Presentación del libro "Nugkui y las mujeres ceramistas del Cenepa" (Imágenes: Iván Herrera / Servindi)
Por Iván Herrera
Servindi, 3 de diciembre, 2016.- El libro "Nugkui y las mujeres ceramistas del Cenepa" es un homenaje a las mujeres awajún de las comunidades del río Cenepa, en el departamento de Amazonas, que a fines de la década de los noventa voltearon la mirada hacia sus conocimientos tradicionales para afrontar el impacto y los grandes cambios que el "desarrollo" trajo a sus vidas.
La publicación, presentada esta semana en Lima, recorre la historia de dicho proceso que tuvo en la cerámica su lado más visible fuera de las comunidades.
Mediante un notable trabajo fotográfico de Rif Spahni, fotógrafo español, el libro presenta el arte de la cerámica awajún y a las mujeres que lo rescataron del olvido en el marco del Programa de la Mujer Awajún del Río Cenepa, Nutrición y Salud de la organización indígena local ODECOFROC.
Rescatando la cerámica
El cariño por la gente y respeto por la autonomía de las mujeres y su cultura compartida fueron la motivación para que Irma Tuesta, mujer awajún del Cenepa, creara el Programa de la Mujer, en el año dos mil.
Dicha iniciativa abarcó varias líneas de trabajo como nutrición, salud, seguridad alimentaria, así como la recopilación de canciones, cuentos y otras líneas que incluso se articularon con las luchas por el respeto a los derechos colectivos de los pueblos indígenas.
Parte importante de su orientación fue promover la confianza de las mujeres en los recursos de su cultura e "impulsar su detallado conocimiento de agricultura y del bosque", así como alentar innovaciones para afrontar los "rápidos cambios económicos y culturales", refiere la publicación "Nugkui y las mujeres ceramistas del Cenepa".
A inicios del Programa, se identificó a la cerámica como un elemento de la cultura awajún con un gran potencial. Sin embargo, pocas mujeres conservaban el arte pues " los nuevos objetos de prestigio eran comprados a los comerciantes", señala el libro.
Además, "en las casas las mujeres habían reemplazado no sólo las ollas de barro por las de metal sino también por envases de plástico y aluminio las vasijas que han sido tradicionalmente el orgullo de las mujeres".
Pese a ello, tras más de diez años de trabajo y con limitados recursos financieros, el Programa acumuló, entre otros, logros importantes como la participación exitosa de la cerámica en concursos internacionales, la generación de ingresos para las mujeres y, sobre todo, que el arte de la cerámica otra vez sea transmitido de madres y abuelas a las nuevas generaciones.
Muy conmovida en la presentación del libro, Irma Tuesta agradeció a las personas e instituciones que colaboraron con el proyecto de manera desinteresada y recordó especialmente al compañero de su vida, su esposo Pedro García, abogado español que colaboró con el programa y falleció en 2015, dejando un invaluable aporte al movimiento indígena.
Y es que los logros obtenidos fueron posibles gracias a un equipo de personas que desde de dentro y fuera del Programa apoyaron la iniciativa de manera desinteresada, explicó Tuesta.
“Chinita”, como la conocen sus familiares y amigos, comentó también que nunca tuvo el interés de hacerse visible en los medios ni de hablar de política pues considera que defender el territorio y hacer política, "no es solamente hablar bonito", sino "trabajar con las señoras" y "defender los recursos del territorio".
Señaló que actualmente el trabajo del Programa de la Mujer es conducido por un “proyecto grande” y que espera que se siga el trabajo con el mismo respeto que su equipo ha tenido hacia las mujeres.
Ella, por su parte, continúa apoyando a las mujeres que no están incluidas en el actual programa.
Irma Tuesta nació en la comunidad de Wawain del río Cenepa y ha trabajado muchos años con su pueblo, por lo que fue reconocida por el Estado como Personalidad Meritoria de la Cultura, en 2009.
Irma Tuesta, fundadora del Programa de la Mujer del Río Cenepa Nutrición y Salud
Extrema riqueza
“Hay en el idioma awajún dos palabras: pobre y rico” afirmó Irma tuesta en la presentación. “El pobre (ujúna) es el que tiene su casa chiquitita poca chacra, poca comida. No somos así”.
Por otra parte, “el rico (tajímat) es el que tiene tres chacras, su casa bien grande, tiene bien limpio su espacio”, añadió.
La riqueza, para los awajún, está relacionada a la buena alimentación, buena posición y prestigio gracias al trabajo; mientras que la palabra "ujúna" o "pobre" es equivalente a un insulto.
De este modo, Irma Tuesta abordó el tema de la “pobreza”, con el que se ha identificado a su pueblo en los últimos años.
Lamentó que ahora se haya hecho creer a la población awajún que se encuentra en condición de "extrema pobreza", pese a los recursos y conocimientos que posee.
El jefe más grande del río Cenepa decía: 'Yo no quiero que estén pidiendo dinero, diciendo que somos pobres, eso no me gusta. Nosotros no somos pobres, nosotros tenemos recursos”, relató Tuesta.
Desde la misma perspectiva, "Nugkui y las mujeres ceramistas del Cenepa" cuestiona que el Estado considere en “extrema pobreza” a los awajún, aduciendo que “lo que consumen no es producto de un gasto monetario”.
“No importa que si sumando lo que aporta la chacra a la alimentación de estas familias, disponen en realidad de una canasta que valorizada en términos monetarios supera ampliamente la línea de pobreza” y con "alimentos de una calidad superior los que habrían adquirido si hubieran empleadodinero para adquirirlos", apunta la publicación.
"La etiqueta de pobres extremos no hace sino desvalorizar un modo de vida y los conocimientos asociados almanejo de los recursos y la producción de subsistencia", añade.
Dicho discurso promueve la migración en los jóvenes awajún para huir de la “pobreza” que “amenaza su futuro”.
“Lo más grave del asunto es que al ser declaradas ‘pobres extremas’ y con la posibilidad de ser enroladas en el programa estatal ‘Juntos’, las mujeres jóvenes piensen que vale la pena sustituir la seguridad alimentaria por un ingreso de beneficencia”, advierte el libro.
“El arte fluye solo, sale de sus manos”
A su turno, la artista plástica colombiana Ana Uribe destacó el valor de la cerámica awajún, tanto por su lenguaje como por su originalidad y por ser elaborada mediante técnicas ancestrales que le dan una especial distinción.
Uribe, que fue una colaboradora invitada por el Programa de la Mujer, consideró que lo más bello de esta cerámica es “su propio lenguaje”.
“Todas trabajan con punto la línea y el vacío, esos tres elementos hacen de todo, no hay cerámica que se repita. Para ellas es como un río que fluye. El arte fluye solo, sale de sus manos”.
Subrayó también que cada pieza es única, “no hay cerámica que se repita”, y que por ello carecería de sentido producir “quinientas piezas para Saga Falabella” pues cada una “tiene un lenguaje propio” y “sería un desperdicio que piezas de esta calidad se hagan para un sitio donde no las van a valorar”.
La artista describió algunas acciones que fueron emprendidas como la formación de coordinadoras que continuaran el proyecto y transmitieran el conocimiento. Así como la realización de concursos entre ceramistas.
Destacó también que la cerámica que una vez estuvo a punto de desaparecer “se haya ahora consolidado tanto que camina sola”, “ya no necesita sino compradores”.
Ella dio valiosos aportes en el proceso de recuperación de la cerámica awajún, como las innovaciones en el proceso de pigmentación de las piezas mediante el uso de tierras de colores, para que conserven su color. Ana Uribe fue reconocida por su respetuoso trabajo con las mujeres.
Ana Uribe, artista plástica colombiana colaboradora del Programa de la Mujer del Río Cenepa Nutrición y Salud
Alerta territorial
“Las comunidades awajún continúan experimentando presiones sobre sus tierras, situación que pone en riesgo los resultados del Programa de la Mujer y el futuro mismo de las comunidades”
Así lo advirtió Frederica Barclay, colaboradora del Programa de la Mujer, quien precisó que los indígenas continúan afrontando el largo conflicto una empresa minera que planea extraer oro en la fronteriza Cordillera del Cóndor.
Con ese fin, la empresa logró convencer al Gobierno para que un acordado parque nacional en la zona defrontera sea recortado en más del 50 por ciento a fin de destinar dicha área a la minería. Ello pese a que se trataba de una zona de frágil y valiosa biodiversidad.
Asimismo, Barclay alertó que existen planes para ”neutralizar la oposición de las comunidades” mediante su parcelación “con el argumento de que los centros poblados son mucho más civilizados que las comunidades nativas y , de hecho, con el propósito de disolverlas”, afirmó.
Indicó también que existen planes no consultados con las comunidades de construir una carretera -que ya ha sido iniciada- cuyo propósito principal es permitir que el Alto Cenepa, “se convierta en un gran frente minero y de colonización”.
Sin embargo, “a nadie parece importarle que las mujeres awajún quieran otro futuro para sus hijos y para su pueblo”, dijo Barclay, finalizando su participación en la presentación del libro.
“Nugkui y las mujeres ceramistas del Cenepa”, fue editado por el Programa de la Mujer Awajún, el Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA) y Nouvelle Planète.
Para adquirir ejemplares del libro puede escribir al correo: [email protected]
Frederica Barclay, colaboradora del Programa de la Mujer del Río Cenepa Nutrición y Salud