Compartimos el testimonio de una arquitecta venezolana de padre italiano, que recientemente se ha refugiado a Barcelona dada la dramática situación en su país. La antropóloga Gisella Evangelisti interrogó sobre su historia personal y lo que ella entendió de la experiencia bolivariana. Evangelisti cruzó información y profundizó los datos y nos entrega un cuadro bastante matizado, que supera la clásica alternativa entre Maduro-revolución, o Guaidó-reacción. Un importante testimonio sobre un tema complejo, que resulta muy provechoso conocer.
Esperando el 23 de febrero en el puente Simón Bolívar
Testimonio recogido por Gisella Evangelisti.
25 de febrero, 2019.- Venezuela. Tierra de Miss Universo y caudillos, y paisajes de una belleza impresionante ... donde pueden hacerte seco por un teléfono celular. Un país con una cantidad desmedida de recursos, desde petróleo hasta oro, uranio, coltán y agua dulce, que lo convierten en el objeto de apetitos desmedidos de diversas potencias, desde Estados Unidos, Rusia y China, Irán y Turquía, mientras sus habitantes en los últimos años pierden días enteros por encontrar huevos, pan, o papel higiénico, en una guerra diaria por la supervivencia. Tres millones de personas han huido desde 2015 hacia los países vecinos de manera desesperada, incluso a pie. Manena Colasante, una arquitecta venezolana con apellido italiano, quien se encuentra viviendo este drama colectivo, tiene que decirnos algo más que lo que leemos en los periódicos.
"Soy hija de un milagro, dice ella, recordando su historia familiar, y tal vez mi país ahora necesita más que un milagro. Yo también resistí tanto como pude en estos últimos años difíciles en Venezuela, pero era imposible sobrevivir con una inflación de seis cifras. Ahora, a mis sesenta años vivo en Barcelona, estoy a punto de terminar mis ahorros de docente de arquitectura y será difícil encontrar aquí un trabajo adecuado. Pero si no encuentro algo mejor, me arremangaré y lavaré los pisos, como hacen otros amigos. Lo importante es mirar hacia adelante, no me han acostumbrado a quejarme cuando tantos están peor que yo.
Ya lo dije, soy hija de un milagro. Mi padre era un joven ingeniero italiano que participó en la Segunda Guerra Mundial como piloto de avión, sin creer en los sueños de grandeza de su país. Su avión fue alcanzado por bombas británicas en África y se incendió. Y milagrosamente, los británicos lograron rescatar esa antorcha humana, envolverla como una momia, darle una nueva medicina que era la penicilina, unir sus piernas y brazos a ganchos durante un año hasta que los huesos estuvieran soldados. Una historia que recuerda la de la película "El paciente inglés". Finalmente, un buen día “la momia”logró recuperarse y pudo reanudar su pasión como constructor. Pero esta vez probando suerte más allá del mar, en un país que estaba abriendo sus puertas a los europeos que trabajaban duro, "para ayudar a Venezuela a modernizarse". El país tenía siete millones de habitantes en un territorio tres veces más grande que Italia. Pero el día de su llegada, en noviembre del '48, el avión no pudo aterrizar en Caracas, sino que tuvo que desviarse a Nueva York durante 3 días, porque un golpe militar había derrocado al gobierno legítimo de Rómulo Gallegos, un escritor progresista, el primer presidente elegidos en elecciones democráticas. Uno de los conspiradores, Marcos Pérez Jiménez, quien se convirtió en dictador del '52 al '58, atrajo a un millón de europeos a Venezuela. Para evitar que los pobres planificaran un robo, los ponía en una prisión preventiva. Pero incluso el mismo Pérez Jiménez, con el tiempo, terminó en la cárcel por cargos de corrupción.
El italiano Colasante se instaló en un cobertizo para inmigrantes, durmiendo en un colchón en el suelo, con la maleta a un lado. Al día siguiente, la maleta había desaparecido, por lo que comenzó a caminar hacia la ciudad, con las manos en los bolsillos y la nariz en el aire, observando cuidadosamente el mundo tan vívido y colorido que veía por primera vez. Por suerte, se detuvo a observar un edificio en construcción. No le pareció muy sólido, y lo comentó con el maestro de obras, sugiriendo, si las aceptaba, unas alternativas. En breve, el italiano y el venezolano establecieron una compañía que prosperó y permitió a mi padre formarse una gran familia. Un detalle: mi padre no se hizo millonario porque a menudo entre sus clientes había quienes no pagaban lo debido, pero no por ello bloqueaba los trabajos. Para él, lo importante era terminar la construcción lo mejor posible, a veces sacando dinero de su propio bolsillo. Así era él. Todos nosotros, sus seis hijos e hijas, hemos estudiado para ser buenos profesionales. Nuestra universidad es la de los Andes, en Mérida. Vivimos los años Setenta como años de bienestar moderado, en una pacífica vida provinciana. Tuve una gran satisfacción cuando durante un post-grado en París, en un entorno internacional, con mis compañeros venezolanos gané un premio por un proyecto arquitectónico. Es decir, nuestra universidad venezolana nos había dado una buena preparación. Ahora, desafortunadamente, estamos en una situación caótica, las escuelas y los hospitales están desorganizados, los maestros se han ido porque no reciben sus pagos, los hospitales son agonizantes. En algunos casos los médicos que ganan algo en actividades privadas se prestan a servir casi gratis también en hospitales públicos, por un sentido del deber. ¿Cómo es posible, nos preguntamos, que este país que Colón llamó "un paraíso en la tierra", rico en recursos y minerales como para garantizar el bienestar de una población mucho mayor que la actual, haya llegado a esta crisis humanitaria, con un retorno de enfermedades ya desaparecidas, de la pobreza que había disminuido, hasta del hambre, con personas que han perdido 10 kg en un año en promedio?
¿Cómo es posible, nos preguntamos, que este país que Colón llamó "un paraíso en la tierra", rico en recursos y minerales como para garantizar el bienestar de una población mucho mayor que la actual, haya llegado a esta crisis humanitaria, con un retorno de enfermedades ya desaparecidas, de la pobreza que había disminuido, hasta del hambre, con personas que han perdido 10 kg en un año en promedio?
Una mirada a la historia nos muestra que, incluso después de la independencia, Venezuela estuvo sujeta a una letanía de caudillos criollos que gobernaron con puño de hierro, manteniendo sus trabajadores en la pobreza o en semiesclavitud en las haciendas. Cuando se comenzó a extraer petróleo en la década de 1920, los ingresos se destinaron a grandes empresas estadounidenses y a un pequeño grupo de burócratas y terratenientes locales. Fue esta situación de injusticia estructural la que creó las condiciones para el surgimiento de un Hugo Chávez en Venezuela, un hijo del pueblo que quería dar prioridad a los excluidos de la historia, es decir, la mayoría mestiza e india de la población. Chávez nació en una casa de barro y paja, se convirtió en militar y luego político con gran pasión y carisma, creo que fue el hombre más querido y odiado de su tiempo. Por la noche, se escapaba del cuartel para encontrarse con otros grupos, los guerrilleros de los años '70 y '80, para prepararse para la toma del poder en el '92. Lograron deponer al corrupto Carlos Andrés Pérez, (que había provocado cientos de víctimas reprimiendo en el '89, el "caracazo", una protesta contra el aumento del coste de la vida). Rafael Caldera, que lo sustituyó, otorgó la amnistía a Chávez. Chávez se fue a Cuba, donde se enamoró de la revolución, y también, dicen, de la macumba. Quería eliminar la pobreza y la difícil situación de los niños de la calle. Ganó las elecciones del '98. Así que entre himnos y banderas al viento se dio inicio a los grandes programas, las "Misiones" de salud y educación, la construcción de miles y miles de casas para los pobres, las cooperativas, la reforma agraria para distribuir las grandes haciendas. Con asambleas en los barrios para que la gente tuviera un papel activo en los cambios. ¿Quién lo apoyó? Un poco de todos, gracias a esta política de donaciones a los diversos sectores sociales, no sólo los pobres y los militares, que se encargaron de muchos ministerios, sino a las empresas, favorecidas por el cambio oficial de dólares. Y luego los prisioneros recibieron un salario sin trabajar, a cada familia se le asignó una tarifa mensual por los niños. Sin embargo, comenzaron a aparecer compañías fantasmas de chavistas para aprovecharse del cambio oficial. Hasta 2009-2010 el alto precio del petróleo permitió una política de regalías, y fueron importados 20.000 médicos cubanos para abrir consultorios en todos los rincones de Venezuela, pero hoy en día el precio del barril es muy bajo, ni siquiera hay fondos para los servicios esenciales. Escuché decir que los médicos cubanos no podían hacer mucho más que recetar paracetamol, pero ciertamente la Operación Milagro de 2004, que devolvió la visión borrosa por las cataratas a 1,5 millones de personas, fue algo memorable. En esos años Venezuela, uno de los países más pobres de América Latina, se sintió repentinamente importante. No solo podía ser muy generoso con los países del Caribe, Cuba en primer lugar, sino que incluso pudo permitirse regalar durante algunos años el diésel para calentar a miles de estadounidenses pobres, a petición de la fundación de un miembro de los Kennedy. Y en política exterior, uno podría olvidarse de ser parte del “patio trasero” de los Estados Unidos, tratando de fortalecer la alianza entre los países del sur con el ALBA (mercado común) y el Banco del Sur, como una alternativa al Banco Mundial. En resumen, fueron tiempos de orgullo nacional para Venezuela.
Pero ya en estos tiempos de vacas gordas había un defecto básico, en mi opinión. No se proporcionaron suficientes cursos de capacitación a los desempleados, no se les dieron suficientes incentivos para trabajar
Pero ya en estos tiempos de vacas gordas había un defecto básico, en mi opinión. No se proporcionaron suficientes cursos de capacitación a los desempleados, no se les dieron suficientes incentivos para trabajar. Al contrario, como ha reconocido también Pepe Mujica, el ex presidente de Uruguay, ha sido destruida una cultura del trabajo. ¿Por qué esforzarse por producir, si se podía importar todo? Y luego, el festival de las expropiaciones. Los chavistas iban con las compañías de televisión para filmar las intervenciones a las empresas, ¡fuera los dueños, hala! Un show. Y se llevaban todo. Pero luego sucedía que no sabían cómo hacer que funcionaran, y a partir de ahí comenzó el desastre, y empeoró por el hecho de que el precio del petróleo disminuyó, de $ 115 por barril en 2014 a 26 en 2016, mientras que hoy es de 70. Las cuentas estatales terminaron en rojo, y tuvimos que recurrir a Rusia y China para obtener préstamos sustanciales, a cambio de petróleo.
Hugo Chávez en PDVSA. Fuente de la imagen: Infobae
Podemos decir que Chávez pudo contar con el apoyo popular hasta al menos el 2004, aunque el descontento comenzó en enero de 2001, con una gran marcha de la clase media en contra de una reforma de la educación que favorecía el adoctrinamiento bolivariano (y luego se bloqueó). Pero un momento realmente crítico fue cuando Chávez decidió intervenir la empresa petrolera estatal, PDVSA, reemplazando sus funcionarios por personas ideológicamente afines al gobierno, obviando cualquier criterio meritocrático. Inmediatamente la oposición, los medios de comunicación, la Federcámara, las jerarquías eclesiásticas proclamaron una huelga general para destituir a Chávez. El 11 de abril de 2002 se organizaron dos marchas principales, una favorable y otra contraria a Chávez. Algunos francotiradores (luego capturados y liberados) dispararon contra la multitud que pasaba por el puente de Laguno, Chávez fue secuestrado y trasladado al fuerte Tiuna, todos pensaban que ya había terminado su ciclo político, pero Chávez renunció al poder para no alimentar una guerra civil. Mientras tanto, seis millones de personas salieron a las calles del país, para derrocar al líder golpista Pedro Carmona, de quien todos estaban insatisfechos, y reclamar el retorno de Chávez. Esta vez, Chávez, después de amnistiar a los rebeldes, decidió fortalecer su gobierno infiltrando miles de agentes secretos cubanos en el ejército, con el famoso “G2”. Tuvo que aceptar la derrota cuando propuso su reelección indefinida con un referéndum, pero en diciembre de 2007 se otorgó poderes de emergencia, primero ocho meses y luego otros en sucesión, introduciendo cambios en la Constitución. Luego cayó enfermo, y murió en 2013. Durante un tiempo pudimos ver cómo tenía tics cuando prometía cosas que no podía cumplir.
un momento realmente crítico fue cuando Chávez decidió intervenir la empresa petrolera estatal, PDVSA, reemplazando sus funcionarios por personas ideológicamente afines al gobierno, obviando cualquier criterio meritocrático
Estados Unidos siempre ha alentado a la oposición, pero mientras que con Obama un funcionario del gobierno declaró que no había necesidad de intervenir militarmente, porque Venezuela se estaba destruyendo a sí misma, con Trump se regresó al lenguaje arrogante de quien cree que América Latina sea el patio trasero de los Estados Unidos. Y ahora estamos presenciando un desafío entre dos presidentes, Guaidó y Maduro. Guaidó, el joven presidente de la Asamblea Nacional, según la Constitución, pudo asumir la presidencia transitoria del país dado que el otro presidente es considerado "usurpador" por haber sido elegido en mayo del 2018 en elecciones consideradas irregulares por unos cincuenta países. Alto y delgado, Guaidó advierte que, de seguir así, llamará al gran Tío Sam a intervenir en Venezuela. Promete una amnistía para todos los militares, si se rendirán, pero mientras tanto, "¡es importante que el ejército permita la llegada de ayuda humanitaria desde Colombia, especialmente medicamentos y alimentos, porque la gente se está muriendo por falta de medicamentos!", grita. "¿Pero qué crisis humanitaria? Aquí todo va bien”, proclama el otro presidente de bigotes, con el aire de alguien que acaba de levantarse de una mesa bien puesta. "¡Ay de vosotros si nos envían ayuda, no queremos limosnas! Al contrario, somos nosotros los que podemos darla". Y envía un barco de ayuda a Cuba, golpeada por un huracán. Mientras tanto, en las sombras se alinean y entrenan una serie de uniformados de varias pintas y colores, desde paramilitares rusos en defensa de Maduro, hasta los miles de cubanos a cargo de los servicios secretos, más unos grupos de disidentes del ELN y las FARC, otros de Hezbollah e incluso algunos grupos de Al Qaeda, dicen, si éstos les parecieran pocos. Por otro lado, el viejo Trump ha encargado para tratar los asuntos venezolanos, un personaje que más siniestro no podría, como veremos más adelante.
Me preguntan cuáles son mis principales razones del descontento contra el gobierno de Maduro. Muy simple, sobre todo la corrupción y el narcotráfico. El estado venezolano ha terminado en manos de una banda de criminales, lo digo en serio
Me preguntan cuáles son mis principales razones del descontento contra el gobierno de Maduro. Muy simple, sobre todo la corrupción y el narcotráfico. El estado venezolano ha terminado en manos de una banda de criminales, lo digo en serio. La cúpula del ejército todavía está aliada a Maduro gracias a los privilegios que se le otorgaron, desde la explotación de minerales del Arco Minero, hasta la administración de la petrolera estatal, PDVSA, y los puertos y aeropuertos donde se practica el contrabando, más la lucrativa gestión de alimentos que se distribuyen a la gente, un sector en el que se han hecho inmensas fortunas, si es verdad que por ejemplo una hija de Chávez, María Gabriela, que dirigió el comercio de alimentos con Argentina, tiene cuentas corrientes entre Andorra y los Estados Unidos con más de 4000 millones de dólares. Por otro lado, la esposa de Maduro, Cilia Flores, quien distribuyó cargos de funcionarios de gobiernos a unos cuarenta parientes, vio a dos de sus sobrinos (llamados por eso "narco-sobrinos"), capturados en Nueva York con 800 kg de cocaína.
Caso narcosobrinos: Antonio Campo Flores y Francisco Flores de Freitas después del arresto por parte de la Administración de Control de Drogas de los Estados Unidos el 10 de noviembre de 2015. Foto: Wikimedia Commons
En el uniforme de los generales de la Guardia Nacional Bolivariana hay estrellas que han dado el nombre al llamado "Cartel de los soles", una red de narcotraficantes, empleados o no en el estado, que operan con la protección de importantes autoridades del gobierno, como Diosdado Cabello, Tareck El Aissami, Nestor Reverol, Vladimir Padrino y muchos otros: hay una larga lista de personajes del régimen actualmente sujetos a sanciones y congelación de activos en varios países.
Luego está la distorsión de la legalidad, cuando se da permiso de matar a cuerpos paramilitares, como las FAES, presentadas oficialmente por Maduro en 2017 como fuerzas de élite para combatir los delitos y el terrorismo, mientras de hecho matan a opositores y personas comunes sin que nadie pueda hacer justicia. Luego están los "Colectivos", organizaciones paramilitares para la defensa de la revolución bolivariana, presentes en casi todo el país, pero que se dedican también a la extorsión y el secuestro. Ahora, como índices de violencia en Venezuela, estamos en segundo lugar en el mundo solo a Siria, que está en guerra. Podemos seguir hablando de la magistratura subordinada al gobierno, el oscuramiento de un canal histórico de Venezuela, el RCTV, o la grave erosión de la democracia, cuando en 2017 la Corte Suprema de Justicia (TSJ) le quitó poderes a la Asamblea Nacional o Parlamento, donde la oposición es predominante, imponiendo una Asamblea Nacional Constituyente, a favor del gobierno. Además de la desastrosa gestión de la economía, a la que ya he mencionado.
Por otro lado, es muy triste que el viejo Tío Sam ahora encargue de ayudar a "restaurar la democracia" en Venezuela a un personaje, Elliot Abrams, que organizaciones de derechos humanos como Human Rights Whatch y Amnistía Internacional denuncian por haber encubierto en la década del '80 las atrocidades cometidas por los ejércitos de Salvador, Honduras y Guatemala, entrenados y financiados por los Estados Unidos. Abrams llegó a negar la matanza de un millar de civiles, entre ellos mujeres y niños, en El Mozote en El Salvador en 1981, y mintió al Congreso negando el asunto Irán-Contra en el que estaba involucrado. Después de todo, fue el Congreso el que legalmente vendió las armas a la Guatemala de Rios Montt, se defendió Abrams. Rios Montt fue luego procesado como un criminal de guerra por ordenar la masacre de miles de indios, mientras que Estados Unidos continuó exportando "democracia" y destrucción a países ricos en petróleo como Irak y Libia. Se me paran los pelos de punta al pensar que personajes siniestros como Adams están encargados ahora de "arreglar” Venezuela.
Me gustaría gritarle al mundo que no solo hay blanco y negro, Guaidó o Maduro. '¡Basta con la guerra fría inventada por las grandes potencias y las empresas productoras de armas sobre la piel de la gente! En Venezuela hay también una población, y creo que ahora somos la mayoría, cansada de corrupción y mal gobierno, cansada de ser un territorio abierto para quien venga a entrenar sus milicias. No queremos volver atrás en los derechos fundamentales como la salud y la educación, y queremos que nuestros recursos sirvan a dar un futuro a nuestros jóvenes, sin ser obligados a robar o matar. Podría ser útil que la OEA y más países del mundo nos ayuden a organizar elecciones reales, con garantías internacionales. Aprecio que el papa, con palabras educadas, haya recordado a Maduro que le ha pedido una mediación, que cuando la hizo hace dos años, Maduro no cumplió una sola promesa, ¿entonces hijo, nos estás tomando el pelo?
Día tras día hemos visto agonizar nuestro maravilloso país, entre gente que muere desesperada y asesores cínicos. En este momento, en el nuevo puente Simón Bolívar, en la frontera con Colombia en Cucuta, los Tir cargados de ayuda (sobre todo medicamentos y leche en polvo) para el pueblo venezolano, son supervisados por el ejército colombiano y por los marines estadounidenses.
En el lado venezolano, los militares fieles al régimen están dispuestos para bloquear los Tir, flanqueados por grupos de jóvenes como Tupamaros y Colectivos, que gritan en coro "Seremos tu Vietnam", dirigidos a Trump.
"¡Los Estados Unidos deben eliminar las sanciones de las empresas que comercian con Venezuela, de manera que podríamos comprar las medicinas, en vez de recibir limosna!", gritan. "Quiero ver si tienen el coraje de bloquear la ayuda nuevamente, ¡serán responsable ante la historia de la muerte de tantos venezolanos que están enfermos!", insiste Guaidó. La tensión aumenta mientras se acerca el 23 de febrero, fecha límite establecida por Guaidó para hacer entrar la ayuda humanitaria por el Puente Simón Bolívar. Pide una avalancha humana pacífica que rompa el bloqueo militar. Mientras me preparo para lavar pisos, ruego a todos los santos que eviten otros baños de sangre en mi país y que prevalezca, al menos una vez, el siempre huidizo “bien común”.
---
*Gisella Evangelisti es escritora y antropóloga italiana. Estudió Letras en Pisa, Antropología en Lima y Mediación de Conflictos en Barcelona. Trabajó veinte años en la Cooperación Internacional en el Perú, como representante de oenegés italianas y consultora del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, en inglés) en países latinoamericanos. Es autora de la novela Mariposas Rojas.