- ¿Hasta cuándo los trabajadores de la cultura popular vivirán una vejez penosa, morirán en la inopia y, ya fallecidos, serán objeto de lindos discursos que no consuelan ni remedian?
Por Leo Casas Ballón
Apenas supimos la noticia, todos transidos de dolor, muchos comenzamos a intercambiar llamadas telefónicas y mensajes por la pérdida de don Máximo Damián Huamaní, el gran violinista de Ishua, amigo entrañable de Arguedas.
Más que lamentarnos, tratamos de darle el homenaje que se merece, no con discursos laudatorios ahora ya insulsos, sino con arpas y violines, guitarras y charangos, quenas y sikuris, danzas, canciones y música de ese Perú profundo aún marginado, que Máximo Damián y su violín representan.
Buscamos coordinar la participación orgánica de la Federación de Instituciones Provinciales de Ayacucho y de la Federación de Instituciones de Lucanas, que representan a los migrantes de esas jurisdicciones en Lima.
Los amigos de don Máximo, los intérpretes y promotores del arte y la cultura andina, estábamos haciendo lo necesario para brindarle un gran homenaje en la Casona de la Universidad San Marcos, a donde sería trasladado del velatorio de su casa, hoy viernes. Luego, el sábado, serían las exequias, donde y como haya sido previsto por la familia. En esas estábamos, cuando nos enteramos que el Ministerio de Cultura está organizando un velatorio en el Gran Teatro Nacional.
Hubiéramos querido que así se disputaran el privilegio de atenderlo en vida, aliviar las dolencias que lo aquejaban desde hace ya varios años y procurar que recuperara su salud quebrantada.
La señora Isabel Asto, su esposa y ahora viuda, ha declarado que últimamente don Máximo debía acudir tres veces por semana a un establecimiento del Seguro Social para sendas sesiones de diálisis.
Este trajín era muy duro para el paciente y su famlia, aparte de lo costoso de los taxis. Isabel dijo que había pedido que lo hospitalizaran, pero quienes toman estas decisiones en el Seguro consideraron que no era necesario.
Los discursos, los aparatos florales ¿remediarán los padecimientos de este artista, que mereció el gran aprecio de Arguedas, quien le hizo una dedicatoria muy emocionante y conmovedora en su novela póstuma?
¿Hasta cuándo los trabajadores de la cultura popular en general y los músicos y cantantes andinos en particular, vivirán una vejez penosa, morirán en la inopia y, ya fallecidos, serán objeto de lindos discursos que no consuelan ni remedian?
Leo Casas y don Máximo Damián en Puerto Supe, en noviembre del 2013. Foto: La Mula |
Muchos artistas que conocieron a Arguedas y fueron motivo de elogiosos artículos de este gran amauta de la cultura andina vivieron, envejecieron y murieron igual. Entre ellos: el prolífico creador, arpista y director musical cusqueño Gabriel Aragón; el charanguista cusqueño Julio Benavente; Picaflor de los Andes y Flor Pucarina, grandes cantantes wankas; los excelentes violinistas, compositores y directores musicales Tiburcio Mallaupoma y Zenobio Dagha, jaujino y huancaíno, respectivamente; el virtuoso de la quena y extraordinario fotógrafo huancavelicado Teófilo Hinostroza; el eximio arpista huamanguino Florencio Coronado; la Pastorita Huaracina; el gran cantante, guitarrista y compositor Miguel Mansilla Guevara; el correctísimo cantante cajamarquino 'Indio Mayta'; el recordado 'Errante' Gilberto Cueva... solo para citar algunos.
¿Cómo viven ahora, cómo afrontan los achaques propios de la vejez, cómo van a volver al seno de la Pacha Mama personas tan queridas y valiosas, músicos, cantantes, compositores, pilares de nuestra identidad, tales como: Rascila Ramírez, Jaime Guardia, Ranulfo Fuentes, Estrellita de Pomabamba, Princesita de Yungay, Andrés "Chimango" Lares, Rómulo Huamaní, Eusebio Huamaní, entre otros?
Una sombra de tristeza empaña mi horizonte. Sin embargo, no quiero aceptar que el Perú digno y bello, fraterno, democrático y pacífico que inspiró mi juventud y guió mis pasos a lo largo de 75 años...¡es inviable!
Maestro don Máximo Damián: ¡no has vivido en vano! El sonido de tu violín no se apagará jamás. En tu nombre nos uniremos, tocaremos y cantaremos más fuerte que nunca. Tranquilo espera. Seguiremos tu camino...