Por Carmen Blanco Valer*
3 de abril, 2016.- En las sociedades prehispánicas andinas las mujeres habrían tenido posiciones relativamente igualitarias en términos de acceso a recursos, poder y representación política. Esto debido a una lógica de género basada en la complementariedad horizontal entre lo femenino y masculino. Lo cual no significa que esas sociedades hayan estado libres de todo tipo de dominio patriarcal (1).
A partir de la invasión colonial la situación para las mujeres de nuestro territorio empeoró drásticamente. Ellas pasaron a ser sobreexplotadas como productoras campesinas dado que los varones eran enviados a mitas mineras. A raíz de la guerra de invasión estaban también expuestas al acoso sexual, a ser violadas u obligadas a convertirse en esclavas sexuales.
Pero además la conquista significó un despojo patriarcal de derechos. Por ejemplo, la pérdida de derechos en el acceso a la tierra y además la exclusión de espacios de representación política. Esto a raíz de que la colonización sustituyó el sistema basado en complementariedad con leyes feudales patriarcales y racistas.
Quizás por esa razón muchas mujeres fueron activas partícipes de los levantamientos indígenas. Por ejemplo, en la sublevación del Taki Onkoy y la rebelión tupacamarista de 1781 donde se destacaron lideresas como Micaela Bastidas, la cacica de Accos Tomasa Tito Condemayta, Cecilia Túpac Amaru, entre otras.
Verónika Mendoza, en Andahuaylillas, Cusco
Al sumarse y muchas veces liderar esos levantamientos las mujeres desafiaban no solo al yugo colonial explotador y racista, sinó también al pasivo rol asignado a las mujeres por el sistema de género patriarcal colonial que las excluía de la esfera pública y política.
Es con ese trasfondo de historia colectiva indígena femenina y sistemática marginación de las mujeres de liderazgos políticos durante más de 480 años que se torna interesante hacer una somera lectura feminista tanto de la candidatura de Verónika Mendoza como de los planteamientos en el Programa de Gobierno presentado por el Frente Amplio (2).
Ya a primera vista este parece diferenciarse de alternativas de izquierda anteriores al autodefinir a sus componentes entre otros como ”interculturales” y ”feministas”. Esto aparte de planteamientos relacionados a la justicia social, la redistribución de recursos y el cuestionamiento de la matriz productiva extractivista, etc.
Se puede por tanto interpretar el uso del término ”intercultural” como una ruptura con la historia de negación del Perú pluricultural y ver también la candidatura de una mujer andina con raíces en Quispicanchis, Cusco, una suerte de contrapeso al centralismo limeño/costeño que caracteriza nuestra historia política republicana.
De la misma manera, el uso de la estigmatizada palabra ”feminista” y el hecho de presentar como candidata a una mujer denota un desafío a la secular lacra patriarcal enraizada y adaptada en nuestro país. Este desafío incluye al machismo en el seno de la izquierda tradicional, para algunos de los cuales quizás sea un paso enorme respaldar el liderazgo de una mujer.
Pero aparte del simbolismo de la representación es necesario revisar también, aunque sea someramente los planteamientos programáticos del Frente Amplio en materia de igualdad de género con una perspectiva intercultural. Esto tomando en cuenta que el Frente se define como intercutural y a ésta como requisito indispensable para la construcción de un Estado Plurinacional (3).
En la lectura del programa del Frente Amplio resalta su categórica condena a todas las formas de violencia contra las mujeres. Esta es un problema importante en un país en el cual solamente entre el 2009 y el 2015 fueron asesinadas más de 734 (4) mujeres y que según la Defensoría del Pueblo ocupó el año 2013 el segundo lugar en materia de feminicidios en América Latina (5),
Anteriormente, no ha sido obvio que algún partido político haga visible la violencia contra las mujeres. Esto debido a que se ha preferido verla como ”problema familiar”, es decir como un tema privado y no como un problema social. Sin embargo el Frente Amplio denuncia la violencia sexista no solo en los hogares sinó también en los lugares de trabajo y en las calles.
Asimismo el programa del Frente, hace visible y valora las labores reproductivas que realizan las mujeres. De esta manera propone reformas que compensen el aporte que millones de mujeres de nuestro país realizan al cuidar niños, ancianos o enfermos en sus familias en forma no remunerada, sin derecho ni a seguro social ni a pensiones sociales.
Además, menciona en forma explícita en su programa a las mujeres indígenas señalando que estas ”sufren de una doble discriminación de género y de identidad”. Bajo ese punto señala, entre otros, el hecho de que muchas mujeres indígenas y campesinas no acceden a sus derechos de salud, educación, programas sociales, etc. por no estar documentadas, o por no dominar el idioma castellano.
El programa resalta también la necesidad de incorporar los saberes ancestrales, revalorar las lenguas de los pueblos originarios e incorporar perspectivas interculturales tanto en el sector salud como en la educación, a manera de brindar servicios culturalmente pertinentes.
Sin embargo esta perspectiva se contradice un tanto cuando se refiere a las mujeres indígenas y su situación desde una perspectiva solamente victimizante y no enfatiza quizás de forma suficiente su rol como gestoras sociales activas que durante cinco siglos han sido bastión de resistencia y recreación cultural de sus pueblos. Esta mirada con sesgo pater/maternalista no concuerda con la perspectiva de derechos que por demás tiene el programa en su conjunto.
Se trata de una ausencia que denota la necesidad de profundizar en los temas relacionados a la interculturalidad y la construcción de sociedades pluriculturales y del Buen Vivir, y también refiere a la omisión en el programa de la población afrodescendiente. La omisión del racismo como estructura dificulta un análisis más completo de la sociedad peruana. Es decir que al solamente señalar actitudes ”discriminatorias” se dificulta entender la situación tanto de los pueblos indígenas como la de los afrodescendientes quienes son afectados por el racismo como estructura opresiva, paralela y sobrepuesta a la estructura capitalista y la patriarcal.
Sin embargo el programa denota conocimiento y consciencia acerca de expresiones del sistema patriarcal relacionados a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Asimismo plantea explícitamente su intención de trabajar por despenalizar el aborto. Valiente planteamiento en un país donde las fuerzas conservadoras tienen mucho poder de opinion.
De la misma manera inspira respeto su posicionamiento respecto a los derechos de las personas LGBTI. En relación a esto plantea trabajar para aprobar la unión civil, el derecho de las personas a definir su identidad sexual y de género y combatir los crímenes de odio.
Las listas del Frente Amplio cuentan con lideresas de reconocida trayectoria en lugares elegibles. Tal es el caso de la lideresa indígena Gladis Vila Pihue, dirigenta de la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP) candidata al Parlamento Andino y Nelida Ayay, campesina defensora del agua de Cajamarca.
Igualmente están presentes mujeres que desde espacios urbanos y profesionales lidian contra agresiones del sistema y tejiendo alternativas. Es el caso de la joven Indira Huillca, activista feminista, ex-regidora de la Municipalidad Metropolitana de Lima, la candidata feminista Maria Ysabel Cedano activista, lesbiana, comprometida con la causa LGBT así como Rosario Grados, ex-dirigenta estudiantil conocida por su labor para derogar la Ley Pulpin.
Por todo ello es esperanzador e igualmente simbólico oír a Verónika Mendoza saludar a su público en quechua y apelar a los tutelares Apus y a la Pachamama en Andahuaylillas, pueblo de su infancia. Y también cuando se dirige de manera especial a las mujeres, en particular a las campesinas indígenas resaltando su rol de productoras y de paso condenando”las violencias que afectan a las mujeres” grabadas en las memorias personales de casi toda mujer.
Finalmente, cabe resaltar un aspecto del discurso de la candidata que difiere de la retórica política peruana tradicional tanto de derecha como de izquierda. Esta refiere al lenguaje incluyente cuando hace uso de las palabras ”compañeras y compañeros” de manera que sus planteamientos y propuestas vaya dirigidas también a nosotras, sus potenciales electoras.
Notas:
(1) http://www.chirapaq.org.pe/archivo-virtual/luna-sol-y-brujas-genero-y-cl...
(2) http://larepublica.pe/sites/all/themes/larepublica_zen/doc/minisites/ele...
(3) http://larepublica.pe/sites/all/themes/larepublica_zen/doc/minisites/ele...
(4) http://larepublica.pe/08-03-2015/mas-de-cien-mujeres-son-victimas-de-fem...
(5) http://www.defensoria.gob.pe/blog/erradiquemos-la-violencia-contra-las-m...
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*Carmen Blanco Valer es originaria del Cusco. Dedicada desde hace años a la temática de género en los Andes desde perspectivas interseccionales que consideran la sobreposición de clase, etnicidad y sexo. Autora del libro Las Hijas de la Pachamama editado en Ecuador, trabaja como educadora popular en Suecia donde también milita como activista de la solidaridad.
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Verónika Mendoza en el Congreso defendiendo el proyecto de Ley de acoso sexual: