Por Roger Tunque
Servindi, 13 de junio, 2017.- Tras el anuncio del presidente de Estados Unidos, Donal Trump, de retirarse del Acuerdo de París, el manejo forestal por parte de las comunidades se convierte en la mejor estrategia de lucha contra el cambio climático.
Así lo dio a Conocer el exdirector de Greenpeace México, Raúl Benet, en una entrevista con EFE, donde también señaló que los plazos para el cumplimiento de algunas metas asumidas en el Acuerdo de París vencen el 2020.
Por este lado, se mostró poco optimista al afirmar que tecnológicamente no estaremos listos; sin embargo, enfatiza que con los bosques sí podremos, pues según afirma, éstos representan la mejor estrategia para un futuro inmediato.
Además, sostiene que los bosques “no solo no emiten bióxido de carbono sino que lo absorben, y podemos, con un buen manejo forestal, no únicamente reducir las emisiones como haríamos con un mejor motor o con un mejor combustible, sino incluso capturar más carbono”.
En este sentido, el también coordinador de Política Pública del Consejo Civil Mexicano para la Selvicultura Sostenible (CCMSS), sostuvo que es necesario lograr un manejo forestal adecuado, para lo cual se requiere un marco legal y una buena política pública de subsidios bien orientados.
“Las comunidades conocen sus bosques, dependen de ellos, y la política pública puede fomentar un manejo forestal comunitario que aproveche esa experiencia, así como la circunstancia de que los bosques están habitados y pertenecen a las comunidades”, sostuvo el especialista.
Contexto mexicano
Según las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al 2016, México cuenta con más de 690 millones de hectáreas de bosques y selvas, de las cuales el 80 por ciento es propiedad de ejidos y comunidades, muchos de ellos indígenas.
En la actualidad, 5 millones de hectáreas de bosques son manejadas por empresas forestales comunitarias; sin embargo, de acuerdo al Programa Estratégico Forestal 2025 de México, esta cifra podría alcanzar los 21,6 millones de hectáreas de bosque y selvas que podrían incorporarse a esquemas de manejo forestal.
“Un ecosistema que es aprovechado de forma racional y con visión de largo plazo por sus legítimos dueños, no sólo les asegura una vida digna, sino que además garantiza la conservación de la biodiversidad, nos provee de agua, captura carbono y ayuda a regular el clima”, sostiene Benet.