Desde que Kuczynski obtuvo facultades para delegar en materia energética y reestructurar a Petroperú, son nulas las noticias sobre los avances en este proceso. Entre renuncias del directorio y la polémica imposición de Vladimiro Huaroc, la reestructuración de la petrolera estatal parece estancada.

Por José Carlos Díaz Zanelli

Servindi, 14 de diciembre, 2016.- Uno de los caballitos de batalla de la campaña de Pedro Pablo Kuczynski en materia energética fue, sin duda alguna, el ofrecimiento de una reestructuración de la empresa petrolera emblema del país, Petroperú. No solo eso, sino que durante sus primeras semanas consiguió que el Congreso le delegará facultades para legislar en este ámbito. Al cabo de medio año de gestión, ¿cómo va la reforma en esta compañía?

Hasta hace unas semanas la reestructuración de Petroperú era dirigida por, Augusto Baertl, nombrado presidente durante los primeros días de la gestión de Kuczynski. Sin embargo, hace unos días él y todos los miembros del directorio de la compañía petrolera renunciaron tras el anuncio del ingreso de una persona incómoda a la institución: Vladimiro Huaroc.

Tras la sorpresiva renuncia de Baertl y su junta, el ministro de Energía y Minas, Gonzalo Tamayo, nombró al exgerente del Grupo Wiese, Luis Eduardo García Rosell como nuevo presidente. Hasta el momento el nuevo directorio de Petroperú no da noticias respecto a los avances en el tan promocionado plan de reestructuración que ofreciera Kuczynski. ¿Se estará ejecutando? 

Figura incómoda

Sin embargo, un tema que sale a la luz en medio de las últimas movidas al interior de Petroperú es el deterioro que ha sufrido la figura de Vladimiro Huaroc, recientemente nombrado Jefe de la Oficina de Gestión Social de la petrolera. Como se recuerda, el hoy simpatizante del fujimorismo fue en su momento dirigente y fundador del partido Fuerza Popular de Susana Villarán.

Su cambio de bandera política y el intento de comprar votos durante su candidatura como vicepresidente de Keiko Fujimori generó el repudio de varias figuras, entre ellas Susana Villarán, quien llegó a calificarlo como “traidor”. A tal punto llegó el desprestigio de la figura de Huaroc que su presencia en Petroperú generó la renuncia de todo el directorio.

De esta manera, en poco tiempo quien fuera en algún momento jefe de la Oficina de Diálogo de la PCM, encargado de solucionar conflictos sociales se convirtió en una figura conflictiva. Así las cosas, con la imposición de Vladimiro Huaroc en una de sus gerencias y con un directorio nuevo, Petroperú sigue sin mostrar síntomas de una reestructuración saludable. ¿Logrará hacerlo Kuczynski antes del fin del plazo de sus facultades delegadas?