidente con la tendencia global, la inversión minera en el Perú se ha recuperado en los dos últimos años y todo indica que esta tendencia se mantendrá este año. Los sub rubros más dinámicos de la inversión minera en el Perú han sido el de la construcción de plantas de beneficio, equipamiento, preparación y desarrollo de proyectos.
Gráfico 2
Otro dato clave es que América Latina sigue siendo la región que capta los principales flujos de inversión a nivel global. Desde mediados de la década del 90 del siglo pasado América Latina se mantiene, con algunas altas y bajas en el primer lugar. El año pasado ha recibido el 28% (una participación menor en dos puntos porcentuales que el año 2017) de la inversión minera en exploración, superando a Norteamérica (23%), Asia/Europa (17%), África (13%), Oceanía (14%) y Asia Pacífico (3%).
Gráfico 3
El Perú ha mejorado su ubicación a nivel mundial: el año pasado ocupó el cuarto lugar como principal destino de la inversión minera y comparte con México el primer lugar en América Latina. Seis países (Perú, México, Chile, Brasil, Argentina y Ecuador) concentran el 90% de la inversión minera en América Latina.
Otro dato a tomar en cuenta es que mientras que a nivel global las inversiones en proyectos de oro representan el 50% del total de los emprendimientos mineros, en América Latina son los proyectos de cobre los que concentran los mayores montos de inversión. En varios países de la región ha aumentado la producción de cobre y de hecho dos países, Chile y Perú, ocupan los primeros lugares en la producción del metal rojo.
Gráfico 4
Finalmente, es importante notar que tanto los presupuestos como las compañías que exploran litio y otros metales menores como el cobalto a nivel global han estado aumentando de manera sostenida. Este dato es importante ya que en nuestro país se ha conocido el descubrimiento de un yacimiento de litio de talla mundial, en la meseta de Macusani, distrito del mismo nombre en la provincia de Carabaya.
Desde hace una década y media se venía explorando en la zona, aunque la pista seguida por varias empresas era la del uranio. Si uno revisa la cartera de proyectos de inversión que publica regularmente el Ministerio de Energía y Minas, hasta hace muy poco el proyecto de la empresa Macusani Yellowcake, filial de la canadiense Plateau Energy, aparecía como de uranio. Ahora el proyecto ha cambiado de nombre, se llama Falchani y aparece como un emprendimiento principalmente de litio que espera entrar en producción el año 2021.
El litio es un metal liviano, excelente conductor de calor y electricidad, que desde mediados de la década del 90 del siglo pasado comenzó a ser utilizado en las baterías que aportan autonomía energética a artículos tecnológicos y a los autos eléctricos. En la actualidad, el 40% de la demanda mundial de litio se utiliza para la fabricación de baterías y además el 90% de las refinerías se ubican en China. En la última década la cotización del litio prácticamente se ha triplicado.
Gráfico 5
Algunas conclusiones
– Una primera reflexión gira en torno a cómo caracterizar el momento que vive la minería. Repasemos: el período 2003-2012 fue la etapa del súper ciclo de precios de las materias primas, entre ellas las mineras, que alcanzaron picos históricos de cotizaciones y flujos de inversión. A partir de 2013, con la caída de las cotizaciones de los minerales, se inicia el denominado post súper ciclo, que, nos animamos a afirmar, llegó a su fin el año 2016.
Desde el año 2017 se ha iniciado un proceso de recuperación de las cotizaciones de los minerales que, como se ha visto, ha traído consigo la recuperación de las inversiones. Si bien las cotizaciones no se encuentran en niveles comparables con los momentos pico del súper ciclo, son lo suficientemente atractivas para dinamizar los flujos de inversión en varias regiones en el mundo: es el caso de América Latina y de países como el Perú, que presentan los más bajos costos de producción a nivel mundial, por ejemplo en metales como el cobre.
¿Cómo denominar este nuevo momento? En primer lugar habrá que observar si se confirma la tendencia de recuperación este año 2019 y si se sigue proyectando en los próximos años. En todo caso, estamos hablando de un proceso de recuperación de las inversiones y del dinamismo del sector a tasas más modestas, que se ha iniciado el año 2017 y que se apoya en la producción del cobre, otros metales no ferrosos y en menor medida en metales preciosos como el oro y la plata. Hay que destacar en esta etapa, el dinamismo de otros productos como el litio: América Latina cuenta con las reservas más importantes de litio a nivel mundial y países como Chile, Argentina, Brasil y Bolivia, ya se ubican entre los principales productores.
– A estas alturas, queda totalmente desmentida la narrativa que construyeron los sectores empresariales (Confiep y Sociedad Nacional de Minería) a partir del año 2013. Las inversiones mineras no cayeron por factores internos; cayeron sobre todo porque las cotizaciones internacionales comenzaron a retroceder. Lo mismo estaba pasando en todo el mundo, incluso a tasas mayores que en el Perú. Las cifras globales son concluyentes.
Sin embargo, la narrativa de la Confiep y la Sociedad Nacional de Minería dio sus frutos: desde el año 2013, el gobierno comenzó con los paquetazos ambientales, y la institucionalidad y los sistemas de certificación ambiental fueron duramente golpeados. En el conflicto de Las Bambas, se ha podido apreciar que un proyecto minero hoy en día puede ser modificado nueve veces, utilizando en gran medida los nuevos instrumentos creados por los paquetazos ambientales, como los Informes Técnicos Sustentatorios (Decreto Supremo 054 del año 2013), en tiempo récord y sin ningún mecanismo de rendición de cuentas.
– Un tema de reflexión adicional para nuestros gobernantes y para las propias empresas mineras es sobre la relación entre la rebaja de las exigencias ambientales y la conflictividad social. Queda claro que en el caso de Las Bambas, varios de los estallidos sociales han estado vinculados a los cambios realizados al proyecto. Se podría decir que, lejos de que más normatividad ambiental ahuyente la inversión, es al revés: la débil institucionalidad ambiental puede causar problemas serios a las inversionistas.
– ¿El conflicto de Las Bambas puede afectar el proceso de recuperación de las inversiones mineras en el país? Al margen de algunos impactos coyunturales que puede ocasionar un conflicto social, debe quedar claro que las inversiones en minería se mueven con criterios y perspectivas de mediano y largo plazo. Por ejemplo, no hay que olvidar que lo mismo se dijo en el contexto del conflicto de Conga: “las inversiones se van a ir del país”. Si uno revisa las cifras (ver gráfico 2), las inversiones mineras alcanzaron picos históricos, precisamente en los años siguientes al conflicto de Conga, lo que permitió prácticamente duplicar la producción de cobre en el país; nuevas minas (como Las Bambas y otras) y varias ampliaciones se concretaron y entraron a fase operativa.