Servindi, 9 de abril, 2018.- Fortunata María Huaquira y Rocío del Pilar Huaquira, campesinas víctimas de agresiones físicas y verbales por parte de la seguridad del proyecto minero Antapaccay de la empresa suiza Glencore, manifestaron que siempre van a luchar por el agua.
La declaración la hizo a la organización Derechos Humanos sin Fronteras, luego de que la semana pasada, cuarenta policías, además de funcionarios y fuerzas seguridad de Antapaccaay, llegaran a la comunidad Alto Huarca de la provincia de Espinar con la finalidad de desalojar a los campesinos que viven en la zona colindante al proyecto minero.
Fortunata Huaquira denunció que Glencore pretende cerrar el acceso vial de la comunidad y crear un ducto para llevar el agua ya que contarían con la autorización de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) que fue otorgada sin consultar a la comunidad.
Fortunata también denunció la agresión que sufrió por parte de la policía el pasado 3 de abril. “A mí me han agarrado diez policías y querían meterme al agua”, denunció entre lágrimas, y sostuvo que a su tía se la llevaron en una camioneta con la boca tapada.
Del hecho, responsabilizó a Jesús Díaz Soto y Marco Vargas Grandilla, este último habría tumbado a la tía de Fortunata, a pesar de esta ya habría estado enferma. “Si muere mi tía será por culpa de la mina Antapaccay”, denunció la campesina.
Además, Fortunata denunció la contaminación que hay en la comunidad de Alto Huarca, así como las rajaduras en las casas y los animales están muriendo.
Por su parte, Rocío Huaquira denunció la falta de apoyo judicial y el silencio de la ANA. Agregó que, luego de que los niños presenciaron la brutal intervención el martes último, se encuentran totalmente asustados.
Finalmente, se pronunció en contra de la contaminación y que sin han sido humillados es porque siempre se quedaban calladas. En este sentido, pidió al Gobierno defender a las campesinas y no a la mina.