Por Francisco Vizconde
OtraMirada, 12 de septiembre, 2016.- El Frente Amplio (FA) nació como una tesis para impulsar la constitución del espacio amplio del progresismo peruano propuesto desde la izquierda. Fue concebido como el espacio de encuentro de las izquierdas y de éstas con los sectores progresistas demócratas: nacionalistas, cristianos, descentralistas, ambientalistas, movimientos cívicos pro derechos. Es decir, un frente no limitado a las izquierdas.
El FA era casi invisible cuando estuvo limitado a la estructura de Tierra y Libertad (TyL) antes de marzo 2016. Sin duda, un factor para ver la luz –entre otros– fue cuando las izquierdas que no están en el FA, en una clara expresión de solidaridad política y compromiso con la democracia, decidieron apoyar la candidatura de Verónika Mendoza.
Este apoyo fue clave para dejarse ver el espacio amplio del progresismo peruano, que es mucho más allá de la estructura de TyL, de las izquierdas y de los parámetros ideológicos. Es un espacio de la diversidad, cuyas expresiones organizativas dispersas obedecen más a demandas inmediatas en la ruta de negociación con el Estado, a la inclusión dentro del sistema y a una mayor democratización.
En su origen y en su perspectiva, el FA no es propiedad de ninguna agrupación en particular, ni de ningún liderazgo, ni de ninguna estructura. Se mostró como una posibilidad en la realidad de la elección de 20 congresistas y en el honroso tercer lugar de Verónica Mendoza en la primera vuelta electoral. Es una posibilidad que puede dar lugar a una nueva institucionalidad política, más allá de los resultados de la primera vuelta.
Asumir el éxito electoral del FA en la primera vuelta como propio y no reconocer que hubo una serie de factores concurrentes, es colocar una muralla de contención para pasar de la posibilidad a la probabilidad y de ésta a la realidad de nueva institucionalidad. Posiblemente el FA sea el espacio amplio por el que apostó el 18% del electorado peruano en la primera vuelta; es probable que este espacio electoral se esté diluyendo y dispersando por una realidad incomprensible: la colocación de obstáculos que impiden el despliegue de la gran potencialidad del espacio de encuentro entre las izquierdas y el progresismo peruano. El sentido de propiedad, o de apropiación, que distingue la conducta de quién tiene la legalidad del frente es, sin duda, una gran muralla que está logrando lo que la derecha no lo pudo en las elecciones: dispersión y nueva frustración.
Las perspectivas del FA
A futuro el espacio de FA no será el mismo, del cual una parte fue apropiada por TyL: su legalidad y las principales decisiones hasta la fecha. Por esta ruta, la perspectiva es el empequeñecimiento de la actual estructura, la misma que no permite su conexión dinámica con el sentimiento izquierdista y progresista de importantes sectores del pueblo peruano y de los grupos de izquierda que tienen interesantes núcleos de militantes y simpatizantes en distintas regiones del Perú.
El espacio amplio del frente está regresando a lo que fue antes de marzo de 2016: dispersión, “vuelta al barrio” local y regional, demandas inmediatas.
En sentido estratégico es necesario levantar una propuesta que se lance a evitar una nueva frustración, que proponga ideas novedosas sobre la legalidad del frente y su legitimidad. Mientras la legalidad se haga con el estilo parroquiano, siempre será considerada como una expresión de propiedad.
Por eso, es importante que los núcleos de militantes y simpatizantes izquierdistas y progresistas de las regiones avancen en la constitución de movimientos políticos regionales y ganen su propia inscripción electoral, apostando a ser bases organizadas del futuro del FA.
De ese modo, estos movimientos regionales inscritos se podrían convertir en el contrapeso de la apropiación del frente. En esta tesis está la idea que el espacio frentista se construye desde las regiones y no desde Lima.
La legitimidad será ganada en el propio proceso de su construcción, sin exclusiones ni vetos, considerando que las discrepancias son diferencias y expresiones de la diversidad, pero jamás confrontacionales. Será clave el entendimiento, primero, de las distintas expresiones del izquierdismo peruano: nacionalistas, socialistas, comunistas, ambientalistas, pro derechos de las minorías, regionalistas.
La clara definición de origen del espacio amplio del frente es el reto que aún sigue pendiente y que ha sido cuestionado por la práctica de quienes tienen la legalidad del Frente Amplio (FA).
Todo indica que el proceso del FA, de su legalidad y legitimidad, de su institucionalidad y liderazgos, podría volver a nacer.