Sputnik, 19 de abril, 2019.- La apuesta del Gobierno Boliviano por los biocombustibles no ayudará al desarrollo del país, dijo el representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Theodor Friedrich, según un medio local.
"Esa es una decisión fatal; no ayuda a la alimentación del país, no ayuda al medio ambiente, no ayuda al cambio climático, es una decisión que realmente no creo que debería apostarse", dijo el funcionario en una declaración divulgada por la Agencia de Noticias Fides.
Friedrich se unió a las críticas de organizaciones no gubernamentales contra el plan de biocombustibles iniciado el 2018 y presentado por el Gobierno.
Este, fue mostrado como un modelo de alianza entre los sectores público y privado por su capacidad de generar inversiones y reducir las importaciones de combustibles fósiles.
El representante de la FAO, en su primera declaración sobre el plan, advirtió que la ampliación de la frontera agrícola para producir biocombustibles provocaría la degradación del ambiente, deforestación y alteraciones climáticas, según Fides.
"También habrá una baja en la producción de alimentos porque también la productividad puede bajar", añadió Friedrich.
El Gobierno de Evo Morales, en una alianza sin precedentes con el sector agroindustrial de Santa Cruz (este), lanzó el año pasado el programa de etanol que prevé inversiones privadas.
Estas son de hasta 1.600 millones de dólares en cinco años. Además, son para ampliar los cultivos de caña de azúcar e instalar plantas de deshidratación de alcohol.
El plan arrancó con notable éxito, según el Ministerio de Hidrocarburos, que anunció para 2019 la comercialización de 150 millones de litros de etanol, como aditivo incorporado en la gasolina, el doble de lo programado inicialmente.
Las inversiones comprometidas por el sector privado apuntan a la duplicación de los cañaverales, unas 350.000 hectáreas, para alcanzar una capacidad anual de 350 millones de litros de etanol deshidratado, sin afectar la oferta interna de azúcar.
También en acuerdo con el empresariado privado, el Gobierno aprobó a principios de este año un programa de producción de biodiesel.
Esta se hará en base a la habilitación adicional de hasta un millón de hectáreas de cultivos de soja con semillas de una nueva variedad genética resistente a la sequía.
El representante de la FAO dijo que la nueva soja transgénica no constituía en sí misma un problema para la salud.
"El problema está en la combinación con herbicidas, ése es el problema", señaló.
En Bolivia solo está permitido el uso de semillas modificadas genéticamente en la producción de soja, pero los empresarios de Santa Cruz presionan por extender la biotecnología al maíz, sorgo y algodón.
A pesar que, en estos según el representante de la FAO ya se están utilizando semillas transgénicas "a escondidas".
La soja y sus derivados son el principal rubro de exportación de Bolivia, después de los hidrocarburos y los minerales.