¿Cuestiones de conservación versus medios de vida? Comprender la caza de animales silvestres implica conocer a la gente, la fauna y brindarle importancia a las cifras
Por Deanna Ramsay
CIFOR, 28 de agosto, 2016.- Para muchas personas que viven en zonas rurales del mundo, la caza de animales silvestres representa una fuente clave de proteínas y dinero extra. En Camerún, este trabajo puede derivar en un ingreso anual adicional de € 80, según un estudio reciente.
Definida por la Convención sobre la Diversidad Biológica en 2011 como “la utilización de animales silvestres en países tropicales y subtropicales con fines alimentarios y no alimentarios”, el debate sobre la caza de animales silvestres es un tema cotidiano y, al mismo tiempo, candente.
En un discurso titulado “Wildlife: A forgotten and threatened forest resource” (“Vida silvestre: un recurso forestal olvidado y amenazado”) pronunciado en la reunión anual de la Asociación para la Biología Tropical y la Conservación (ATBC por su sigla en inglés), el director del Programa de Investigación de CGIAR sobre Bosques, Árboles y Agroforestería, Robert Nasi, se refirió al tema de la carne de monte en las cuencas del Congo y del Amazonas.
“El uso de animales silvestres como recurso para la población local es un tema sumamente importante, que suele pasarse por alto. La caza y el consumo de carne de monte es extensa, esencial y aceptable desde el punto de vista social, aunque en los hechos, es una actividad delictiva en la mayoría de los países”, señaló.
Con el reconocimiento de que millones en todo el mundo utilizan animales silvestres para obtener alimentos e ingresos y de que estas prácticas pueden afectar la biodiversidad, los investigadores se están centrando en el grado de dependencia de las personas, intentando cuantificar algunas cuestiones, como las cifras de captura, las cantidades de consumo de carne de monte y los beneficios económicos percibidos.
Números redondos:
Generar datos adecuados de la recolección de productos de la fauna silvestre puede ayudar a dilucidar la importancia que esta tiene para los pobres, así como contribuir a los esfuerzos de conservación necesarios.
“Algunos grupos sostienen que la conservación de áreas es mala para la población local. Es posible lograr un equilibrio, pero se requieren mejores datos para determinar cómo se puede compatibilizar la protección de la biodiversidad y las necesidades de la gente”, comentó John E. Fa, investigador asociado sénior del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) y coordinador de la Iniciativa de Investigación sobre Carne de Monte (Bushmeat Research Initiative) de CIFOR.
Es necesario un mejor acceso a la información y a los datos de investigación en todos los campos y disciplinas. Considerando esto—y que la información disponible sobre la caza información es reducida y dispersa—, existe hoy un recurso que recopila conjuntos de datos sobre la caza de subsistencia y prácticas afines de todo el mundo, su nombre es OFFTAKE.
En la ATBC, Lauren Coad, miembro de la Iniciativa de Investigación sobre Carne de Monte, también se refirió a la base de datos que ella ayudó a desarrollar y que tiene el objetivo de brindar información precisa sobre la extracción de animales silvestres, así como ofrecer información que sirva de base para las políticas.
“Por lo general, la investigación sobre carne de monte es específica de ciertos lugares y está a cargo de organizaciones no gubernamentales y de académicos. Era necesario reunir estos datos, y seguimos agregando otros”, afirmó durante su presentación, que se centró en las cifras de consumo de carne de monte en África Central.
En un estudio publicado hace poco en la International Forestry Review, el científico de CIRAD-CIFOR Guillaume Lescuyer, junto con y Robert Nasi, examinaron otro aspecto de la ecuación de la carne de monte, al determinar los beneficios financieros (es decir, el comercio) y económicos (o sea, el autoconsumo) derivados de esta en todo el conjunto de actores de Camerún.
Se calcula que unas 552.000 personas en el país cazan a fin de generar ingresos, asegurar su subsistencia y una combinación de ambos. Lescuyer y Nasi calcularon un beneficio financiero neto de la caza en zonas rurales de € 10 millones al año y un beneficio económico neto de € 24 millones.
“La gente no ha mostrado mucho interés respecto a cuantificar la importancia de la carne de monte. Es por eso que decidimos realizar un análisis financiero; esto no se ha hecho antes en Camerún, y nuestros hallazgos son impactantes”, señaló Lescuyer.
Durante los últimos 25 años, se ha tenido una visión unidireccional sin éxito. Es hora de probar otra cosa. Es tiempo para legitimar el debate en torno a la carne de monte" Robert Nasi
¿Quiénes ganan y quiénes pierden?
Lescuyer y Nasi determinaron que la caza local era beneficiosa, con un margen de ganancia de aproximadamente el 22 %. Asimismo, concluyeron que las ventas anuales del sector de la carne de monte eran mucho más altas que las valoraciones oficiales anteriores, con un valor que ronda los € 97 millones. Esto implica una contribución al PIB de Camerún tan significativa como la del sector minero.
Una vez obtenidas las cifras que indican la importancia económica de dicha práctica para los pobres rurales y las economías locales y nacionales, emerge la pregunta: ¿son estas prácticas sostenibles?
Algunos dicen que no. Sin embargo, dado que las discusiones sobre la carne de monte pueden degenerar en los conocidos debates que oponen la conservación a los medios de vida, las cifras son, de nuevo, fundamentales.
Tras haber estudiado la carne de monte durante décadas, Fa observó que medir la sostenibilidad es una tarea difícil.
“Un problema es que sabemos muy poco sobre los animales tropicales y su biología, incluida la reproducción. Incluso teniendo datos abundantes sobre las especies que hay, también se requiere conocer las fluctuaciones de cuántos animales captura un cazador por día”, comentó. Y las cifras de consumo que surgen varían en comparación con las de extracción, por lo general.
Estas discrepancias implican que se necesitan más estudios sobre los animales tropicales y las prácticas humanas, indicó Fa.
Discutiendo alternativas
A fin de atender ambos problemas, los investigadores recomiendan una combinación de cambios en la práctica y medidas políticas gubernamentales.
Según Nasi, “hasta al 80% de los hogares rurales de África central y occidental dependen, en diferentes niveles, de la caza para cubrir sus requerimientos de proteínas diarias y de ingresos básicos. Una prohibición generalizada del comercio pondría en peligro tanto a los seres humanos como a los animales silvestres”.
Se ha recomendado desarrollar fuentes alternativas de proteína en las zonas rurales, trabajar para reducir la demanda en las zonas urbanas y aplicar prohibiciones sobre las exportaciones.
“Las carnes alternativas podrían ser una buena manera de disuadir a la gente de comer carne de monte, pero eso es más probable en las grandes ciudades porque no dependen de ella”, observó Fa.
Fomentar el consumo de otras proteínas es una meta a largo plazo, pero abordar el consumo urbano es fundamental a corto plazo, agregó Lescuyer.
En la ATBC, que tuvo lugar en Montpellier, Nasi discutió el problema de las exportaciones de carne de monte a Europa, abogando por una mejor aplicación de las normas. “Es posible caminar unos cinco minutos desde aquí y traer una pierna de antílope de una pequeña tienda de comestibles. No hay ningún motivo por el cual se deba comer carne de monte en Europa”.
Para los investigadores, es hora de utilizar cifras y datos recientes para aclarar una cuestión compleja.
“Durante los últimos 25 años, se ha tenido una visión unidireccional sin éxito. Es hora de probar otra cosa. Es tiempo para legitimar el debate en torno a la carne de monte”, afirmó Nasi.