Elena Burga Cabrera, directora general de Educación Básica Alternativa, Intercultural Bilingüe y de Servicios Educativos en el Ámbito Rural (Digeibira) del Ministerio de Educación, responde a las declaraciones del lingüista Rodolfo Cerrón Palomino quien sostuvo a un diario de Puno que la educación intercultural bilingüe era una farsa. Aun cuando las opiniones del investigador sobre el tema no son nuevas (ver), permite reflexionar acerca de las acciones que tanto la sociedad como el Estado deben asumir para preservar y recuperar las lenguas originarias en el país.
Las lenguas originarias sí pueden y deben fortalecerse y revitalizarse
por Elena Burga Cabrera
El lingüista Rodolfo Cerrón Palomino manifestó el pasado 12 de febrero en el diario Los Andes de Puno que las lenguas originarias desaparecerán en 40 años y que la Educación Intercultural Bilingüe (EIB) en el país es una farsa.
Sorprende mucho las declaraciones del doctor Cerrón Palomino en una región como Puno, donde un gran porcentaje de la población es quechua y aimara y se comunica en estas lenguas así como en castellano, y donde la EIB se viene desarrollando desde hace muchos años.
En la nota señalan que el doctor Cerrón es un abanderado del rescate de las lenguas, y por eso mismo nos preguntamos: ¿cuál es el rol de un académico y estudioso en el rescate de las lenguas?, ¿cuál es el papel que debe cumplir como abanderado del rescate de las lenguas?
El doctor Cerrón señala que la EIB no funciona y que es una farsa, y está en su derecho a opinar como cualquier ciudadano, pero tratándose de una persona con un gran nivel de reconocimiento, sería bueno que sus afirmaciones estuvieran acompañadas de algún tipo de evidencia.
El MINEDU, a través de la DIGEIBIRA, está haciendo grandes esfuerzos por cumplir con su deber de brindar un servicio de EIB de calidad, como lo manda la Ley General de Educación y tratados internacionales como el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, tratados que el Perú ha firmado y que tiene obligación de cumplir.
La EIB en el Perú se venía desarrollando desde hace décadas gracias principalmente a la cooperación internacional a través de algunas ONG y universidades preocupadas por el estudio de las lenguas, aunque muy lentamente. Pero a partir del Informe 152 de la Defensoría del Pueblo, el Estado peruano empezó a asumir su deber de brindar una atención educativa pertinente y de calidad a los estudiantes de pueblos originarios y que tienen una lengua indígena, implementando la Política de Educación Intercultural y Educación Intercultural Bilingüe, con un presupuesto importante y contando con un Plan Nacional de EIB, el mismo que ha pasado por un Proceso de Consulta Previa a los pueblos originarios a través de sus organizaciones representativas.
La EIB, como toda política pública que recién empieza a contar con los recursos necesarios y la voluntad política para su implementación desde el Estado, ha empezado a evidenciar que sí funciona precisamente cuando todos los componentes de calidad se ponen en juego: 1) maestros bilingües bien formados y capacitados, 2) una programación curricular que implementa una propuesta pedagógica de EIB, 3) materiales educativos de calidad en lenguas originarias y en castellano y 4) una gestión escolar con participación de la comunidad y los conocedores o sabios. El Plan Nacional de EIB contempla las metas año a año para que todas las instituciones educativas EIB cuenten con todos estos componentes de calidad de manera progresiva. Hasta la fecha, hay alrededor de 4 mil escuelas EIB en todo el Perú donde estos componentes se van articulando y se empiezan a ver algunos cambios y mejoras.
Precisamente, uno de los componentes de calidad es el docente, que debe ser bilingüe. Que los niños y niñas hablen también el castellano además de su lengua originaria no es motivo para no desarrollar la EIB. Por el contrario, hay que fortalecer el desarrollo de las dos lenguas, y para ello se necesita que los docentes sean bilingües. En Puno hay más de 15 mil docentes quechuas y aimaras que además hablan castellano (son bilingües), y con una buena capacitación y acompañamiento pedagógico en EIB, podrían y deberían ocupar las plazas de las instituciones EIB.
No sabemos en qué se basa el doctor Cerrón para decir “es pura figuración eso de que han publicado tantos y cuántos libros, o que están divulgando tal o cual lengua, todo es una farsa”. Es perfectamente verificable el número de materiales en lenguas originarias que ha publicado el MINEDU en los últimos tres años: alrededor de 300 títulos en 19 lenguas originarias. Estos materiales tienen un proceso muy riguroso de producción y son elaborados por los mismos maestros y maestras hablantes de lenguas originarias de las regiones donde se hablan, con el asesoramiento de un equipo técnico especializado de la DIGEIBIRA, que incluye educadores, antropólogos o sociólogos y lingüistas, muchos de ellos también hablantes de lenguas originarias.
Con relación a la normalización de las lenguas, hasta el momento se ha oficializado, luego de un proceso de consenso con las mismas comunidades de hablantes, los alfabetos de 32 lenguas originarias. Este año se concluirá el proceso de ocho lenguas más de las 47 que existen en el Perú (llegando a 40).
Decir que las lenguas originarias van a desaparecer es un tema de debate constante. Es probable que eso ocurra, pero también hay una tendencia mundial y nacional hacia la revaloración de las culturas originarias y las lenguas. Muchos jóvenes y adultos se lamentan hoy de que sus padres no les hayan enseñado y hablado en la lengua de sus abuelos desde niños/as, y hay un nuevo sentimiento de orgullo que poco a poco empieza a calar en muchos jóvenes inclusive de ámbitos urbanos, de padres migrantes.
El MINEDU y la DIGEIBIRA seguirán cumpliendo su deber de ofrecer un servicio educativo de EIB pertinente y de calidad con diversas formas de atención: EIB de fortalecimiento, allí donde los estudiantes hablan la lengua originaria como lengua materna; EIB de revitalización, allí donde la lengua se está dejando de lado; y tanto en ámbitos rurales como urbanos del país.