Servindi, 4 de mayo, 2016.- El 2 de mayo cuatro sospechosos del asesinato de Berta Cáceres fueron detenidos tras varios allanamientos realizados de manera simultánea en la capital Tegucigalpa y en las ciudades de La Ceiba, Trujillo y Colón.
Los detenidos, a quienes se les acusa por la muerte de la líder indígena y de tentativa de asesinato contra su colega mexicano Gustavo Castro fueron identificados como Douglas Geovanny Bustillo, Mariano Díaz Chávez, Edilson Duarte Meza y Sergio Rodríguez Orellana, según informó Jury Mora, vocero del Ministerio Público.
Continúan hostigamientos
Tras cumplirse dos meses del asesinato de Berta Cáceres, líder del pueblo indígena Lenca y del movimiento campesino, continúan los hostigamientos a sus familiares, según lo denunció Laura Zúñiga Cáceres, hija de la reconocida defensora de los derechos humanos.
Según declaró, el seguimiento por parte de sujetos desconocidos se volvió frecuente a partir del mes de marzo, cuando ella junto a su compañero Camilo Bermúdez y otra amiga italiana se encontraban en una gasolinera en las afueras de Tegucigalpa, donde se percataron que estaban siendo vigilados.
Se trataba de un sujeto de estatura mediana y de tez trigueña oscura, quien vestía gorra gris, camisa verde con rayas blancas y pantalón jean, que —según las declaraciones de los jóvenes—, los observaba con mucho detenimiento, como si los conociera. Una vez que los jóvenes terminaron de llenar combustible, el sospechoso se comunicó con alguien por teléfono.
A raíz de esta situación, la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras emitió una alerta y pidió amplia difusión del tema a la comunidad nacional e internacional.
Laura, quien viajó a Washington, Estados Unidos, para demandar la conformación de un grupo de expertos similares al que actuó en el caso Ayotzinapa, en México, denunció haber sufrido al menos cuatro incidentes de hostigamiento desde que ella y su hermana, Berta Isabel, regresaron para instalarse en Honduras de manera indefinida.
Laura realiza denuncias frontales contra quienes ella considera responsables por el asesinato de su madre, señalando principalmente a la Empresa Hondureña de Desarrollos Energéticos (DESA), constructora que, desde el 2010 intenta desarrollar la represa Agua Zarca sobre el rio Gualcarque.
Su madre Berta Cáceres se convirtió en la cara más visible de la defensa de dicho rio, junto al pueblo Lenca.
“Crecí en un hogar dirigido sólo por mi mamá y desde temprano ella trabajó en la defensa de los derechos humanos. A mi madre le tocó vivir dictaduras, golpes de Estado y hasta hoy me motiva para continuar esta lucha”, manifestó Laura.