La escuela siempre ha hablado de objetivos, proyectos, interdisciplinariedad, secuenciación, procedimientos, contenidos, actitudes, valores y normas. Y ahora le llega una revolución con el huerto escolar ecológico. A pesar de que la escuela sea un reflejo de la sociedad, debe evitar verse inmersa en la precipitación de la misma sociedad
Por Montse Escutia
21 de mayo, 2016.- El mundo en un clic no puede inundar las aulas. Las habas, tomates, coles, cebollas, fresas tienen un crecimiento pausado, armonioso. Por eso son tan buenas y nos aportan tantos nutrientes. Cuando el crecimiento de una planta se acelera el resultado es un montón de agua, con unas pocas sustancias nutritivas.
Derecho a una alimentación de calidad
Y cada vez más la gente se preocupa por su alimentación. Pero… ¿ya sabemos que la alimentación es un derecho universal? Y no cualquier alimentación: una alimentación de calidad, que nos nutra, no que nos harte. Por eso hay que hablar alto y claro y darlo a conocer, por eso hay que romper los tabúes. Entrar en los comedores escolares y gritar bien fuerte: “¿Qué menú de calidad puede valer 2,5 €?” Y gritar bien fuerte que trabajar la tierra no es ser un esclavo de ella, sino un lujo al alcance de muy pocos, que los agricultores son los guardianes de nuestra salud, los jardineros de nuestro paisaje, que hay que pagar un precio justo por los alimentos y que el gasto en alimentación no debe ser el primero en reducirse en tiempos de crisis, porque es una apuesta por nuestra salud.
La escuela juega más que nunca un papel capital cuando la sociedad ha perdido el rumbo. A pesar de todos los obstáculos, debe recuperar el protagonismo, la guía, el acompañamiento de los niños y niñas para convertirlos en ciudadanos autónomos, críticos y respetuosos con el mundo que les rodea.
Huerto escolar: la herramienta global
El huerto escolar como proyecto es una herramienta excelente. El huerto entra de lleno en esta mirada competencial que nos pide el sistema educativo. ¿Qué competencia queda al margen? ¿La competencia científica? ¿La artística? ¿La lingüística? ¿La autonomía personal? ¿La competencia ciudadana? … ¿Qué área dejamos fuera de estudio y análisis? ¿Matemáticas? ¿Ciencias sociales? ¿Ciencias naturales? ¿Música? ¿Tecnología? .¿Qué edad puede quedar excluida? ¿Los niños y niñas de 3 años? ¿Los de 10 años? ¿Los de 16 años?
La familia puede participar. Puede ser una excelente puerta de diálogo entre el profesorado y las madres y padres. Los abuelos recuperan el protagonismo y aportan conocimiento. Los inmigrantes no se sienten excluidos y hasta tienen el trabajo del huerto más cercano que nuestros hijos.
El huerto ha entrado en las escuelas y ha supuesto una revolución. Es un lugar seguro donde niños y niñas pueden experimentar directamente con la vida, con la naturaleza. Donde todavía pueden disfrutar de la conexión que como especie animal tenemos con la tierra que es nuestro hogar. El éxito estaba asegurado.
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Fuente: Ecoportal: http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Educacion-Ambiental/El-huerto-escolar-la-revolucion-en-la-escuela