Varios factores inciden en los peligros que acechan a la cadena alimentaria, como la agricultura intensiva, la deforestación, el sobrepastoreo y el cambio climático.
Por Baher Kamal
ROMA, 22 feb 2017 (IPS) - Parecería la versión moderna y sin fin de las siete plagas de Egipto: vacas locas, gripe aviar, pescado contaminado con plomo, gripe porcina y langosta del desierto, la más peligrosa de las plagas migratorias, por no mencionar a la roya agresiva, que pone en riesgo a los cultivos de trigo en tres continentes. Pero hay más.
La contaminación de alimentos, que puede ocurrir en cualquier momento de la producción o de la comercialización, enferma a una de cada 10 personas en el mundo, unas 700 millones al año, y deja a 420.000 muertas.
Las enfermedades y las pestes que afectan a plantas y animales comprometen la disponibilidad y la higiene de los alimentos a diario, además de otras varias sustancias contaminantes, subraya la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
“Eso ocurre en granjas, fábricas, en los hogares, en agua salada o dulce, al aire libre y en medio de bosques densos”, alerta la FAO.
Más de 70 por ciento de las nuevas enfermedades de los humanos son de origen animal, y corren el riesgo de convertirse en grandes problemas de salud pública, según la FAO.
Ya sea en forma de patógeno, de insectos o de sustancias tóxicas, los riesgos se propagan ahora más rápido y más lejos, lo que dificulta la implementación de respuestas efectivas y oportunas y pone en riesgo el suministro de alimentos a la población, así como la salud y los modos de subsistencia, cuando no directamente la vida, precisa la agencia.
Más de 70 por ciento de las nuevas enfermedades de los humanos son de origen animal, y corren el riesgo de convertirse en grandes problemas de salud pública, según la FAO.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la gran mayoría de las personas sufrirá una enfermedad derivada de los alimentos consumidos en su vida, lo que subraya la importancia de asegurarse de que estos no estén contaminados con bacterias, parásitos, virus, toxinas o químicos que podrían resultar peligrosos.
“Los alimentos pueden contaminarse en cualquier punto del proceso de producción, distribución y preparación. Todo el mundo en la cadena productiva, desde el productor hasta el consumidor, es responsable de garantizar que lo que comemos no cause enfermedades”, explica.
La FAO recuerda que con el mayor número de personas, plantas y animales que viajan, también se trasladan patógenos.
“Desde las plagas que amenazan las plantas y los árboles, las enfermedades que pasan de animales a humanos, los contaminantes que afectan el agua y los suelos y los cambios drásticos en la variabilidad climática, no hay límites a los riesgos sobre la cadena alimentaria”, alerta.
Además, la FAO subraya que una tercera parte de la producción global de cultivos se pierde cada año a causa de insectos o enfermedades de plantas que pueden propagarse por varios países o de un continente a otro.
Causas de las amenazas que pesan sobre la cadena alimentaria
Varios factores inciden en los peligros que acechan a la cadena alimentaria, como la agricultura intensiva, la deforestación, el sobrepastoreo y el cambio climático.
Además, los conflictos, los disturbios y el comercio globalizado aumentan la probabilidad de que aparezcan más amenazas, que se propagan de un país a otro y se vuelven devastadoras en los nuevos países infestados, añade la FAO.
“Los alimentos pueden contaminarse durante el procesamiento y la comercialización, y como es común que eso suceda en diferentes países, es cada vez más difícil identificar el punto de contaminación”, explica.
Para hacer frente al creciente número de enfermedades y de plagas transfronterizas que afectan a plantas y animales, la FAO publicó “Evitar los riesgos para la cadena alimentaria”, una serie de herramientas y métodos de prevención de emergencia.
El documento muestra cómo la prevención, las alertas tempranas, la preparación, la buena gestión de la cadena alimentaria y las buenas prácticas pueden mejorar la seguridad y la protección de la misma y así salvar vidas y modos de sustento.
“Proteger la cadena alimentaria se volvió cada vez más difícil en un mundo cada vez más interconectado y complejo”, precisó el director general adjunto de la FAO, Ren Wang.
“Por eso creemos que es importante que los sectores que participan en la producción de alimentos, el procesamiento y la comercialización analicen las actuales y las posibles amenazas y ofrezcan respuestas concertadas”, subrayó.
El papel de las nuevas tecnologías
El documento de la FAO sostiene que el enfoque multidisciplinario permite ofrecer respuestas de forma oportuna, el que incluye el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación para evitar y controlar las amenazas trasfronterizas, facilitando el intercambio de información.
Por ejemplo, en Malí, Uganda y Tanzania, los ganaderos usan EMA, una aplicación para recolectar en sus teléfonos inteligentes información sobre enfermedades animales registradas en el campo.
Los datos se envían en tiempo real al Sistema Mundial de Información sobre Enfermedades Animales (Empres-i), en la FAO, desde donde se comparte a escala nacional, regional y global, lo que facilita el análisis oportuno para ofrecer una rápida respuesta a las enfermedades desde sus inicios.
Más de 70 por ciento de las nuevas enfermedades de los humanos son de origen animal, y corren el riesgo de convertirse en grandes problemas de salud pública, según la FAO.
En Uganda, el sistema de vigilancia aumentó a más del doble en los últimos años el número de enfermedades denunciadas en el Centro Nacional de Epidemiología y Diagnóstico de Enfermedades Animales, lo que representa la alerta temprana que necesitan los productores de animales y agricultores para responder mejor a los brotes de enfermedades.
Las herramientas móviles también se desarrollaron para supervisar la roya del trigo, una enfermedad fúngica que destruye los cultivos sanos, lo que permitió a los funcionarios de extensión y a las instituciones de investigación intercambiar información de forma regular sobre su ocurrencia.
“La langosta del desierto, la plaga migratoria más peligrosa, suele poner en riesgo el suministro de alimentos en África y Asia, pues un enjambre de 40 millones de langostas es capaz de comer la misma cantidad de alimentos que 35.000 personas”, subraya la FAO.
Gracias al sistema eLocust3, se mejoró la vigilancia de la langosta, y ahora se usa en los 19 países más vulnerables a la plaga.
El Marco de Gestión de Crisis de la Cadena Alimentaria, de la FAO, publica una vez por mes una nueva hoja informativa para ayudar a los países miembro y a diversas instituciones a hacer frente a las amenazas trasfronterizas. Además, publica un boletín de alertas tempranas de forma trimestral.
La información y la interconexión están, queda por ver si los gobiernos y las grandes corporaciones de la alimentación y la agricultura reaccionan a las plagas y a otros males y cuándo.
Datos clave: • En la década pasada, más de 70 por ciento de las nuevas enfermedades en humanos tienen origen animal; • Más de 200 enfermedades se transmiten a través de la comida y dejan 420.000 personas muertas al año; • Más de 3.000 millones de dólares se pierden en el mundo por enfermedades de los camarones; • Las enfermedades y las pestes que afectan a los cultivos son responsables de 30 por ciento de las pérdidas registradas en las cosechas del mundo; • Los insectos afectan a más de 85 millones de hectáreas de bosques; Fuente: FAO |
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Traducido por Verónica Firme
Publicado originalmente el 14 de febrero del 2017.