Entre otros, en la gráfica se distinguen algunos de los históricos fundadores del Congreso Nacional Indígena: Félix Serdán (q.e.p.d.), Noé Torres (q.e.p.d.), Teófilo Soriano (q.e.p.d.) y Juan Zimbrón (Veracruz), Antonio Hernández, hoy injustamente preso en Chiapas. Gracias al Creador, Margarito Ruíz y quién estos escribe, aún seguimos en la batalla. CDMX, Foto de archivo. Octubre de 1996.
Por Marcos Matías Alonso
30 de mayo, 2017.- Han muerto varios de nuestros hermanos mayores que participaron en el primer Congreso Nacional Indígena (CNI), de aquel octubre de 1996. Don Félix Serdán (Morelos), Juan Zimbrón (Veracruz), Teófilo Soriano (Oaxaca), Juan Chávez (Michoacán), Efrén Capíz (Michoacán), Noé Torres (Michoacán), Juana López (Oaxaca) y Alberto Simón (Hidalgo). Varios, aún seguimos en la brecha.
Ellos murieron con la convicción que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) no se proponía tomar el poder por ninguna de sus vías. Nuestros mayores murieron con el pensamiento que el “EZLN no se alzó en armas para terminar siendo parte del Gobierno, para ser presidentes municipales, Gobernadores o Presidentes de la República” (J/27/12/95).
Hoy el escenario de las decisiones políticas ha cambiado. Varios de los fundadores del CNI estamos en distintas trincheras: partidos políticos y organizaciones independientes de la sociedad civil.
No hay un solo camino. Al correr del tiempo la historia nos ha dado la razón: es nuestro derecho luchar por el Poder y por los espacios políticos que deben ser para los representantes de nuestros pueblos.
No hay un solo camino. Al correr del tiempo la historia nos ha dado la razón: es nuestro derecho luchar por el Poder y por los espacios políticos que deben ser para los representantes de nuestros pueblos.
Ni MORENA, PRD o MC, no son enemigos de la iniciativa que hoy lanza el CNI. No nos equivoquemos de aliados ni de adversarios. Los indígenas que militamos en los partidos políticos, no somos ni queremos ser sus enemigos. Desplomemos nuestra fuerza contra la clase y el poder político que por décadas ha sojuzgado nuestra nación. Esta es la bandera de unificación que reclama nuestra patria. Ese el futuro que demandan nuestras próximas generaciones, que es hoy. No hay tiempo para el mañana.
Es la hora de la unidad de los mexicanos dignos: indígenas y no indígenas podemos y debemos hacer causa común.
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* Marco Matías Alonso es investigador titular del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).