Por Jorge Agurto
Servindi, 11 de abril, 2016.- Los resultados electorales confirman el notable desempeño del Frente Amplio que a pesar de no contar con recursos financieros y haber sido víctima de una brutal guerra sucia, tiene el inmenso mérito de colocar en la agenda política aspectos claves de la agenda social, contribuir a renovar la forma de hacer política en el Perú y apuntalar una organización de frente político que cuenta con una importante bancada parlamentaria.
Diversos analistas como Steven Levitsky (1) y Antonio Zapata (2) centran sus análisis en la "revitalización de la izquierda" como sector político y aportan elementos que si bien no dejan de ser válidos y ciertos a mi entender no constituyen el eje o el centro de la renovación política.
Con quien discrepo es con el análisis facilista de Carlos Bedoya (3) que afirma que "cuando empezó el proceso electoral el Frente Amplio solo (sic) quería empezar a construir un proyecto de largo plazo", que hace cálculos electorales y añora la "unidad de las izquierdas" en abstracto sin considerar las diferencias sustanciales de estilo en la construcción de la propuesta política. Finalmente, Carlos Bedoya lanza el nefasto reto de "construir organización política (...) consolidando un frente de la izquierda (incluso pensar en un partido único)".
Desde mi punto de vista la contribución de Verónika Mendoza y el Frente Amplio al proceso de la lucha democrática en el país trasciende el campo de la "izquierda" y convoca tareas democráticas, patrióticas y nacionales de mayor envergadura, al que deben concurrir diversas opciones políticas (de izquierda, socialistas, ambientalistas, etc.) y de manera especial las organizaciones sociales del pueblo (campesinas, indígenas, laborales, de mujeres, jóvenes, entre otras).
El Frente Amplio ha hecho gala de otros baluartes más sustantivos, más allá de la contienda electoral, algunos de los cuales explico a continuación:
Verónika Mendoza en mitin de cierre de campaña. Foto: Jonathan Hurtado / Servindi
La renovación del programa político
El Frente Amplio ha construido un plan de gobierno y una propuesta política moderna, con un discurso renovado, coherente, y que se nutre de temas sustanciales de la agenda social.
La diversificación productiva para salir del extractivismo minero, el ordenamiento territorial, la atención prioritaria al sector agrario con fondos y apoyo tecnológico, el respeto a los derechos de los pueblos y comunidades indígenas, el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos, la pensión para las mujeres y los jubilados, la atención a la educación y la salud rural, son algunas de las propuestas sectoriales que estaban dispersas.
Al articularlas en un plan de gobierno y exponerlas como propuestas políticas nacionales, el Frente Amplio las ha potenciado en su alcance y significación y ha alimentado la vocación de gobierno de sectores tradicionalmente excluidos.
A las demandas sectoriales se agregan propuestas nacionales como el cuestionamiento a un modelo que no ha superado y, por el contrario, ha agravado la desigualdad, el cambio de la Constitución Política, la defensa del agua como derecho humano, la lucha implacable contra la corrupción mediante la muerte civil, entre otras propuestas que se han incorporado en el debate político.
Estas propuestas enriquecen y renuevan programáticamente la lucha política en el Perú y cabe destacar que son demandas de las organizaciones sociales que luchan cotidianamente por ellas. La sintonía del Frente Amplio con los sectores populares a donde ha llegado el mensaje fresco y renovado de Verónika ha sido contundente y se ha reflejado en su triunfo en regiones como Apurímac, Ayacucho, Cusco, Huancavelica, Puno y Tacna.
La renovación de la forma o estilo de hacer política
Verónika y el Frente Amplio han marcado un antes y un después en la forma de hacer política en el Perú al poner en práctica procedimientos de democracia interna en el estilo de construir el Frente Político del pueblo.
Las elecciones abiertas, ciudadanas y transparentes para elegir a los representantes a la presidencia y al Congreso de la República son el mejor procedimiento para romper y superar el poder amañado de las cúpulas y camarillas políticas que suelen momificarse en las organizaciones políticas, especialmente cuando están altamente ideologizadas y en ellas incuban los semidioses o dueños de la verdad.
El Frente Amplio ha tenido la virtud de abrirse especialmente a la juventud, dar espacio a las mujeres, a los representantes de organizaciones indígenas, y de esta manera ha mostrado apertura, inclusión y horizontalidad, y que son una de las claves de su éxito.
Para afirmarse como frente político, más allá de la coyuntura electoral, es menester seguir fortaleciendo mecanismos democráticos, y crear nuevos espacios abiertos y permanentes de debate y construcción política, que alimenten y retroalimenten sus lazos comunicantes con el pueblo.
Sería un grueso error que la fortaleza política del Frente Amplio se reduzca con el tiempo a los canales tradicionales de la representación parlamentaria y se diluya la relación umbilical, aún en ciernes, con el pueblo y que alimenta la gestación de un nuevo ser político aún en formación y consolidación.
La renovación del espíritu político
Pero sin duda, el mayor aporte de Verónika Mendoza y el Frente Amplio es haber despertado en sectores del pueblo la vocación protagónica por realizar grandes cambios. Haber despertado la energía renovadora y creadora de diversos sectores de la población tiene un valor extraordinario donde hasta hace poco predominaba la apatía y el conformismo.
El ánimo y el deseo de luchar, movilizarse, salir a las calles a debatir y exigir con carteles y consignas es una fuerza social y moral, un capital político que no atesoran otras agrupaciones políticas que guardan con el electorado que las respalda una relación más instrumental, mediática y mercantil.
Verónika Mendoza ha contagiado su entusiasmo, al reivindicar sentimientos como el amor, la alegría y la esperanza en una población que no ha perdido la dignidad y que está deseosa de cambios profundos, y con hambre de justicia social.
Verónika ha establecido canales empáticos de comunicación con esa población agobiada por el abandono de un Estado que vive de espaldas a sus necesidades, una población que observa cómo la corrupción se levanta en peso al país mientras que el poder del narcotráfico se solidifica y expande en las instituciones del poder político y en los propios partidos.
Esa empatía es posible porque Verónika es una mujer del pueblo, que encarna los valores de honestidad, consecuencia y coherencia que le permiten enfrentar con solvencia a sus contendores. La falta de tiempo y los pocos recursos impidieron contrarrestar la guerra sucia de calumnias, mentiras y temores sembrados por el poder mediático, el sector corporativo y sus voceros políticos.
Los desafíos políticos actuales
El domingo 5 de junio se realizará la segunda vuelta electoral y se definirá el escenario político de gobierno, donde se instalará —como una pesadilla de la historia— una bancada mayoritaria del fujimorismo y volverán a primer plano dantescos personajes que sectores ciudadanos creían ya superados.
Como lo advirtió Marisa Glave, una de las puntales del Frente Amplio en el nuevo Congreso, sería un error reducir el escenario de actuación política al ámbito parlamentario. Los jóvenes han demostrado que las medidas arbitrarias del Congreso pueden ser revertidas con la movilización ciudadana. Así lo demostraron con el caso de la repartija de los miembros del Tribunal Constitucional y con la ley Pulpín.
Además, como lo sostiene don Hugo Blanco, el espacio electoral es un espacio de lucha, no es el único y en ocasiones tampoco el principal. Por esto, un importante rol de la bancada parlamentaria del Frente Amplio es conjugar sus esfuerzos y contribuir a los procesos de organización y movilización ciudadana a fin de apuntalar procesos de cambio más trascendentales y profundos.
La lucha contra la corrupción, contra el TPP y los paquetazos normativos que debilitan la fiscalización ambiental y la seguridad jurídica de los territorios comunales emergen como temas claves de una agenda política parlamentaria que hay que construir de cara a las organizaciones sociales.
Los Panamá Papers, el caso Lava Jato, el financiamiento de la campaña electoral, los congresistas vinculados al narcotráfico, son además temas de suma importancia que requieren el concurso de la bancada parlamentaria articulada a canales de difusión ciudadana y al involucramiento de instituciones de la sociedad civil.
Se trata de un enorme trabajo que será posible manejar si la bancada se une y fortalece, afirma y capacita, consciente de su labor promisoria por la renovación auténtica y profunda del país.
En el parlamento actual, Verónika, a veces en solitario o con unos cuantos congresistas ocasionales, batalla con decencia frente a la canalla energúmena. Hoy ese camino se ve fortalecido con una bancada propia, con lazos vivos con el pueblo. El camino del cambio ya se inició. Por todo esto, por devolvernos la ilusión y la esperanza, ¡muchas gracias Verónika!
Notas:
(1) Steven Levitsky: "El resurgimiento de la izquierda", La República: http://larepublica.pe/impresa/opinion/758664-el-resurgimiento-de-la-izquierda
(2) Susana Mendoza Sheen: “La reorganización de la izquierda está en manos de otra generación, y de las mujeres”, diálogo con Antonio Zapata, en La Mula: https://susanamendoza.lamula.pe/2016/04/10/la-reorganizacion-de-la-izquierda-esta-en-manos-de-otra-generacion-y-de-las-mujeres/susysheen/
(3) Carlos Bedoya: "La izquierda ganó", en Otra Mirada: http://www.otramirada.pe/la-izquierda-gan%C3%B3