Por Jorge Galindo
MIRevista Cultural, 14 de marzo, 2018.- En la década de los años ochenta del siglo pasado se popularizaron en Latinoamérica diversas corrientes del periodismo especializado y entre aquellas publicaciones que nos venían del exterior destacaba la legendaria revista de bolsillo “Selecciones Reader’s Digest”, que era un tipo de publicación miscelánea con diversos temas que abordaban lo científico, salud, social, etc. Siempre desde la mirada más occidental, la publicación tuvo sus inicios en 1940 y no sería hasta mediados de los años setenta que entra en escena su contraparte y principal competidora, la revista SPUTNIK editada desde la Agencia de Prensa Soviética Novosti en plena efervescencia del modelo social, político y económico de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas).
La publicación se empieza a editar y distribuir internacionalmente en 1967 y toma su nombre del primer satélite artificial de la historia, el Sputnik-1 que significa “compañero de viaje” y que fuera el primero de los satélites que pudo orbitar la tierra en el año 1957 lanzado desde el Cosmódromo de Baikonur en Kazajistán, en aquel entonces territorio de la antigua Unión Soviética.
La revista SPUTNIK mostraba contenidos diferentes a su contraparte occidental, artículos sobre como se vivía en el bloque soviético de aquellos años, el cine ruso, la gastronomía, el desarrollo de las industrias y la economía comunistas. Sus secciones principales se centraban en temas de interés internacional, historia y sociedad, difundiendo la paz mundial.
La publicación recibía muchas cartas de sus lectores de todo el mundo, realizaba concursos que tenían como premio, viajes turísticos a la URSS.
Entre las secciones curiosas destacaban la recomendación de libros, estrategias para jugar ajedrez, medicina natural con plantas, chistes y caricaturas de historietistas rusos.
En Latinoamérica la cultura y el modelo que fluía del bloque soviético fueron admirados y aceptados por diversos grupos empresariales, intelectuales y políticos de los países de la región. De esta manera el público lector de Sputnik eran ciudadanos de Argentina, Brasil, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia, Guyana, Uruguay y Venezuela.
Sputnik también fue distribuida en otros países como: Costa Rica, Cuba, Jamaica, México, Mozambique, Nicaragua, Panamá, Portugal, Puerto Rico, España, Estados Unidos y Francia.
En nuestro país el encargado de difundir y distribuir la publicación rusa fue Don Teófilo Luna Atayupanqui propietario de la “Librería Científica” ubicada en el Jirón Ica 441, Int. 103 Cercado de Lima quien desde el año 1968 importa todo tipo de libros de arte, ciencias, literatura, idioma ruso, etc.
Muchos de estos títulos provienen de la prestigiosa editorial soviética Mir Moscú. Don Teófilo fue invitado en varias ocasiones a visitar la Unión Soviética en agradecimiento por su labor de divulgación y distribución de la revista en nuestro país y también en Ecuador y Bolivia.
Sin embargo a inicios de la década de los 90s con la caída de la Cortina de Hierro la distribución de la revista también disminuyó. No obstante Sputnik siguió publicándose hasta 1997 pero el impacto que tuvo en su época dorada ya no fue el mismo.
En la actualidad existe un Blog que recopila ediciones y artículos de los mejores años de la revista www.sputnik87.wordpress.com. Se trata de un proyecto interesante que perpetua el legado de esta publicación que supo calar en sus lectores con un mensaje de “humanidad” al margen de las posturas e ideologías políticas.
La carrera espacial, la guerra fría y la sociedad que forjó la súper potencia rusa han dejado un legado imborrable en las páginas de la historia mundial.
Cabe añadir que desde el año 2014 viene funcionado la “Agencia Informativa Sputnik“, que difunde información de Rusia y América Latina acorde a las realidades y diversidades de estos tiempos de pesada globalización.
----
Fuente: MIRevista Cutural: http://culturamir.com/60-anos-del-sputnik-y-su-memorial-revista-en-tiempos-de-la-urss/